Si hubiera precedentes de casos similares en la historia de la ACB, desde luego, no han de ser muchos. Mañana se van a enfrentar dos equipos, Granada y Cajasol, cuyas actuales plantillas han sido configuradas al completo por la misma persona, Oriol Humet, quien el pasado 3 de julio era presentado como nuevo director general cajista, puesto que hasta entonces había desempeñado en el club granadino.

Antes de esa fecha, Humet ya había cerrado los cuatro fichajes con los que había decidido reforzar el plantel del Granada de cara a esta temporada -Page, Vidaurreta, Scepanovic y el ex cajista Cherry, que cubrieron las bajas de Jesús Fernández, Chris Hernández, Junyent, Padgett y Sanmartín-, por lo que su desvinculación del conjunto nazarí, al que había llegado cuatro años antes procedente del Valladolid, fue menos traumática de lo que podría haber sido si se hubiera producido en otras circunstancias.

Curiosamente, cuando Humet arribó en Sevilla se encontró con una situación radicalmente distinta a la que había vivido en Granada: abandonaba un proyecto totalmente asentado, que, temporada a temporada, seguía una línea continuista que le había permitido asentarse sin demasiados apuros en la Liga; mientras que, por el contrario, el suyo era el primer nombramiento importante en un Cajasol forzado, por sus fracasos recientes y por la llegada de un nuevo patrocinador que aún detallaba la fusión de Caja San Fernano y El Monte, a iniciar una nueva etapa. Era tarde, quizá demasiado tarde, para empezar a planificar un equipo nuevo del que sólo se sabía el nombre de los tres jugadores que continuaban en la plantilla respecto a la del ejercicio anterior: Bueno, Bustamante e Ignerski. Días antes se había optado por no hacer efectiva la renovación automática del contrato de Cazorla, que se daba por hecha.

Las prisas acuciaban a Humet, ya que, mientras el resto de equipos estaban prácticamente perfilados, primero tenía que buscar entrenador -Magnano firmó a las dos semanas- para, posteriormente, completar el cupo de jugadores en colaboración con la secretaría técnica y con el propio preparador.

En Granada, Humet coordinó un proyecto deportivo muy elogiable. Su gran acierto allí fue, sin lugar a dudas, contratar a Curtis Borchardt, al que una grave lesión de rodilla apartó de la NBA -llegó a jugar 67 partidos con los Utah Jazz en la temporada 2004-05, donde coincidió con Raúl López-, pero que se ha convertido, posiblemente, en el cinco más determinante de la ACB -la temporada pasada fue elegido MVP del campeonato, con unos promedios de 15,2 puntos, 10,5 rebotes y 23,8 de valoración por partido. Esta campaña, en la que sólo lleva jugados ocho encuentros por tener que operarse este verano de una lesión en un hombro, ya es el máximo reboteador de la liga. El Granada hizo oficial hace unos días su renovación por un año más. Una garantía.