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Un aplauso recíproco

  • Tras las ovaciones al Valencia por el título europeo, a Aíto por su trayectoria y al Cajasol por su estupendo año, a los sevillanos les toca bregar con un equipazo en pos del 'play off'

Con ovaciones a diestro y siniestro se vivirán los instantes previos al goloso encuentro que dirimen en la Fuente de San Luis el Valencia Básket y el Cajasol. Los anfitriones recibirán el estruendoso aplauso de la grada por la corona de la Eurocup obtenida con mucho brillo el pasado miércoles en Kazán, amén del temporadón que está haciendo el rocoso bloque de Velimir Perasovic, segundo destacado en la ACB. Continuará el buen ambiente con la celebración de los 1.000 choques en la Liga de Aíto García Reneses, un maestro en los banquillos que alcanza esta significativa e histórica cifra y, sin duda, será recompensado con palmas por los hinchas levantinos. Por último, los jóvenes soldados de la tropa hispalense también serán merecedores de un trato especial por su excelente rendimiento en la presente campaña, en la que marchan séptimos -en realidad sextos al superar al CAI en el empate que refleja la tabla- y han sido la sensación de la ACB.

Una vez que pase la fiesta y pertinentes homenajes, el balón volará y ahí ya no habrá amigos ni sonrisas complacientes. Le tocará al Cajasol bregar con un contrincante que ni tiene ni da un respiro, por mucho que el Valencia Básket vaya a concluir segundo la fase regular salvo sorpresa mayúscula en las inminentes citas. Los levantinos y el Unicaja son las dos escuadras que a priori peor se le dan a los hispalenses. Imponen la capacidad física y a los imberbes cajistas, faltos aún de músculo, les cuesta adaptarse a esa situación. Sin embargo, es muy posible que el equipo de Aíto ofrezca mayor resistencia que en la primera vuelta, cuando fue avasallado por los levantinos mediado el tercer cuarto gracias a Doellman y Sato, y que en la pretemporada, cuando también fueron barridos de la cancha por el completo plantel valenciano.

Después del éxito en Santiago, vendría de perlas un sorpresón en la Fuente de San Luis. Tendría un mérito extraordinario ganar a un rival que sólo ha caído en tres ocasiones esta campaña en la ACB... en 30 encuentros. La gesta en caso de triunfo conllevaría un paso que podría definitivo en pos del play off. El tropezón del Baskonia en la última jornada ha dejado a los vitorianos en la octava plaza con una victoria menos que los cajistas; por detrás siguen en el empeño de pelear por colarse el Gipuzkoa y el Joventut, siguiente rival de los mozos de Aíto. Donostiarras y badaloneses están a dos. Si todos vencieran, incluido el Cajasol, aún no estaría matemáticamente certificada la fase por el título a expensas de los dos compromisos finales.

Eso será la próxima semana, en casa, y la siguiente, en el Palau. Hoy es otra historia. El Valencia Básket puede aniquilar a cualquiera por muchas vías. Principalmente destaca la presencia de Justin Doellman, el ala-pívot multiusos que dicen que irá al Barça la próxima campaña. Con 18 puntos de media lidera el ranking de valoración de la ACB, pero no sólo del estadounidense vive el grupo de Perasovic, completísimo en todas las posiciones y que apenas ha bajado el listón pese a lamentar muchas bajas durante el curso. Por dentro a Doellman se encuentra acompañado por Lishchuk, un durísimo cinco que se mueve bien; el joven Dubljevic, portento montenegrino que lo mismo juega de espaldas que de cara; Pablo Aguilar, letal con el tiro de fuera, y Juanjo Triguero, más relajado después de pasar de capitán general en Sevilla a un rol secundario en la Fonteta. Por fuera, Sato es un alero muy físico y exuberante muy complicado de frenar; Lucic es otra perla del baloncesto balcánico; Ribas vale para un roto y para un descosido, y Rafa Martínez, el capitán, siempre es un peligro de tres o en las entradas. Por último, los dos bases, Lafayette y Van Rossom, se combinan a la perfección y no se dedican sólo a atacar.

El triunfo sería otro de los hitos cajistas. Para ello no se puede dejar pisotear por la fortaleza local y la defensa no puede dejarse ir. Satoransky, Radicevic y Franch tienen que colaborar, como Mata, Bamforth, los interiores... para no regalar balones. Y Porzingis podrá mostrar ante una afición entendida hasta dónde llega su talento.

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