LIGA EUROPA · FRENTE A FRENTE

El estoque encumbra a Bacca

  • El colombiano culmina una excepcional temporada con dos goles de matador, uno con cada pierna Konoplyanka, aun sin herir, provocó que Emery quitase a Reyes para vigilarlo

El fútbol es un deporte colectivo. Los grandes éxitos de los equipos se fundamentan en su respuesta como tales. La proeza del Dnipro, un equipo magníficamente trabajado desde que allí dejara su poso Juande Ramos y el sevillano Marcos Álvarez, demuestra que sobre lo grupal se pueden llegar a grandes metas. Pero el fútbol también es de los futbolistas, del individuo que encara en el momento decisivo la suerte suprema, el uno contra uno, el regate, el remate... el gol. A la enorme faena que había realizado el Sevilla como grupo en esta Liga Europa le faltaba el remate con el estoque para abrir la puerta grande. Y ahí el Sevilla contó con el mejor matador, un torero poderoso como su compatriota César Rincón. Dos estoconazos de Bacca derribaron al corajudo Dnipro.

Sus dos goles en Varsovia lo encumbran en el gran escaparate europeo... con lo que eso significa en un club como el Sevilla. Mientras el sevillismo celebraba el hito inédito del tetracampeonato de la UEFA, más de uno empezaba a preguntarse cuál será su próximo destino. Las ofertas lloverán en cascada por Nervión. Pero contra esa realidad de un modelo de gestión incuestionable, fundamentado en el reciclaje continuo al pairo del dictado mercantil, volverá a surgir la fuerza del colectivo. ¿Quién lo duda ya?

En Dnipro, el dinero del gas ha impedido hasta ahora la salida de su gran estrella, Konoplyanka, un futbolista eléctrico, capaz de sacarse un tremendo derechazo como el que realizó en el minuto 37. Sergio Rico, un chaval de 21 años, sacó su manopla para evitar el encumbramiento individual del internacional ucraniano. El mascarón de proa de este Dnipro para el que llegar a una final ya era un gran premio, aunque la jugara con toda la ambición de un ganador con oficio, fue un incordio constante. Desde el primer centro desde la izquierda en el minuto 2 hasta el último en el minuto 94, que despejó de puños Sergio Rico.

Konoplyanka intentó hacer temblar la estructura del Sevilla con sus conducciones entrecortadas, el balón pegadito al pie, escondido, mostrado y vuelto a esconder. Unai Emery lo intentó frenar con las coberturas de Mbia a Aleix Vidal, que tuvo un pulso precioso con el ucraniano, y, cuando vio que el Dnipro hacía peligrar la final por la perseverancia de su estrella, quitó a Reyes para que Coke lo fijara y el tarraconense realizase las necesarias ayudas.

Todo el despliegue de Konoplyanka, Rotan, Kalinic, Matheus y compañía quedó en nada en dos zarpazos de talento. Bacca les puso la firma a dos pases verticales de dos jugadores que saben de qué va esto del fútbol. El pase de Reyes para el 1-2 fue, sencillamente, mágico, estelar, artístico. El de Vitolo para el 2-3, de pillo, de ser el más listo de la clase. Bacca hizo el primero superando al meta con clase. Y el segundo con un precioso zurdazo. Fueron dos estoconazos enormes para rubricar una faena histórica. Y abrió la puerta más grande de la gloria.

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