¿Tiró la tropa del Cholo la Copa intencionadamente?

Por dos años consecutivos, el claro ejemplo de equipo irreductible y poco propicio al relajamiento ha caído a las primeras de cambio en la Copa del Rey. Aunque se ha hecho moneda de uso común eso del nunca se rinde, es indudable de que si hay un equipo que da la cara siempre es el Atlético de Madrid, ese Pupas de antaño que desterró el apelativo bajo la férrea mano de Diego Pablo Simeone, el hombre que se llevó al banquillo su carácter.

Simeone era una cosa mala en la cancha y un servidor lo comprobó durante los dos cursos que militó en el Sevilla. Certero en la provocación de expulsiones rivales, cómo provocó a Romario en Nervión y a Rommel Fernández en Albacete para que se duchasen antes de tiempo y cómo fue escudero de Maradona en Tenerife o Cádiz hacen que su recuerdo vaya en consonancia con lo que imbuye hoy desde el banquillo. Por eso extrañan esas dos eliminaciones consecutivas ante inferiores.

La andadura del Cholo en el banco atlético data de una derrota del Atleti de Gregorio Manzano en casa ante el Betis de Mel. Ha llovido muchísimo desde aquella Navidad de 2011 y a partir de ahí, la sala de trofeos colchonera se nutrió de manera espectacular. El secreto fue imbuirle a su tropa el carácter que él trae de fábrica, por lo que causa enorme extrañeza que su equipo se haya tirado al callejón copero ante Cultural Leonesa y Cornellá en dos años seguidos.

Alguien pudo pararse a pensar que había tirado la Copa a fin de aliviar un tanto su calendario ahora que lidera la Liga. Sus palabras de postpartido parecen desmentir esa suposición. Un cabreo indudable invalidaba que el argentino hubiese tirado la Copa, pero en qué fallaría su discurso para que el equipo se despojase de esos principios de lucha enardecida que le ha llevado a tanta gloria. Creíamos que la tropa del Cholo era impermeable a esos devaneos y resultó que no.