Al igual que le ocurre a Unai Emery, Gregorio Manzano tiene la defensa cogida con alfileres. La baja obligada de Luna, por la cláusula de penalización de 150.000 euros en caso de jugar, trastoca una zaga que no anda sobrada de efectivos. El ex técnico sevillista está realizando diversas pruebas para ver cómo palía la ausencia del futbolista cedido en el costado izquierdo. Ayer probó con Kevin en esa posición, aunque el canterano apenas ha jugado cinco partidos de Liga hasta ahora, más cinco de Copa. Ni a Caparrós ni al propio Manzano ha convencido el rendimiento del futbolista de 23 años y Bigas, un medio centro reconvertido, ha actuado ahí muchas veces antes de la llegada de Luna.

En el centro de la zaga tampoco está muy claro el panorama. Geromel continúa lesionado y es una incógnita quién será el acompañante de Nunes. Manzano utilizó ahí a Conceiçao en Granada, pero su rendimiento tampoco fue óptimo. Por ello, ayer también probó a Bigas en el centro de la defensa.

El reencuentro de Manzano con el Sevilla llega marcado por una expectación inusitada en Mallorca. El club, dada la necesidad del equipo y aprovechando la puntual euforia del triunfo en Los Cármenes sobre la bocina, está regalando una entrada a cada abonado, por lo que se prevé la mejor entrada en el Iberostar de todo el curso.