María Iglesias: "Tenemos que seguir intentando levantar la utopía, a pesar de los fallos"

periodista y escritora

María Iglesias. / Santi Burgos

06 de octubre 2025 - 06:59

SOBRE VIDAS Y MIRADAS. Autora de varias novelas, en ‘Puro empeño’ (Edhasa), María Iglesias propone un recorrido alrededor de la adopción ilegal de una bebé en Marruecos. Premio de la Comunicación de la Asociación de la Prensa de Sevilla, Iglesias (Sevilla, 1976) se ha especializado en temas relacionados con derechos humanos e inmigración, cuestiones de las que ha hablado al abrigo de su último libro esta semana, en sendos encuentros en Cádiz y Sevilla.

–Por favor, dígame que lo de la guillotina con papel de plata en el cole era verdad.

–¿Sale en el libro?

–Sí: es un colegio por el que yo pagaría.

–Pues lo cierto es que sí, que es verdad, que lo hacíamos en el colegio francés cuando era pequeña, que también era muy sincrético, por decir, e incluía Semana Santa, Feria... Entonces éramos más disruptivos y políticamente incorrectos. No sé si se seguirá haciendo ahora.

–En alguna ocasión hemos hablado también de que esos valores ilustrados, de derechos humanos, de los que se hablaba, luego no eran tal en la práctica.

–Uno de los objetivos que tenía con la novela tiene que ver con afrontar la complejidad. Cuando conoces las relaciones coloniales o neocoloniales con África, te das cuentas de que esos valores están muy bien, pero sólo para algunos, porque el bienestar occidental europeo o blanco se ha construido con el expolio del sur. Sigue siendo verdad, desde luego, que esos ideales son un objetivo a alcanzar: todo esto no los invalida. El otro día, en la presentación de Leonardo Padura, nos decía que a pesar de todo tenemos que seguir intentando construir la utopía, y aprender de los errores. Una prueba de que son la meta a alcanzar es que los propios habitantes del sur también los quieren para sí, con todas sus imperfecciones.

–¿Por qué ha querido tratar este tema?

–Cuando te pones con una historia, siempre hay una serie de estímulos que te atraen. En este libro aparecen Nador y un orfanato, ambas referencias que he conocido: un orfanato que, ojo, estaba en buenas condiciones; también me he cruzado con gente joven con anhelo de emigrar, como Jamal; he visto esas joyerías tan potentes que contrastan tanto con todo lo demás... Y con todo ello, pensé en levantar una historia de empatía en la que todo el mundo se moviliza con la intención de hacer lo mejor para una niña.

Creemos en soluciones individuales, pero hay desafíos que exigen soluciones colectivas"

–Bueno, una cuestión que sobrevuela toda la novela es el complejo de salvador blanco.

–Incluso las personas más deconstruidas incurrimos a menudo en estereotipos o en microrracismos, y me interesaba también ese ponernos en cuestión desde la otra mirada. Incomodarme a mí misma hasta el punto de no tener una tesis que defender, por eso hay dos miradas occidentales blancas. Podemos tener unos valores e ideas determinados, pero la realidad nos confronta con hechos que tienen consecuencias, y ese dilema concreto me interesaba como autora. Lo que el libro plantea es que la vida te puede llevar a unas situaciones donde hay muchas posibles soluciones para los mismos casos, y eso no garantiza que la tuya sea la mejor.

–’Puro empeño’ habla también de la cuestión extractivista: directa e indirecta, en infinidad de formas.

–Y cuando rastreas casos de trata de menores, por ejemplo, no es difícil encontrarlos documentados desde fechas muy recientes. Pero, más allá de casos concretos, hay una dimensión de expolio en las adopciones internacionales que preferimos ignorar. Somos capaces de pensar en salvar niños extranjeros adoptándolos, pero no llegamos a plantearnos por qué no procurarle una buena vida a la madre de esos niños. Seguro que hay muchas familias adoptantes muy comprometidas, y seguro que al niño se le cubrirán necesidades básicas y expectativas vitales, pero se le amputan una serie de vínculos de todo tipo. Vivimos muy de espaldas a eso. El gran angular que se abre es por qué renunciamos a construir una comunidad internacional diferente.

–Somos geniales autojustificándonos.

–Quien me conoce sabe que soy muy empeñada, pero también me gusta ponerme en cuestión a mí misma. En el ámbito del progresismo y de la izquierda deberíamos asumir que, por más empeñados que estemos, es saludable escuchar los empeños de otros y lo mismo no cuestionamos nuestro planteamiento, pero nos lleva a posiciones de síntesis más interesantes, más útiles, más constructivas. Y colectivas: estamos criados desde pequeños en el individualismo, las soluciones en las que creemos son individuales y descartamos las colectivas, pero hay ciertos desafíos en los que, si no buscamos soluciones colectivas, lo que estamos haciendo es parchear.

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