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Familia numerosa

  • Joaquín congrega en Heliópolis a casi 20.000 béticos en un espectáculo repleto de emociones y beticismo. "No me asusta nada la responsabilidad", dice el portuense, muy "comprometido".

Heliópolis enloqueció con Joaquín. Unos 19.700 béticos, según datos ofrecidos por el Betis, dieron la bienvenida al astro portuense en su regreso. Emociones a flor de piel, lágrimas, palabras que brotan del alma, niñas (Daniela y Salma) como símbolo de la inocencia y de la familia, de la vuelta a casa del ídolo que nunca se fue... Cánticos, verónicas, con bandera y con capote, e incluso un "pisha" a modo de despedida con la emoción sin poder contenerse en el rostro de Joaquín, en ese momento sí en un sueño.

Habría sobrado la mitad de las preguntas de la presentación anterior ante la prensa. O, mejor dicho, deberían haberse hecho tras el baño de multitudes sobre el césped. Joaquín habló de lo que le esperaba, pero faltaban minutos para saber de verdad qué le aguardaba sobre el césped.

Juan Carlos Ollero lo presentó con tino. "No sólo viene a su casa, sino que es el mejor jugador de fútbol que hemos encontrado en toda Europa para jugar en esa demarcación". Al presidente lo siguió el director deportivo, con otra frase de categoría. "No ha vuelto porque nunca se fue, ha sido el mejor embajador del Betis en todos los campos del mundo. El alma, que es Joaquín, ha venido al cuerpo, que es el Betis", apostilló Eduardo Maciá.

Joaquín, como los anteriores, dio las gracias a la Fiorentina. "Han sido semanas duras e intensas y aquí una prueba", dijo señalándose a su muñeca derecha, escayolada por dos distensiones tras un puñetazo "a una mesa o una silla" en el ardor de las negociaciones. Lesión que espera no le impida debutar frente a la Real Sociedad.

"Desde el primer día que me fui mi sentimiento y mi corazón fueron béticos siempre. Estoy como un niño chico en una tienda de Imaginarium. Se ha hecho realidad el sueño y lo voy a disfrutar a cada instante. He vivido momentos muy bonitos en mi primera etapa, pero esto es otra historia, es lograr el sueño desde que salí por esa puerta con 25 años. Pero yo sabía que volvería algún día y mi corazón me lo pedía a gritos. Este momento es incomparable", añadió el portuense, que coge el toro por los cuernos y apuesta por el equipo sin temer al rol propio principal. "Por supuesto que creo. No tengo ni la menor duda. Y responsabilidad, toda la del mundo, pero no me asusta nada. Vengo a ayudar, colaborar y aportar mi experiencia. Somos un equipo que tenemos que luchar hasta el final, pero por eso se ha caracterizado el Betis y nuestra afición se va a sentir orgullosa", espetó.

Tampoco cree que se hallase ante su último tren para regresar. "Era el momento, eso sí. Y lo que más deseaba en el mundo entero, pese a que allí (Florencia) soy querido y sé que dejo huella"

Apenas ha cruzado dos palabras con Pepe Mel y se felicita por jugar al lado de otro ídolo verdiblanco. "Rubén es otra historia del Betis y para mí es un orgullo compartir vestuario con él y con los demás. Que el vestuario sea una familia y haya buen ambiente es primordial. A lo largo de mi carrera se ha demostrado que eso se refleja en el campo", reveló.

No le preocupa que pueda deparar la Junta General del 23 de septiembre porque "lo más importante es el Betis, que está por encima de todo eso y a mí me han transmitido que todos los que querían al Betis me querían de vuelta a casa"

Joaquín, con "el orgullo de poder contarle a mis niñas algún día quién era su padre", se ve de lujo para jugar: "Vengo con la ilusión intacta y con la motivación a full. No tengo 20 años, y no soy mejor con 34, pero con la experiencia he mejorado en muchísimas cosas y físicamente me encuentro muy bien. Por eso no tengo ninguna duda de que puedo disfrutar y hacer disfrutar", apostilló.

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