Deportes

Una promesa con mucho que decir

  • Marta Borrero es la número uno del ranking nacional alevín La ginense aguarda con ilusión su comparecencia en el Mundial de menores que se disputará en México en noviembre

Marta Borrero tiene sólo 12 años. Cuesta creerlo cuando, segura de sí misma, toma la palabra y explica sin un ápice de timidez quién es, a qué se dedica y cuál es su sueño. "Empecé jugando al tenis a los seis años, pero poco después me cambié al pádel. Me gusta mucho más. El tenis es más solitario, así que lo de jugar con una pareja me pareció más divertido. Y lo que más ilusión me hace es viajar a México en noviembre para participar en el Mundial de menores. Nunca he salido de España para competir". Menudo resumen. Con razón su madre, María Jesús Fernández de la Puente, no duda en ceder el protagonismo a su hija: "Yo te puedo hablar de lo competitiva que es Marta, de cómo sufrimos su padre y yo cuando juega. Pero de torneos, palmarés y puntos, que te diga ella, que es la experta".

Dicho y hecho. Marta, natural de Gines y número uno del ranking nacional alevín, recuerda su victoria más reciente, la cosechada en el tercer y último TyC Premium de la temporada que se celebró en Badajoz a finales de junio. "Es un torneo al que sólo van las ocho mejores parejas del ranking y sirve para sumar puntos para el Campeonato de España, que será en septiembre. Cuantos más puntos tengas, mejor cruce y más fácil es llegar a la final. Yo ahora tengo bastantes puntos y aunque no ganara, mis rivales tendrían difícil superarme. Pero claro, mejor ganar siempre", afirma.

El triunfo en Badajoz no sólo sirvió para que Borrero levantara un nuevo trofeo, sino que también certificó su billete para el Mundial de México. Una alegría indescriptible que la palista no podía ni imaginar. Con la clasificación en el bolsillo, la familia confía en disponer del apoyo económico suficiente para emprender tan largo viaje. "Afortunadamente, Akkeron nos ayuda con las palas y todo el equipo, pero claro, el resto, como el alojamiento y las dietas, lo tenemos que poner nosotros, y no es fácil", reconoce la madre de esta perspicaz deportista, que no duda en intervenir para aportar su sincero granito de arena: "Si con este reportaje consigues que algún patrocinador se fije en mí te lo agradeceré mucho". Entre risas, la madre apunta: "¿Ves? Ella por sí misma resuelve". "No soy nada tímida", apostilla Marta.

Ni falta que hace, pues ese desparpajo, además de su buen hacer con la pala y su empeño por seguir mejorando, contribuyen a que sume muchos puntos ganadores. Bien lo sabe su pareja en el circuito, Paula Aguilar, de su edad y afincada en Rota. Ambas llevan dos años compitiendo al unísono y su buen entendimiento ha hecho posible una rápida y exitosa progresión. Eso sí, algún que otro roce está a la orden del día, "como en todas las parejas", señala Marta. "Somos muy competitivas, siempre queremos ganar. Alguna vez nos hemos enfadado, pero por los nervios o por ir perdiendo. Cuando entrenamos nos picamos la una a la otra. Esa es nuestra manera de mejorar", añade la sevillana.

Marta piensa a corto plazo: vacaciones de verano en familia, vuelta a la competición en septiembre, Mundial de México. Y, por encima de cualquier exigencia o reto, ser feliz, ya sea con la pala en la mano o botando un balón de baloncesto. "Mi padre me dijo hace algún tiempo que eligiera un deporte, pero yo al final me quedé con dos", revela. En las filas del Club Náutico de Sevilla, la ginense alternó la pasada temporada en el equipo alevín e infantil, sin importar qué posición ocupara en la cancha. "A mí mientras me pongan a jugar… Pero normalmente hago de base", apunta.

¿Y si llega el momento de elegir? "Me han hecho esa pregunta un montón de veces, pero nunca sé que contestar. Yo me quedo con los dos, pádel y baloncesto. Por ahora no pienso más allá". "Hoy por hoy puede compatibilizar los dos, y por supuesto los estudios, que son lo primero. Que disfrute y sea feliz", concluye María Jesús.

De elecciones la vida está llena. No hace falta ir a su encuentro, tarde o temprano se cruzan en el camino sin que sea posible esquivarlas o posponerlas. Pero a los 12 años, si las aptitudes acompañan y la organización lo permite, todo es posible. Por eso Marta entrena, compite y disfruta. Y sueña, también a corto plazo, con cruzar el Atlético en noviembre. Sumar escalas a su viaje o pagar peajes no entra por ahora en sus preocupaciones. A ella le basta con estar pendiente de la trayectoria que siga la pelota en cada uno de sus golpes, pulir su técnica y coger experiencia cuando sube de categoría y se enfrenta a rivales más fuertes. Aún tiene mucho que decir, dentro y fuera de la pista. "La verdad es que no me callo". Y que no lo haga.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios