Jaime de los Santos | Secretario nacional de Cultura del PP y candidato al Congreso
  • Afirma que los derechos del colectivo LGTBI+ y de las mujeres son “sagrados” para el PP de Núñez Feijóo

“Allá donde se censure la cultura tendrán mi repulsa y la de mi partido”

Jaime Miguel de los Santos, el pasado viernes, en Sevilla. Jaime Miguel de los Santos, el pasado viernes, en Sevilla.

Jaime Miguel de los Santos, el pasado viernes, en Sevilla. / Antonio Pizarro

Escrito por

· Alberto Grimaldi

Subdirector de Diario de Sevilla

Historiador del Arte y responsable nacional del Cultura del PP, Jaime Miguel de los Santos (Madrid, 1978) rechaza en esta entrevista frontalmente los episodios de censura en ayuntamientos cogobernados con Vox denunciados en el sector y reivindica que su partido propugna un modelo convivencia alejado de la polarización que se alienta desde los extremos. 

–¿Usted cree que hay una batalla cultural que librar como defiende una parte de la derecha?

–Creo que hay una batalla cultural permanente, pero no porque lo diga una parte de la derecha. La cultura precisamente nace para batallar, para dar respuestas a grandes preguntas y sobre todo oportunidades a cualquiera que se acerque a ella. Yo no me canso de decir que la cultura salva personas y que es probablemente una de las principales soluciones para la mayoría de los problemas. En mi caso, además, me salvó la vida. Sé que suena muy grandilocuente, pero es cierto. En un momento de mi vida en el que yo no me siento todo lo bien que me podría sentir porque soy un adolescente, porque descubro que me gustan los chicos y que eso no es lo normativo, el teatro me ofreció posibilidades para todo, y por encima de todo, para ser quien soy.  

–La batalla cultural  de la que hablo va mucho más allá de la cultura en sí, va de combatir el relato de la izquierda. ¿Eso es necesario?  

–La cultura en sí es un crisol de relatos. Por eso, si la batalla cultural viene de un sitio o de otro para intentar desactivar al que no piensa como quien la está generando, a mí ya no me sirve. Porque lo que hace la cultura es precisamente luchar contra todo lo que considera que es mejorable, porque al final es una realidad espiritual que sale del alma de los creadores. Lo que realmente me parece que es negativo es haberse apoderado de la idea de la batalla cultural como un arma política. Si desde la ultraderecha o desde la derecha más conservadora se pretende, bajo la idea de batalla cultural, destruir determinadas cosas, como desde la izquierda más radical se ha hecho durante los últimos años, que conmigo y con mi partido no cuenten.  

"Me repugna la lona en la que Vox tira a la basura símbolos de la lucha feminista o del colectivo LGTBI"

–Estamos en campaña y el mundo de la cultura ha salido a denunciar censura, precisamente, en alguno de los primeros gobiernos locales de PP y Vox. Aunque es verdad que son casos puntuales, ¿han dejado que sus socios de Vox censuren?

–Allá donde hay una censura van a tener mi más absoluta repulsa,  mi denuncia contundente y la de todo el partido. Son casos puntuales, pero me parecen imperdonables, porque la incultura, que es lo que demuestran esos ejemplos de censura, solamente y precisamente se cura con cultura. Pero más allá de eso, como estoy en contra de la censura como realidad, me parece terrible la que algunos concejales del partido Vox están haciendo visible. Son muy pocas, pero ya son bastantes realidades: un espectáculo teatral, una película... Pero también estoy en contra de la censura a los periodistas. También estoy en contra de que a algunos medios de comunicación, el Palacio de la Moncloa directamente no los convoque, o de que la señora Yolanda Díaz incluso quiera decidir quiénes son buenos o malos periodistas para censurarlos. Es decir, si la batalla cultural es censurar todo aquello que no nos guste, que ni Vox, ni el PSOE ni Sumar piensen que vamos a entrar en esa guerra, que jamás vamos a incentivar. Nosotros precisamente lo que no venimos es a hacer guerras, venimos a dar soluciones. 

