Con evitar otro ridículo...
Copa del rey · previa
El Betis afronta, con una alineación trufada de suplentes, una eliminatoria copera que le llega en el peor momento. El único objetivo verdiblanco, competir dignamente frente el Athletic.
La Copa del Rey nunca sobra. Es la competición más apetitosa, esta temporada junto a la Liga Europa, para todos los equipos de España que no se llamen Madrid o Barcelona y estén preparados para el asalto a la Liga. El camino más corto a un título, incluso para postularse en Europa, lo representa esta competición ninguneada por los estamentos directivos del fútbol español. Y no sólo por el sistema de competición, sino por la composición de las fechas, que será, precisamente, la que obligue al Betis hoy, por ejemplo, a tirarla directamente al bidón de la basura.
Aunque en el caso de los heliopolitanos las causas no son sólo exógenas, sino en su mayoría endógenas. La temporada que se presentaba como la del salto de calidad, la llamada a un discurrir tranquilo en la Liga e intentar alguna machada en estas competiciones cortas, la han planificado Bosch y compañía de tal manera que, en enero, le sobra la Copa; en febrero le sobrará la Liga Europa, y en marzo podría estar tan sentenciado que incluso se vea obligado a planificar ya una nueva temporada pero en Segunda División.
Es la realidad. El verdadero panorama de este club en descomposición que ha acabado reflejándose hasta en el primer equipo, máxime tras la destitución del pilar único que lo sustentaba, su anterior entrenador, Pepe Mel. El que quiera consolarse pensando otra cosa puede hacerlo, pero se engaña.
Porque ya no lo hace ni el actual inquilino de su banquillo, Juan Carlos Garrido, quien ha ido modificando su discurso desde que llegase hasta el punto de admitir que hoy jugarán los menos habituales en su equipo. Y si los asiduos ofrecen el nivel que se vio, verbigracia, en Valladolid el pasado sábado, es parar tentarse la ropa y desear poco menos que el Betis sepa salir arropadito ante este Athletic para, al menos, evitar un nuevo ridículo a una lista cada día más gruesa en este sentido. Lleida, por partida doble, Rijeka, Real Sociedad, Valladolid... Por citar sólo los cosechados con Garrido, quien sólo se salvó el día del Almería aunque ello no fuera óbice para que cosechara una derrota.
Y es que el Athletic, por mucho que los cruces posteriores ante Atlético de Madrid o Valencia y luego Real Madrid no inviten al optimismo, sí va en serio en este torneo. Se desconoce qué pueda hacer Ernesto Valverde con su alineación, pero ni siquiera los suplentes bilbaínos se antojan hoy asequibles para el peor equipo de España según la única tabla de medir, la de la Liga.
El Athletic se lo tomará en serio, seguro que sí. Le meterá al partido intensidad y los suplentes que asomen en su once lo harán con la intención de ganar más presencia en el equipo, no como si fuera un castigo. Es el caso de Beñat, quien podría hoy entrar en el once inicial que abandonó tras el primer mes de competición. Uno de los muchos futbolistas, el vasco, que el Betis echa de menos y que no son principales en sus nuevos destinos.
La duda es si Garrido será capaz de imbuir en sus futbolistas ese grado de garra y agresividad que no ha sabido a la fecha. Si el Betis es capaz de competir al menos, podrá contar con el fervor de la grada en un partido que, al ser gratis para los socios, registrará una entrada al menos decente.
Y es que los alicientes son pocos para los béticos. Quizá ver si Rubén Castro, a base de partidos, halla un estado de forma medio aceptable o al menos anota algún gol que lo haga venirse arriba; quizá que Steinhöfer y Nacho sean capaces de mejorar el paupérrimo rendimiento de los dos laterales hoy titulares; quizá que Nono sea capaz de nuevo de llamar a la puerta y coger la camiseta; quizá que Cedrick demuestre, si no es titular, que tiene sitio en esta plantilla porque es el mejor especialista saliendo desde el banquillo y jugando veinte minutos... Es por buscar alicientes donde no los hay.
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