El cuento de la profesionalización
Puerta de los Palos
Falta poco para que se reclame que el hermano mayor sea un CEO y se exija la contratación de un gerente en corporaciones con más de 5.000 hermanos
Agua fría en la palangana macarena
La suerte de tener un arzobispo de guardia

Las cosas de las que se entera uno a estas alturas de la procesión. A cuenta del lío macareno del que se habla del Cabo de Gata hasta Finisterre (como Pepe da Rosa cantaba del malvado J.R.) nos hemos enterado de la imperiosa necesidad de que las cofradías profesionalicen la gestión del día a día en todos los ámbitos. ¡Cáspita, si precisamente la Macarena en eso ha sido vanguardista por muchos motivos! Al parecer ahora los priostes de todas las cofradías tienen que ser licenciados en Bellas Artes, los mayordomos tener hecho un Máster en Economía, los diputados de Culto haber superado unas pruebas espciales en el Seminario Metropolitano, los diputados mayores de Gobierno el curso que se imparte sobre defensa en el Centro Nacional de Inteligencia, los censores o fiscales tienen que haber pasado por la Facultad de Derecho y haber realizado el curso especializado en legislación sobre hermandades y otras asociaciones públicas de la Iglesia, etcétera. La estulticia no puede ser mayor. ¿Necesitaron Miguel Román, Luis Becerra o Manuel Palomino alguna licenciatura para ser considerados maestros por su concepción de la estética en pasos, exposiciones o altares? No es que haya asesores expertos en las materias, que es bueno que se tengan (caso de la figura del cobservador) sino que los oficiales de junta lo sean directamente. Nos hemos vuelto tarumbas, no hay otro tema del que hablar, el calor nos afecta más de la cuenta y los gatos en la barriga danzan por bulerías. La clave del buen oficial de junta es el amor por la hermandad, el respeto por el legado recibido, el esmero en cuidar todos los detalles y el afán por transmitir todo a las siguientes generaciones (valores y patrimonio material). Eso no se profesionaliza. Eso se trae del hogar o se aprende de los mayores. Dejen de encorsetar más y más el mundo de las hermandades y su Semana Santa, dejen de aforarlo todo (las calles y la vida interna de las hermandades), dejen de reclamar frío donde debe reinar la calidez. Alguna vez se han oído ocurrencias similares con el Pregón, que para algunos debería ser pronunciado siempre por profesionales de la palabra y la oratoria. ¡Si el encanto es que lo pronuncie sobre todo y por encima de todo un buen cofrade! No busquen más. Todo es más sencillo. No compliquen más. Cuanto ha ocurrido no ha sido precisamente por una falta de profesionalización, sino por una evidente bajada de guardia. Destacamos en su día que todos los oficiales de la junta macarena están cubiertos por el seguro de responsabilidad de los ejecutivos de las empresas, Y la hermandad cuenta hasta con un asesor de prensa, por poner otro ejemplo. Nos quedan días de soportar testimonios que revelan la anteposición de los intereses personales, cada uno desde su parcelita, en un asunto en el que resta mucha información por difundir y sobran muchos teóricos de sofá. Demasiada gente pide vela en este entierro para tener cuota de notoriedad o de influencia. Nunca la prudencia y la paciencia se han cotizado tan caras. Falta que alguien plantee que hermandades como la Macarena necesitan un CEO. Si las cofradías los cuentan por siglos no es porque hayan estado dirigidas por profesionales, sino por el amor de cientos de cofrades.
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