"Me crié entre bastidores, como el fantasma de la ópera"

"Me crié entre bastidores, como el fantasma de la ópera"
Charo F. Cotta

22 de marzo 2009 - 01:00

-¿Cómo se fragua una artista?

-Para ser una gran artista lo importante es tener una gran afición y renunciar a muchas cosas como, por ejemplo, los novios.

-Mucho sacrificio pide.

-Un novio empieza por quitártelo todo: tú no cantes, tú no vayas, tú no vengas. Y una artista tiene que ser libre, necesita una entrega total. Imagine a una chica cantando en una sala de fiestas con el novio detrás. Eso corta, ¿no?

-Supongo.

-He tenido alumnas que se han retirado en plenas facultades porque se casaron, como Magdalena del Río. Gracia Montes pegó un pelotazo con Será una rosa, será un clavel y lo dejó por un novio.

-Pero habrá parejas que apoyen…

-No. Los hombres, en general, no quieren que las mujeres sean artistas. Salvo que te cases con un representante. O con un caballero de Soria, como hice yo. Nunca me apoyó, pero tampoco me quitó nada.

-¿Usted empezó bailando?

-Empecé de chiquitita bailando con Ángel Pericet. Pero me quedé sin padre a los ocho años y mi madre decidió que no bailaba más. Como tenía un carácter muy serio, me puso en el conservatorio a estudiar piano.

-¿Así nació su vocación?

-Lo que me ha marcado es que nací en un camerino del Teatro San Fernando, como mi madre. Mi abuelo fue conserje allí desde los 22 años y se murió con 92. Mi madrina era la dueña del teatro, doña Adela Grande Barrau.

-¿Vivían allí?

-Por alguna circunstancia el teatro estaba cerrado. Mi madre se casó y se quedó a vivir allí. Cuando enviudó puso una fonda y me dejó en el teatro con mis abuelos.

-Creció tras las bambalinas.

-Me crié entre bastidores, como el fantasma de la ópera. Jugando en el escenario, viendo a todas las artistas buenas que salían en aquella época. Así nació mi vocación.

-¿Viendo actuar a las artistas?

-Salió lareina de la canción, Juanita Reina, el espejo en el que yo me he mirado. Ella empezó con espectáculos en el teatro San Fernando y yo me los veía tarde y noche. Luego los tocaba y se los enseñaba a mis amiguitas.

-¿Se dio a conocer muy joven?

-Se corrió la voz de que la niña de Emilio tocaba las coplas de Juanita Reina. Me traían a las niñas para que se las enseñara y así fue como empecé a dar clases, con diez o doce años.

-¿A cuántas niñas enseñó?

-No me atrevo con el cálculo. Tenía cuarenta o cincuenta alumnas a la semana, y así durante sesenta años. Lo dejé en 2002, porque ya no tenía nada que hacer. Han cambiado los gustos y las costumbres.

-¿Ya no interesa la copla?

-La canción andaluza ha pasado a la historia. Desgraciadamente no hemos sabido defender esta parcela de nuestra cultura. Antes había festivales y concursos de flamenco. Ahora ni las artistas buenas tienen galas.

-Pero tienen Operación Triunfo.

-La Operación Triunfo la inventé yo hace mucho tiempo, con las Galas juveniles. Ponía a las niñas en el escenario cuando llevaban dos meses en la academia. De ahí salieron muy buenas artistas.

-¿Por ejemplo?

-Lolita Sevilla, Gracia Montes, Conchita Bautista… Ése era el trampolín. Aquí las fabricábamos y luego se iban para Madrid. Venía gente de toda Andalucía.

-¿Cuál fue su mejor alumna?

-Depende. Rocío Jurado ha sido la mejor cantante, con una voz fabulosa. Vino de Chipiona con su abuela y le di clases una temporada. Ella dijo que conmigo fue la primera persona con la que cantó al piano.

-¿Y cuál le ha dado más alegrías?

-Cristina Hoyos me da satisfacciones continuamente. Era una niña flaquita y pecosa. Apareció en mi academia en el 57, con su madre. Era la primera que llegaba y la última que se iba.

-¿Qué había en ella de especial?

-Tenía un don especial para la danza y un pellizco flamenco. Recuerdo que por actuar en Conozca usted a sus vecinos, de Radio Sevilla, le regalaron un corte de tela, un globo y un bono para una foto. ¡Cuántas veces he recordado ese momento!

-¿Cuál fue el secreto de su academia?

-Les abría horizontes a las niñas. Venían queriendo cantar y las ponía a bailar, y al revés. Creé mi propio estilo.

-¿Qué les inculcaba?

-Le enseñaba a ser artistas, sin tanto rollo de respiración y vocalización como en otras academias. La ponía en el escenario, a que se las apañaran. Les decía: si te equivocas sigue, si se te cae la flor sigue.

-¿Eran niñas de familias humildes?

-Para ser artista hay que tener hambre. Aquellas niñas querían sacar a sus padres de los corrales. Hoy en día, como tenemos de todo, no hay artistas. Los toreros ya no se acercan a los toros.

-¿Podían pagarle las clases?

-He dado muchas clases gratis. Paquita Rico se ponía en la ventana a escucharme tocar. Un día le pregunté si sabía cantar, le dije que entrara y me dijo que no me podía pagar los tres duros de las clases.

-¿Y la admitió?

-La admití. Mi abuela le daba hasta de desayunar, porque su madre le pegaba si le pedía un huevo duro.

-¿Le gusta que le llamen maestra?

-Me gusta que me llamen Adelita, que es mi nombre de batalla.

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