Francisco Matte Bon | Catedrático de Lengua Española y Traducción

"La creencia general es que hacer gramática es algo aburridísimo"

El profesor y gramático Francisco Matte Bon, en el patio de la Universidad de Sevilla.

El profesor y gramático Francisco Matte Bon, en el patio de la Universidad de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Gramático, profesor, viajero y políglota. Francisco Matte Bon (Santiago de Chile, 1958), rector y catedrático de Lengua Española y Traducción en la Università degli Studi Internazionali di Roma (UNINT), ha venido a Sevilla para inaugurar la 21ª edición del Curso de Formación para Profesores de Español como L2, que dirige Lola Pons y organiza la Universidad de Sevilla en colaboración con el Instituto Cervantes. Autor de una de las gramáticas más consultadas por los profesores de español, la Gramática comunicativa del español, es discípulo de los lingüistas Henri Adamczewski (de quien toma como modelo su gramática para el inglés) y Jean Claude Chevalier, que le marcaron en su formación como gramático.

Sigue dando clases que le estimulan para seguir investigando sobre análisis de la gramática y del léxico. En constante aprendizaje, políglota (habla ocho lenguas y tiene buenos conocimientos del latín) y viajero, ha vivido por toda Europa (Italia, Francia, Alemania), es buen cocinero, amante de las plantas, de los pájaros exóticos y de los gatos. Criado en una familia numerosa y padre de dos hijos (un investigador matemático en Francia y una bióloga doctoranda en neurociencia entre Suiza y Alemania), recomienda en la vida hacer algo que te gusta "porque lo harás mucho mejor".  

-Su Gramática comunicativa del español cumple 30 años, ¿qué hitos marcó y cómo cambió la forma de enseñar español? 

-Bueno, no sé si mi Gramática cambió la forma de enseñar español. Sé que muchos profesores la consultan porque está enfocada desde la perspectiva del extranjero. Al nativo, por ejemplo, no se le ocurre preguntar la diferencia entre "por qué" y "cómo es que", o entre "querer" y "desear". Si hablamos de tildes, tradicionalmente se enseña al extranjero las reglas del nativo, en lugar de decirle que en español cuando las palabras terminan en vocal normalmente son llanas, agudas cuando acaban en consonante y, si una palabra no respeta esto, se escribe una tilde para marcar que la sílaba tónica es otra. Los diptongos también se pueden explicar de forma mucho más sencilla.         

-Ha vivido en multitud de países, habla varios idiomas y vive entre personas de diferentes culturas, ¿de dónde se siente?

-Aprender idiomas es algo que me ha marcado en mi vida: uso a nivel nativo el español, italiano, inglés y francés. Controlo bien el alemán. Y he estudiado por mi cuenta ruso, chino y portugués. Si tuviera que escoger un país para pasar el resto de mi vida, lo pasaría muy mal (risas). Sería quitarme una parte de mí mismo. Italia es importante, pero la cultura hispánica está muy arraigada también en mí, por mi familia y mis padres. España e Italia son los países donde estoy más, pero necesito ir de vez en cuando a Francia, a Alemania, al Reino Unido... La cultura francesa también está muy presente. El inglés lo conozco bien. Hice estudios de filología inglesa, italiana y española. 

"Enseñar lengua y gramática tiene que ser un recorrido de descubrimiento, más que enseñar categorías"

-Conocer tantos idiomas le ha facilitado enseñar didáctica de las lenguas...

-Claro, si uno quiere decirle a los demás cómo se enseñan los idiomas tienes que demostrar, primero, que sabes hablarlos. Hay quien hace mucha teoría, pero algunos a la hora de la práctica no saben y trabajan sobre las lenguas sin conocerlas. Con cada nuevo idioma que he aprendido he descubierto cantidades enormes de fenómenos sobre las lenguas que conocía. Estudiando chino y ruso, por ejemplo, descubrí aspectos del español. Aprender idiomas te ayuda a descubrir cómo funcionan estos, además de mantener la mente entrenada.

-¿Es partidario de enseñar gramática a los alumnos en los niveles de Primaria?

-La cuestión es qué gramática enseñamos. Mucho de lo que se hace no ayuda al alumno ni a mejorar en su dominio de su propia lengua ni en una lengua extranjera. No pocas veces el tipo de gramática que se enseña tiende a matar el interés por la lengua, por la gramática, e incluso a alejar a la gente. Trabajar sobre la lengua enriquece enormemente y ayuda a aprender a interactuar en este mundo: a expresarse mejor, a ser empático, a ser más delicado con los demás, a relacionarse. La creencia general es que hacer gramática es algo aburridísimo, reglas con listas de excepciones que no se entienden...Hay que implicar a las personas y, sobre todo, tiene que ser un recorrido de descubrimiento, más que enseñar categorías.

"En gramática hay que enseñar el uso, aprender a ver cómo decimos las cosas"

-¿Cómo se enseña a que el alumno descubra cuestiones sobre gramática?

-Lo primero es que aprenda a mirar y a observar los contextos en los que aparece cada cosa. Eso sirve en cualquier ámbito de aprendizaje. A veces se inventan unos complementos muy raros. En Italia había manuales y profesores que hablaban de 'complemento de pena' y 'de condena' cuando decimos "una pena de tres años de cárcel"...Poner esas etiquetas no ayuda realmente. Hay que enseñar a ver otro tipo de cuestiones.

-Ponga ejemplos de esa otra gramática útil que debe enseñarse...

-Por ejemplo, trabajar en la gramática de la interacción. En español, si alguien te pide permiso para hacer algo ("¿Puedo pasar?") pocos se percatan de que respondemos "sí, sí; pasa, pasa". Repetimos uno o dos elementos. Este tipo de gramática es muy útil porque, si afirmas una sola vez "pasa", puedes parecer más duro. Se trata de enseñar, en primer lugar, cómo hacemos las cosas. Si te ofrecen algo y dices que no, generalmente empleas un "no, no, gracias" o "no, gracias" y, a continuación, das una pequeña explicación. Pero si tu interlocutor interpreta algo equivocadamente repites muchas veces no ("no, no, no, no"). Lo mismo pasa al afirmar que sí. No decimos lo mismo con un "sí", con un "sí, sí", con un "sí, sí, sí" o con cuatro veces "sí sí, sí, sí". Fijarse en eso es llevar al alumno a expresarse mejor. 

-¿Recomienda aplicar también esas indicaciones a la enseñanza de español para extranjeros?

-Sí. Enseñar la lengua a los extranjeros no es enseñarle a conjugar los verbos y ya está. No se les puede enseñar a comunicar ni a aprender bien una lengua sin hacer gramática. Hay que enseñar el uso, el cómo hacemos las cosas. Una gramática de mecanismos también es importante. Por ejemplo, cuándo usamos ir a + infinitivo o cuándo el futuro. En un avión oír "señores pasajeros, aterrizaremos", así, sin más, puede parece raro, pero no lo sería "vamos a aterrizar". En español, si te hacen un cumplido, la gente tiende a rebajarlo y no dice simplemente "gracias" o "¿verdad que es bonita/o?". A eso me refiero cuando digo aprender a ver cómo decimos las cosas. 

-¿Cómo ha logrado aprender tantas lenguas?

-Todos los días uso y dedico un poco de tiempo al inglés, al español, al italiano y al francés. Escucho informativos en estos idiomas, leo, me fijo en las palabras. También es importante estudiar fonética, permite aprender mejor la pronunciación. No es verdad que la pronunciación se aprende por imitación. Mucha gente tiene problemas con el inglés porque no lo sabe pronunciar.    

  

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