–¿Usted se siente cómodo con socios como Vox, que viven en una empanada mental en la que dicen respetar todas las orientaciones sexuales al tiempo que pone una lona que le obligan a retirar porque tira la basura símbolos LGTBI+?

–No me siento cómodo con nadie que tire a la basura un símbolo bajo el que un grupo de hombres y mujeres se sienta feliz, representado o sean por sus mismas características ejemplo de lucha. No es que no me siento cómodo, es que me parece repugnante la lona que Vox cuelga en Madrid en la que está tirando a la basura banderas como la de la lucha feminista o de la de la lucha LGTBI. Por más que yo no esté de acuerdo con algunas de las maneras de entender la vida pública del feminismo, por más feminista que yo sea, que lo soy hasta el tuétano, del mismo modo que por más que sea gay y por tanto parte del colectivo LGTBI, tampoco estoy de acuerdo con la beligerancia que en los últimos años ha atravesado a quienes se han erigido en representantes porque están en los colectivos. Porque no hablan en nombre de todos los que estamos bajo esa identidad. Pero tampoco me gusta cuando en Semana Santa desde determinadas ideologías se ridiculiza la fe monoteísta que en este país es mayoritaria y de la que se mofan en muchas ocasiones. Por tanto, ojo, mucho cuidado con ofender a nadie, especialmente a través de algo tan íntimo como son los símbolos que no solamente nos representan, sino que para muchos han sido parte de la defensa de quienes somos.  

–Estas polémicas a veces parece que se retroalimentan. El propio partido mayoritario en el Gobierno ha basado su precampaña en enfatizar que el PP pacta con Vox. En cambio, aquí en Andalucía recalcó lo mismo y la reacción del electorado moderado fue dar un apoyo muy fuerte a Juanma Moreno, precisamente para asegurar que el Gobierno no estaría condicionado por los extremos.

–Los extremos se necesitan. No solamente se retroalimentan, sino que uno existe por el nacimiento del otro. El advenimiento de Podemos, con su permanente batalla contra todo lo que no estuviera en su línea ideológica, genera el caldo de cultivo para que quienes están justo en el otro extremo tuvieran los motivos para levantar la voz e intentar proyectar el espacio complementario por ser precisamente a la inversa. Y viven en eso. Y además hoy se necesita más que nunca, en una campaña en la que además ven que la polarización, lo mismo que ocurrió en Andalucía, no es lo que los españoles quieren. Lo que la gente normal quiere es estar y vivir tranquilos. Políticas que resuelvan los problemas, pero que no estén permanentemente incidiendo en los caracteres más privados de las personas.   

"Los extremos se necesitan y polarizan pese a que, como en Andalucía, no es lo que los españoles quieren"

–¿Hay algún riesgo para la igualdad si gobierna Feijóo?

–Voy a responder con unas palabras textuales del presidente Alberto Núñez Feijóo; los derechos del colectivo LGTBI y de las mujeres, en especial las que son víctimas de violencia machista, son sagrados para mí y para mi partido. Y si algo tiene el presidente Alberto Núñez Feijóo es palabra y lo ha demostrado con cuatro mayorías absolutas y años y años de gestión al frente de la Xunta de Galicia.  

–¿No es un error que las políticas de igualdad sólo se centren en la identidad del individuo y se olvide la batalla para erradicar la desigualdad de renta o en el acceso real a la misma educación?

–Estoy tan de acuerdo con usted que si las políticas de igualdad donde pusieran una gran parte de su energía fuera en la educación, en las desigualdades como consecuencia de la renta, la idea de igualdad como actualmente la concebimos también quedaría resuelta en una gran parte. El Gobierno que venía a construir el escudo social más importante de la democracia, nos ha llevado a que seamos hoy el tercer país con mayor pobreza infantil de toda la Unión Europea. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios