“Para 2023 falta por cubrir el 60% de las necesidades humanitarias de los niños”

Joaquín González-Alemán · Jefe de Planificación Estratégica en Unicef

Joaquín González-Alemán, en la azotea del edificio donde radica Unicef en Sevilla.
Joaquín González-Alemán, en la azotea del edificio donde radica Unicef en Sevilla. / D.S.

Unicef cuenta en Andalucía con más de 60.000 socios que arriman el hombro en la labor fundamental que hace para asistir al niño en todo el mundo. Joaquín González-Alemán, que lleva trabajando veinte años en la agencia, agradece sobremanera el esfuerzo de ellos, pero en su vuelta a su Sevilla natal (1967), alerta de que las emergencias se han multiplicado con las guerras, el cambio climático y la crisis global. Hay que actuar.

–¿Qué le trae por Sevilla?

–El Betis tiene un proyecto de formación de entrenadores para trabajar con chicos en barrios desfavorecidos, y nosotros como Unicef tenemos la estrategia de Deporte para el desarrollo, para dar a los niños oportunidades de inclusión y desarrollo personal, mejora de su formación física y de su salud, o el derecho al juego. Me preguntaron si podía venir a dar una charla y ha sido un placer.

–¿Hasta qué punto ha quebrantado los planes de Unicef la pandemia?

–La situación de la niñez ha mejorado con respecto a los últimos 20 años, pero sufrimos un retroceso, por el Covid, de un par de décadas fácilmente, hay un indicador que se llama pobreza de aprendizaje, venía a ser en países de renta media o baja de un 50-60% de niños de 10 años que leían un texto y no lo entendían, y ahora ese porcentaje ha subido 10, 15 o 20 puntos. Ha mermado la capacidad de comprensión porque los niños han perdido dos años y medio de horas lectivas. Hemos tratado de paliar esa laguna con la educación a distancia, pero en muchos países no se ha logrado.

–Eso en educación y formación. ¿En salud?

–Otro problema ha surgido con las vacunas. Toda la atención que se ha puesto en combatir el Covid ha supuesto dejar de lado las vacunas de rutina, que son las que se le ponen a los niños al nacer. Luego, muchos padres han perdido sus trabajos y al aislarse en la sociedad, en situaciones desesperadas han recurrido a vender sus propiedades, o a la violencia. Ha aumentado la violencia doméstica con el Covid y el confinamiento.

Involución

"Con el Covid hemos sufrido fácilmente un retraso de dos décadas en los derechos del niño”

–Más ingredientes para este cóctel macabro: el cambio climático.

–Las emergencias climáticas han afectado a los derechos de la niñez: el acceso al agua, la creciente desnutrición, los desplazamientos masivos... es la situación de emergencias más grave desde la II Guerra Mundial. La desertificación, las sequías, las inundaciones, las enfermedades de transmisión viral han aumentado, el calor extremo va a más y afecta mucho a las madres lactantes... Hay problemas hasta de suministro de la pasta de cacahuete que se le suele dar a los niños.

–Y la guerra de Ucrania habrá modificado mucho el tablero de juego...

–Claro que nos afecta, es un desplazamiento principalmente de niños y de mujeres, pues los hombres se han quedado allí, es una mayoría de refugiados de niñez con todo lo que conlleva. Debes responder para escolarizarlos y mantenerlos en un entorno seguro. En Ginebra tuvimos una familia ucraniana viviendo con nosotros quince días, mientras le encontraban asilo. Era una señora mayor y su nieto de trece años, y el chaval estaba traumatizado, el padre, el hermano mayor y el abuelo se habían quedado en Ucrania. Y hay que escolarizarlo y darle un apoyo psicosocial, tiene un trauma. Estas situaciones están ahí. La guerra ha afectado a los suministros, fertilizantes, grano para que lleguen a los países...

–Y llegó el viejo aliado ruso, el ‘General Invierno’. ¿Occidente lo previó?

–Las infraestructuras energéticas se han visto afectadas por la guerra y no hay combustible para calentarse, no hay luz... Pero sí que ha habido mucho apoyo desde Occidente, y del sector privado. Muchas empresas se han volcado. Y las personas anónimas también han donado su dinero... Nosotros tenemos por ejemplo en Andalucía más de sesenta mil socios.

–Que el interés informativo en algunos puntos candentes se desvanezca no quiere decir que el problema haya menguado.

–Para once años va ya el conflicto en Siria, por ejemplo. Nuestra labor es recordar esas necesidades al mundo. Abogamos con los países miembros de Naciones Unidas para que contribuyan, tanto desde el sector público como el privado.

–Aunque sea por interés propio en el caso privado, que se estiren...

Futuro

"Los niños no tienen derechitos, tienen derechos; más allá de que se trate de justicia social, es inteligente desde el punto de vista económico invertir en la niñez"

. Hay un retorno de tu inversión. El premio Nobel de Economía James Eckman dice que el dinero que tú puedas invertir en la primera infancia, en esos primeros mil días desde la concepción hasta los dos años de vida, es fundamental. Esos primeros años son de una plasticidad neuronal y de una importancia tremenda, ahí se forja el carácter, los valores, el software. Y los países que se dan cuenta e invierten, saben que les reporta beneficios. Muchos países del sudeste asiático lo están haciendo.

–Ese niño que siempre tendremos dentro.

–Una neuróloga norteamericana decía que si la humanidad fuera una empresa, los niños serían los de investigación y desarrollo, y los adultos seríamos los responsables de ventas. La niñez tiene una creatividad, una libertad de expresión, una falta de prejuicios, el trabajo en equipo... Por eso el deporte es tan importante.

–¿Le enerva mucho la palabra hueca de las cumbres climáticas?

–Nuestro llamado va en esta línea, las emergencias cada vez son más intensas y duran más. Si no tenemos financiación para responder, estamos mal. Lo podemos hilar con ese SOS que lanza Unicef para 2023, esos casi 10.000 millones de euros que faltan para cubrir las atenciones de esos 110 millones de niñas y niños. Las necesidades de financiación para responder a las crisis humanitarias han pasado de 41.000 millones a 50.800 millones de dólares. La brecha de financiación necesaria, la suma aún pendiente de cubrir de esos 50.800 millones, asciende a 30.100 millones de dólares, una diferencia cercana al 60%. Esto es un llamado interagencial, no sólo de Unicef. Falta por cubrir el 60% de las necesidades humanitarias de los niños para 2023.

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