Sevilla-real madrid

¿Qué hicieron en Rota? (2-6)

  • El Sevilla no es capaz de poner ni en problemas a un Real Madrid sobrado. Los blancos no tuvieron ni método ni espíritu y cabe preguntarse qué buscó Manzano en la concentración

Indigno partido del Sevilla para caer goleado frente a un Real Madrid que ni siquiera necesitó pisar el acelerador a fondo para pasearse por el Sánchez-Pizjuán. El equipo entrenado por Gregorio Manzano careció de los más elementales argumentos para plantearle un pulso al coloso madridista. Ni método táctico, ni cualidades físicas, ni la más mínima calidad técnica y, lo que es peor, ni las ganas ni el espíritu necesario para tratar de estorbar, al menos estorbar, a Cristiano Ronaldo y compañía en una noche propia de otros tiempos en los que no ejercía José María del Nido de presidente de la entidad blanquirroja.

Porque el Sevilla fue capaz de sonrojar ayer a los suyos con su comportamiento y ahí cabría englobar a todos los profesionales que tuvieron algo que ver con el partido, desde el primero hasta el último. Desde quienes eligen a estos futbolistas cuando se confecciona la plantilla en verano o en invierno hasta quien los entrena y los sitúa en el once; desde el portero hasta el extremo izquierdo, aunque ayer no lo hubiera... Todo el que tenga que ver con el olor a linimento o a césped, como le gustaba afirmar a Luis Aragonés, debería disculparse ante quienes se gastan parte de su dinero para mantener al Sevilla Fútbol Club Sociedad Anónima Deportiva.

Y para que no haya malos entendidos, no se trata de dudar de la honestidad de los profesionales, pues sería tremendamente injusto meterlos a todos en el mismo saco y nada está más lejos de la intención de quien suscribe estas líneas. Se trata de analizar la actuación en un determinado partido de fútbol , concretamente en este Sevilla-Real Madrid, cuya primera mitad ocupará uno de los rincones más oscuros de la memoria de todos quienes sienten en sevillista a partir del sábado de Feria de 2011.

Claro que se puede entender que este Real Madrid es infinitamente superior a este Sevilla, por supuesto que se admite que las diferencias en los presupuestos sólo pueden conducir a esas distancias en el campo de fútbol, pero lo que no es permisible es que los hombres de Manzano se empeñaran en facilitarle la tarea al equipo de Mourinho. Porque habría que recordarle a los desmemoriados que el Zaragoza, uno de los que luchan por evitar el descenso, había sido capaz de sacarle los colores una semana antes al cuadro de Mourinho en el Santiago Bernabéu. Es evidente que cada partido es un mundo, pero la referencia no era tan lejana.

El Sevilla, sin embargo, fue una caricatura desde el minuto 1. Cierto que Manzano podía excusarse en las bajas de peso que existen en la plantilla, porque no es lo mismo disponer de Jesús Navas o Rakitic que no tenerlos, pero en el campo entraron once futbolistas vestidos de blanco y lo menos que cabía exigirles es concentración defensiva, atención para que el rival no lo tuviera tan fácil. Alguna patadita, por qué no siempre que esté dentro de los márgenes permitidos, amor propio en definitiva. Sin embargo, el conjunto blanquirrojo salió al campo como si no tuviera nada en juego. Cabe preguntarse en este punto que para qué decidiría Gregorio Manzano llevarse a los suyos a Rota, ¿para tomar el sol tal vez? Está claro que o no supo explicarse o sencillamente no llegó a hacerlo.

Porque el Real Madrid ya pudo marcar el gol a placer, siempre a placer, en el minuto 11, cuando Benzema cabeceó absolutamente solo sin que Fazio llegara siquiera a hostigarlo. El balón se fue fuera en esa ocasión, como antes se le había ido en otro disparo a la primera, pero casi al mismo tiempo comenzó el carrusel de saques de esquina contra la portería de Javi Varas. Los lanzamientos venían de un lado y de otro y casi siempre eran rematados por los madridistas con relativa comodidad. Hasta que Fazio se despistó en el enésimo córner, Sergio Ramos se le escapó y Romaric vio pasar el balón por arriba de él sin saltar siquiera. El defensa de Camas remataba con comodidad y los suyos se limitaban a agradecer tantas facilidades.

¿Podía el Sevilla sacar amor propio después de este primer castigo? En absoluto fue así, está claro que a los futbolistas les dolía, como se comprobó en el arranque del segundo periodo, pero todo fue tan sencillo para el Real Madrid que cuesta hallar explicaciones para semejante bochorno. El segundo lo marcaba Cristiano sin nadie alrededor, lo mismo en el tercero, obra de Kaká, y hasta en otros que no llegaron a entrar por una causa u otra. El Sevilla había protagonizado una primera mitad indigna y de nada serviría ese arranque tras el intermedio. La goleada ya estaba lanzada y cabría preguntarse otra vez: ¿para qué concentró Manzano a los suyos en Rota?

 

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