Deportes

Una corbata para un debut

  • Manzano, que lucía una prenda conmemorativa de la Copa del Rey que ganó con el Mallorca en 2003, se estrenará en Europa en el mítico Westfalenstadion · Jesús Navas y Martín Cáceres se apuntaron al viaje

En Dortmund, en sus gentes y en sus edificios, se respira espíritu de reconstrucción. Nada temen los habitantes de esta milenaria ciudad situada en el norte de Alemania, en el corazón de la próspera Cuenca del Ruhr. Y así, con los ojos muy abiertos, se le ve a Gregorio Manzano, quien con sólo dos días en el Sevilla tiene muy claras cuáles van a ser las bases de su reconstrucción, de esa complicada empresa que es volver a levantar este equipo y devolver la ilusión a su hinchada. De entrada, el técnico nacido en Bailén se apresta a su particular debut europeo. Fue campeón de la Copa del Rey en 2003 con el Mallorca, pero jamás disputó una competición continental. Mañana, en el mítico Westfalenstadion, ahora llamado Signal Iduna Park por las cosas del marketing, disfrutará de su primera cita europea.

Para arroparse ante tal cita, Manzano lucía ayer una corbata conmemorativa de aquella Copa que ganó con el Mallorca justo antes de pasar al Atlético. El portugués Jaime Pacheco, su relevo en Palma, fue el que gozó de la UEFA aquella temporada 2003-04. Con esta prenda, el jiennense quería darse lustre para su primer viaje continental. Su empresa es reconstruir al Sevilla y el primer ladrillo lo ha de poner en una ciudad que por dos veces ha sido reconstruida prácticamente de la nada.

Dortmund, una de las más antiguas de Alemania, fue ciudad imperial independiente hasta la caída del viejo Imperio Germánico. En la Edad Media fue una de las urbes comerciantes más importantes de la Liga Hanseática, convirtiéndose en una de las más ricas y prósperas del norte y el centro de Europa. Pero la Guerra de los Treinta Años la llevó a la ruina. No obstante, emergió con fuerza con la industrialización. Los altos hornos, el carbón y el acero convirtieron a Dortmund en el centro del desarrollo industrial de Westfalia y en uno de los motores económicos del país. Pero la importación de carbón y petróleo a bajo precio provocó a mitad del siglo XX despidos en masa y sonados cierres de empresas. Para colmo, los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial arrasaron la ciudad. Había que empezar otra vez y lo hizo de una forma dinámica, cambiando su estructura hacia un desarrollo tecnológico y de futuro. Hoy, con centros de investigación, empresas de software y tecnología, se palpa la modernidad en sus edificios, anchas avenidas y un ritmo de vida que marca un estilo en esta zona de la Renania del Norte por la que ya pasean los jugadores sevillistas conscientes de que la cita de mañana ante el Borussia puede marcar el camino de la reconstrucción futbolística que la afición y la ejecutiva del club esperan.

Manzano, arropado en todo momento por Monchi y por su cuerpo técnico, está convencido de tener la llave para cambiar la trayectoria descendente que ha marcado el inicio de temporada. Su llegada trae aire fresco, el mismo que aportan Jesús Navas, que anticipó de forma casi milagrosa sus plazos de recuperación para subirse al mismo avión que Manzano. También se apuntó, aunque su concurso es más dudoso, Martín Cáceres, baja en Alicante por un pinzamiento lumbar. Ellos dos, igual que Kanoute, otro que se alistó a última hora, sí tienen experiencia internacional, y mucha. Manzano tiene otro tipo de bagajes y se nota. Habla con los jugadores, con los pesos pesados y con los más jóvenes, tratando de hacerles cambiar la mentalidad. De psicología sabe para ello. No es el Mago de Oz, pero va a intentar parecerse todo lo posible para su particular reconstrucción del Sevilla.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios