"En mi casa se come el roscón de Reyes relleno de crema pastelera"

Alma Obregón | Repostera y ‘blogger’

La repostera Alma Obregón.
La repostera Alma Obregón.

Alma Obregón (Bilbao, 1984) saltó a la fama gracias a su pasión por los cupcakes. Durante tres temporadas presentó en Divinity Cupcake Maniacs y tuvo su propio programa de televisión en Canal Cocina. "Me cautivaron, me enamoraron y mis primeras recetas fueron de cupcakes. Son parte de mi historia, sin duda", confiesa esta repostera, amante del runner y madre de tres hijos: Bruno, Lola y Chloe. Conocida por sus publicaciones en redes sociales, ahora presenta Repostería tradicional (Planeta), un libro de 50 recetas para recuperar sabores de siempre.

–Es de Bilbao, tierra de buen comer y de buenos cocineros.

–Sí, me siento afortunada de ser de una tierra que tiene tanto patrimonio gastronómico.

–Y licenciada en Comunicación Audiovisual y Pedagogía del Violín. ¿Cómo es eso?

–Desde pequeña, con tres años, empecé a estudiar violín. Toda mi vida estuve compaginando la carrera de violín con mis estudios. pero tenía bastante miedo escénico y no disfrutaba al ponerme en el escenario y llegó el momento en que decidí que lo mío eran otras cosas. Encontré mi vocación. Primero la busqué en la comunicación audiovisual y finalmente la encontré en la repostería.

–Hasta ser una de las reposteras más conocidas de España.

–Pues fue de casualidad. Me fui a Alemania a estudiar el doctorado en Comunicación Audiovisual y fue allí, por ocupar el tiempo y porque siempre me ha gustado mucho la cocina y la repostería, donde empecé a hacer recetas. Decidí hacer un blog para contar lo que hacía, las historias que me pasaban en Alemania y, de repente, descubrí que la repostería me apasionaba.

–¿Es verdad que ha corrido 16 maratones? ¿Y los ha terminado?

–Sí, me gusta mucho. No me he retirado en ninguno. Los he terminado todos. Soy muy bruta.

–Tiene tres hijos. ¿Cómo lo hace?

–Lo que menos hago ahora es correr, aunque hace unas semanas corrí la Behobia, en San Sebastián. Sigo entrenando, porque me gusta. Pero sí le digo que con tres niños me salen las cosas más fáciles que cuando tenía uno, que no conseguía sacar tiempo para nada.

–¿Es golosa?

–Muy golosa. Siempre he sido una persona amante del dulce, la repostería y el postre. Al final tenía que dedicarme a ello en casa y como profesión, estaba claro.

–¿Qué postre pide cuando va a un restaurante?

–Me gusta todo. El fin de semana que estuve en Córdoba firmando libros había tocino de cielo y aproveché. Igual que hay personas que siempre piden tarta de queso, yo cada día decido una cosa porque me gusta todo. Por ejemplo, me encantan las torrijas como postre.

–Ahora publica Repostería tradicional. ¿Es una pena que se pierdan recetas en el olvido?

–Sin duda. Tenemos ahora una labor, es nuestro deber, no perder todas esas recetas que durante muchos años se transmitían de boca en boca y últimamente nos hemos olvidado un poco de ellas. Se están quedando muy relegadas en un segundo plano y son verdaderas delicias que no se pueden perder.

"Es muy bonito recordar personas y momentos a través del gusto y de las recetas de toda la vida"

–Sí, es cierto.

–Un poco el espíritu del libro es recuperar todos esos sabores de antes. También me hace ilusión que la gente se anime a buscar en los cajones de su casa las recetas que hacía su abuela o su tía. No sólo que se animen a hacer mis recetas, sino que lo hagan con esas recetas familiares para que no se pierdan. Es una pena.

–Es una forma de recordar a través de olores y sabores.

–Es muy bonito recordar momentos y personas a través del gusto y de las recetas de antes.

–¿La repostería es la más exacta de las disciplinas culinarias?

–Desde luego es muy exacta. Creo que sí, aunque también la cocina en general ha cambiado mucho y hay recetas que llevan mucha precisión. La cocina del día a día es mucho más a ojo, pero en la repostería hay que medirlo todo, hay que pesarlo, hay que seguir al dedillo las indicaciones y, sobre todo, no despistarse.

–¿Cuántos postres le han salido mal?

–[Risas] ¡Millonessss! Muchísimos. Y desde aquí mando un mensaje a la gente que le da miedo la repostería. Es normal. Y pasa lo mismo con la comida salada. Lo normal es que a veces las cosas no nos salgan como queremos, pero siempre digo que no hay que desistir. De verdad, cuando le coges el truco, la repostería es muy sencilla. Además, lo de que todo vaya pesado y medido ayuda mucho a que las cosas salgan siempre igual. Hay cosas que requieren un poco de práctica, pero no por ello tenemos que desistir y sacar adelante la receta.

–Hay que ser atrevido.

–¡Claro que sí! Hay que atreverse a intentarlo, porque merece la pena.

–¿Imagina su vida sin azúcar?

–Noooo. Evidentemente, todo en su justa mesura. Por supuesto que hay que recudir el consumo de azúcar en el día a día, pero es verdad que hay recetas que si le quitas el azúcar le quitas la vida.

–¿El semáforo nutricional va contra su negocio?

–No, en absoluto. Siempre he defendido que la repostería tiene que ser de consumo ocasional y en momentos especiales. En el día a día, tenemos que moderar el consumo de dulces y azúcar. Sobre todo, en los niños es esencial que la alimentación sea equilibrada y saludable, sobre todo en los niños.

–Usted no da pasteles a sus hijos todas horas...

–Noo. Y, además, no me han salido muy golosos, también le digo. No parecen hijos míos.

–Se acerca la Navidad. ¿Es la mejor época para los dulceros?

–La Navidad es una época fantástica para meterse en la cocina. Es divertido el momento de hacerlo en familia y para los golosos es un momento fantástico para probarlo todo y darse caprichos.

–Y una pregunta clave. ¿El roscón de Reyes, con o sin relleno?

–Es tremendo, ahora estoy ayudando a la gente a hacer muchos. A mí sin relleno me encantan, pero en mi casa se come siempre el roscón de Reyes relleno de crema pastelera. Mi padre no los prueba si no es con crema.

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