El Sevilla sin Zokora es otro equipo. Eso no es nada nuevo y tampoco se trata aquí de menoscabar el esfuerzo realizado por un equipo que, aun en inferioridad numérica, tuvo la suficiente entereza como para buscar de verdad el triunfo para no perder el tren de la Liga. Pero sí llama la atención que la merma del equipo llegara precisamente por la expulsión del sustituto de Zokora, un Romaric al que acompañó para el amistoso que jugará Costa de Marfil y que, aun así, pasa por el peor momento desde que es sevillista. La diferencia entre ambos es grande por el mero hecho de que uno otorga precisamente lo que se le echa en falta al otro: ritmo e intensidad.

El Sevilla ha perdido partidos con Zokora. Por ejemplo, cayó dos veces con él en el campo ante el Getafe, en Nervión en la Liga y en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey. Pero son muchas más las ocasiones en las que falla el equipo si no está el que es calificado como maestro en Costa de Marfil. Haciendo un baremo de los puntos que volaron sin el marfileño, son hasta 16 los que se fueron al limbo sin su ausencia. Demasiados puntos.

En concreto, además de los dos que el Sevilla cedió en Nervión ante el Athletic, Zokora no estuvo presente en el empate ante el Valladolid en el Sánchez-Pizjuán (1-1); tampoco pudo jugar en el Vicente Calderón ni en el Camp Nou (2-1 y 4-0) durante la Copa de África, que también le impidió estar ante el Racing en Nervión (1-2). Mientras, el reparto de esfuerzos con vistas a la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey le impidió estar en Zaragoza (2-1). En cambio, el Sevilla sólo fue capaz de sacar todos los puntos en juego sin su concurso en dos ocasiones: en San Mamés (0-4), cuando Jiménez lo reservó por primera vez; y en casa ante el Almería (1-0), día en que aún no había regresado de Angola.

Se podrá argumentar contra este ilustrativo dato que Duscher también causó baja ante el Athletic por unas molestias musculares. Pero comparar la influencia en el juego que, esta temporada, están teniendo uno y otro jugador es demasiado atrevido. El argentino, afectado por una serie de lesiones, no está teniendo el rendimiento del curso pasado. Y, sobre todo, la mejor versión del Sevilla esta temporada siempre se ha dado con Zokora.

Su influencia en el juego del equipo de Jiménez es tremenda sin realizar un despliegue de exquisitez. Zokora es determinante para adelantar la línea de presión y para que los balones divididos caigan la mayoría de las veces del lado sevillista. Además, su despliegue físico contagia a sus compañeros y hace mejores a los que lo acompañan, como le ocurre en particular a Renato, que ya ha demostrado en varias ocasiones que carece ya del fondo necesario para jugar dos partidos por semana.

Fazio-Zokora, inédito

Jiménez ha probado multitud de combinaciones en el eje y, con Zokora, jugadores llamados a tener un rol secundario rindieron a buen nivel. Les pasó a Lolo (en Stuttgart), Romaric (El Molinón) o Duscher (Mallorca), por ejemplo. Sólo el triunfo en San Mamés y las idas coperas del Camp Nou y Riazor, citas en las que no estuvo el marfileño, son excepciones a la regla. Y dentro de estas combinaciones hay un dúo inédito: Fazio-Zokora.

El argentino sólo ha jugado esta temporada de central, antes y después de su reaparición. Jiménez dijo tras el empate con el Athletic que, con Zokora, se le antojaba difícil que Fazio jugara de medio, donde fue crucial al final del curso 07-08. El arahalense, ante las bajas en la defensa, ha tenido que tirar de Fazio ahí. Pero, no estaría mal probar juntos en el eje a los dos futbolistas con los que el Sevilla de Jiménez ha rendido mejor: uniría el mando y la llegada de uno con el ritmo del otro. Está por ver.