El Fiscal

Nada puede con nosotros

Nadie podrá con nuestras ilusiones. Nada puede arrebatarnos el gozo de la espera. Somos la ciudad que siempre aguarda la Semana Santa. La vida es eso que ocurre mientras se esperan las mejores horas. Nos avisan ya de los altos riesgos de la lluvia. No nos dejan ni esperar con tranquilidad. Cuando no son las polémicas por la logística es el temor a los aguaceros primaverales que no llenan los pantanos pero dejan dentro a las cofradías. Hay que decirle a alguno esa frase tan buena de monseñor Asenjo: "¡Que nos dejen en paz!". Pues que nos dejen esperar con ilusión. No pudo ni siquiera el virus dichoso. ¿Qué son dos Semanas Santas cuando la historia de la fiesta más hermosa se cuenta por siglos? No son nada. Las pasamos como se pasan los malos tragos de la existencia. Y al siguiente año, la cruz en la calle. 

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