La nueva negociación de las cuotas de pesca entre los países de la la Unión Europea se salda con un acuerdo con sabor agridulce para Andalucía.

Así, en el caso del Golfo de Cádiz se consiguen mantener en 32 toneladas las capturas admisibles en 2024 de la cigala, un producto fundamental para la pesquería de la zona, y también las de jureles y pijotas, frente a la amenaza de recorte que pendía sobre estas aguas por la propuesta inicial de Bruselas.

Además, la zona se beneficia de las subidas generalizadas de cuotas en la pesquería del Atlántico. Los países de la UE han decidido que se puedan elevar un 9,7% las capturas de la merluza sur respecto a 2023, hasta 10.971 toneladas, la cuota más alta en lo que llevamos de siglo. También suben el gallo (11,4%), el rape (7,2%) y el jurel del sur (5,3%) y en cierta medida la costa atlántica andaluza se verá beneficiada, pero sobre todo estos aumentos afectarán positivamente al Cantábrico y a Galicia.

Por lo que respecta a la costa mediterránea andaluza, la situación es muy diferente. La pesca de arrastre sufre un nuevo golpe y los países han aceptado la propuesta de Bruselas de reducir un 9,5% el esfuerzo pesquero (los días de pesca en el mar). La inflexibilidad de la Comisión Europea ha hecho que esta flota vaya a cumplir ya en 2024 con el objetivo del 40% de reducción acumulada que fijo la UE debido a las reducciones continuas de días de pesca en los últimos años. Con esta nueva bajada de días de pesca en 2024, buena parte de la flota andaluza de esas aguas no llegará a un nivel de rentabilidad mínimo para sobrevivir. Según José María Gallart, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), el 40% de la flota regional del Mediterráneo está por debajo de los 130 días de pesca por año ya y su sostenibilidad, en esta situación, es muy complicada.

De todas formas, igual que sucedió el año pasado, los países de la UE han abierto una vía para que esta reducción sea del 3,5% y no del 9,5%. Para ello, los arrastreros tendrán que cumplir criterios como una mejora en la selectividad de las redes, nuevas tecnologías más sostenibles y protección de juveniles.

El secretario general de la patronal de armadores Cepesca, Javier Garat, pidió a Luis Planas, ministro de Agricultura, que se siente pronto con el sector para aplicar esos mecanismos de flexibilidad, de manera que el impacto del recorte en la flota del Mediterráneo sea el menor posible.

Por lo que respecta a la gamba roja -un producto clave también para la zona mediterránea andaluza- habrá recorte también, del 5%, aunque será menor que el que planteó inicialmente la Comisión Europea, que era del 9%.

A diferencia de lo que sucedió el año pasado, España apoyó el acuerdo de pesca en lo que respecta al Mediterráneo, mientras que Italia votó en contra y Grecia se abstuvo.

Resultado "magnífico" para Planas, "un error" para la Junta

Para Planas, "el resultado para España es muy bueno. Para nuestro sector pesquero creo que este año los TAC (Total de Capturas Admisibles) son realmente muy positivos". El ministro añadió que "en la mayoría de las pesquerías más significativas de España hemos incrementado volumen y valor de capturas".

La consejera andaluza del ramo, Carmen Crespo, expresó una visión muy diferente. Se mostró contraria a la "brutal bajada de cuotas" que han decidido los ministros de la UE, que considera "un jarro de agua fría para el sector".

En un audio remitido a los medios, ha reprochado que el equipo de comisario europeo del ramo, Virginijus Sinkevičius, se haya centrado en la sostenibilidad ambiental "sin tener en cuenta ni la recuperación de los stocks ni el esfuerzo pesquero que se ha hecho a lo largo de estos años ni la derivada económica de un sector vulnerable que diversifica la costa y que es fundamental para los intereses de los andaluces, de los españoles y de los europeos".

La consejera considera que es el momento de entender el contexto actual como "un año de transición para evaluar la recuperación de los stocks", en consonancia con lo que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

"Creemos que es un error", insiste Crespo, que pide a la UE que decida si la pesquería "va a seguir siendo un sector estratégico para la alimentación de los europeos".