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El bálsamo de la victoria

  • Al Betis de Velázquez sólo lo pueden avalar los resultados ante la falta de brillantez en el juego. La teórica mejora defensiva debe ser el aval para crecer.

Tras ocho jornadas, el Betis de Julio Velázquez continúa buscando su rumbo. Ni el juego ni los resultados avalan hasta ahora la propuesta del técnico, que viene probando de mil maneras sin encontrar esa fórmula que permita que su equipo se imponga a los rivales en el terreno de juego. Hasta el momento, el Betis es uno más de la categoría, que puede ganar o perder ante cualquiera, y eso dice muy poco de un equipo que dobla en presupuesto al siguiente. El club y el propio Velázquez solicitan paciencia, pero sólo una victoria en Butarque, ante un Leganés recién llegado a Segunda, serviría de bálsamo para este Betis que aspira al ascenso directo.

Apelan en Heliópolis a la teórica mejoría defensiva del equipo verdiblanco como base para ese crecimiento en el juego que le demanda la grada. Cuatro encuentros sin encajar un tanto, tres de Liga y uno de Copa, apuntan en esa dirección, aunque, por ejemplo, el Lugo dispuso de media docena de ocasiones de gol el pasado miércoles y si el Betis se quedó con la portería a cero fue más por demérito de su rival que por esa supuesta solidez. De igual forma, ese mayor blindaje verdiblanco ha venido sostenido por sus porteros, con Adán pareciéndose cada vez más al de la pasada temporada y Dani Giménez aprovechando su oportunidad en el torneo del KO.

Si Velázquez se refirió en su comparecencia a esos datos defensivos para sostener su discurso, otro tanto, pero en el plano negativo, se le podría indicar en la capacidad realizadora del equipo. Tres partidos sin marcar -en los dos de Liga ante Valladolid y Unión Deportiva Las Palmas apenas se contabilizó un disparo a puerta- han frenado el caudal ofensivo del equipo y, en consecuencia, la eficacia de un Rubén Castro que ha sido un espectador más en los dos últimos encuentros del campeonato liguero. Aislado en el ataque, sin socios que lo asistieran, Rubén acabó tan aburrido como los que presenciaron esos choques, de ahí que una de las obligaciones de Velázquez será recuperar la manera de poner de gol al canario.

Para lograrlo, el técnico podría darle continuidad al novedoso sistema que empleó ante el Lugo -tres defensas, dos carrileros, tres centrocampistas y dos delanteros-, con lo que Rubén estaría de nuevo acompañado en el ataque y no tan solo como en anteriores partidos. De apostar por ese mismo esquema, Velázquez acabaría así con esa alternancia que ha sido habitual en las últimas semanas, donde tocó teclas de manera infructuosa para que el Betis se convirtiera en protagonista de los duelos.

Precisamente, una de las posibles novedades en el once responde al nombre de Dani Ceballos, ese canterano que el miércoles se echó el equipo a las espaldas para alegría de los aficionados. La irrupción del utrerano fue una de las notas positivas e incluso recordó a la que protagonizara en su día Beñat, cuando Pepe Mel le dio el mando del equipo en un encuentro de Copa del Rey ante el Salamanca.

Del rival, ese Leganés que dirige Asier Garitano, apenas se habla entre los seguidores béticos. La invisibilidad de la categoría y la modesta procedencia de la mayoría de sus jugadores provocan que para desgranar las cualidades del equipo madrileño haya que recurrir a los especialistas en este tipo de fútbol. Como local aparece invicto, con dos victorias y dos empates, y su principal cualidad responde a ese carácter aguerrido que lo ha llevado a competir hasta el final en casi todos los partidos. La visita del Betis, además, se ha tomado como una celebración más del ascenso protagonizado el pasado año, con lo que las gradas de Butarque registraran la mejor entrada de la temporada.

Con todo, el mayor enemigo de este Betis de Velázquez será él mismo. Sistemas o jugadores aparte, el equipo verdiblanco debería exhibir siempre su teórica superioridad ante este tipo de rivales, por más que el resultado final no siempre le fuera favorable. Ahí tiene tarea el preparador castellano-leonés, al que una victoria le serviría para acumular una semana más de trabajo con la que afinar a su equipo. Es el bálsamo de la victoria para aumentar ese crédito menguado.

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