Entrevista a Almudena Ariza

"Los despachos nunca me han interesado, lo mío es estar a pie de calle"

Almudena Ariza en la presentación de 'Españoles en conflictos'

Almudena Ariza en la presentación de 'Españoles en conflictos'

En apenas unos días de diferencia el pasado año Almudena Ariza (Madrid, 1963) fue distinguida en Sevilla, en Gerena, con el premio de Comunicación Manuel Alonso Vicedo y con el Agustín Merello de la Asociación de la Prensa de Cádiz. Ambos reconocimientos premian una labor veterana ante las cámaras y también un aprecio a una vecina de adopción del Campo de Gibraltar, comarca a la que se siente muy unida vía materna. También cuenta con el Iris de la Academia de TV o la Antena de Oro premios que más que halagar hacen justicia a su trayectoria en TVE como corresponsal en Asia, Nueva York y París, con carrera que se extiende por el plató y los estudios de radio aunque ella siempre desea pisar la calle y contar lo que ve. Acaba de estrenar en La 1 la serie reportajes Españoles en conflictos.

Aquel vídeo de su madre en París, con motivo del Día de Andalucía, descubrimos en verdad muchas cosas de usted.

–Pues sí. Mi madre además vive siempre de forma muy intensa el 28 de febrero. En los premios que me dieron hace poco se subió al escenario y me hizo sombra. Mi madre es de Jimena de la Frontera y mi abuela se quedó viuda en Algeciras. Yo he pasado las vacaciones de verano allí. En Palmones entonces el pueblo no estaba ni asfaltado. En Los Barrios tengo una hermana, mis sobrinos. Allí empecé con mis lecciones de guitarra.

–¿Quería dedicarse a la música?

–Sí, yo quería dar la vuelta al mundo y al final lo he conseguido con una cámara.

–¿Cómo nació esa vocación por la guitarra?

–Por el flamenco. Yo oía en mi casa a mi madre y a mi abuela cantar. En verano me pusieron a un profesor de guitarra y aprendía a la hora de la siesta. Manolo tocaba muy bien y me me dibujaba los trastes para que aprendiera. Cuando ya pensé más en serio lo de dedicarme a la guitarra fui al conservatorio. Con 17 años, tras la selectividad, quería seguir con los estudios musicales.

–Y aquí la historia da un giro de guion...

–Se me ‘torció’. Aquel verano necesitaban en Radio Algeciras gente que presentara espacios de música. Pedí el puesto, falseé mi edad y me llamaron. Presentaba los discos junto a Juan Carlos Narváez y al poco me dejaron un programa por la noche. Sergio González era el director de la emisora. Se iluminó así mi vocació por el periodismo. Yo era muy tímida pero ante el micrófono me transformaba. Recibía el cariño de los oyentes y eso me gustaba. Yo hice muchos programas en directo, retransmiiía carreras de carritos en los supermercado. Aprendí a imporvisar, a buscarme la vida...

–¿Y cómo llega a Radio Madrid?

–Trabajé en Radio Móstoles y ahí a los informativos de la SER en Madrid. En Hora 14, Hora 25. Presentaba los boletines de la noche y de ahí enlazaba con Hoy por hoy e Iñaki Gabilondo. Qué gran equipo con Ángeles Afuera, Carlos Llamas Javier del Pino, Hilario Pino...–Pero su destino era la TV.

–En 1990. Me presenté a las pruebas de un informativo con Jesús Hermida. El primer informativo de autor en TVE, Diario Noche. Hermida se comía la cámara con patatas. Me impresionaba mucho. Pasé la prueba, una encerrona, contando una historia inspiradora que saqué del informativo de la radio de aquel día.

–¿Cómo era trabajar con Jesús Hermida?

–Tenía carácter y las cosas claras. Me dio un consejo: las noticias no se leen, las noticias se cuentan. Yo hacía un repaso de la jornada.

–Aquel programa de Hermida se canceló por informar sobre la conversación filtrada de Txiki Benegas, el número 3 de Felipe González, que destapó la SER.

–Yo continué tras Diario Noche, contando las noticias. Pero lo que quería era hacer calle, así que me fui de la tele y me marché a Nueva York. Vuelvo y en la cola del paro me decían “mira, la del Telediario”. Regresé a TVE para presentar Informe Semanal. Y hacer reportajes.

–¿Cuál sería su punto de inflexión?

–Con el 11-S. Una vez allí estaba todo por contar. Fue una oportunidad en la etapa de Alfredo Urdaci. Hacer reportajes a pie de calle es durísimo pero era lo que quería hacer. En 2008 fui nombrada corresponsal en Asia-Pacífico. Conocí así un montón países: Japón, las Coreas. Estuve dos veces Corea del Norte.

–Nueva York es su ciudad.

–Estuve nueve años de corresponsal más otro año tras otros tres en París.

–¿Por qué renunció a dirigir los informativos de TVE cuando ya tenía el nombramiento?

–Los despachos no me han interesado nunca, lo mío está en la calle. Pensé entonces que TVE me había dado tanto que tenía las responsabilidad de devorle algo. Tomé nota de la transformacion de The New York Times y de la TV pública francesa para poder aplicarlo aquí. Acepté para poder hacer cambios estructurales. Cuando me asomé al nuevo mundo me di cuenta de que no podía hacerlo. Tampoco tuve en el número que hubiera deseado el respaldo de los compañeros. Encontrarme sola en la cima no me apetecía.–¿En Españoles en conflictos toma su vertiente de corresponsal de guerra?

–Así es en Ucrania pero también tratamos conflictos como el plástico en los mares de Filipinas, la exigencia laboral en Corea del Sur, las armas en EEUU o la homofobia en Corea. Informé en su momento desde Iraq o Afganistán, el visado para volar a Kabul no pudo llegar para esta primera temporada. Españoles en conflicto fue una propuesta del jefe de programas para contar problemas del mundo desde la perspectiva próxima de los españoles que se encuentran en esos lugares. Así empatizas más.

–¿Algún lugar en esa serie que no conocía?

–La Amazonía peruana. Era un tema nuevo para mí. He estado con las comunidades indígenas, que necesitan recursos cuando todo a su alrededor está siendo explotado abusivamente. No tienen agua para beber y recogen en palanganas la lluvia. La corrupción es transversal en esas sociedades.

–¿Qué perspectivas tiene sobre Ucrania?

–Es frustrante que un año después no haya una solución de paz. Sólo hablamos de armas. Siempre me ha interesado la vida de la gente. Los conflictos se enquistan, los periodistas se marchan y las tragedias continúan.

–Una sugerencia secreta de Nueva York y París.

–Nueva York es el paraíso de la música latina. Funcionan decenas de locales. París, como soy corredora, hay que disfrutarla cruzando parques y bosques. Así la viví en el confinamiento. 

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