La campaña poliédrica
LA campaña electoral, como la vida misma, presenta cada jornada un amplio abanico de posibilidades en donde fijar la atención y con aspectos diametralmente opuestos. Una de ellas es la guerra sucia, que podríamos definir como el empleo de malas artes para intentar poner en evidencia al contrario o disfrazar los hechos a conveniencia. En esta ocasión ha sido el Partido Popular el primero en utilizar esta herramienta electoral colocando unas vallas en el municipio de Torremolinos acusando a la Junta de Andalucía de ejercitar una política discriminatoria hacia las poblaciones regidas por los populares y de no haber satisfecho el pago de parte del importe del paseo marítimo de El Bajondillo.
Aunque aquí no se pretende entrar a dirimir de qué parte está la razón, con la amplia documentación en la mano, parece deducirse que el Consistorio de la citada localidad no ha cumplido los requisitos exigidos para que la administración autonómica transfiera a las arcas municipales la cantidad reclamada y que, además, tendrá serias dificultades para documentar el gasto finalista de las mismas. Si añadimos al embrollo la presunta ilegalidad de la acción propagandística en plena campaña parece lógico que desde la dirección del PP hayan comenzado a recular desmintiendo que la instalación de la denuncia gráfica contra el Ejecutivo andaluz se hubiera financiado con dinero público, como se aprobó, hace meses y fuera de campaña, en el Pleno del Ayuntamiento de Torremolinos sólo con los votos del PP.
La técnica de tratar de manchar la imagen del contrario no es patrimonio de una parte concreta del espectro político como ayer se puso en evidencia con la difusión en la red, por parte de las Juventudes Socialistas, del anunciado vídeo titulado De la Torre lleva 40 años en coche oficial confeccionado con imágenes del desaparecido NO-DO. Una distribución que recibió desigual acogida entre los destinatarios, muchos rechazaron la relación de Francisco de la Torre con el franquismo, y que fue calificada por el propio regidor como "un error grave y conscientemente cometido", añadiendo que no compartía este tipo de argumentos, relacionándolos con "una política de falta de limpieza". El candidato del PP a la reelección señaló que "el Partido Socialista sabrá por qué utilizan esos medios", para a continuación explicar lo que él considera un aspecto conocido de su propia biografía "es sabido por todo el mundo que estuve en política, volví a la vida privada y luego retorné a la política". Resaltando que cuando estuvo en Diputación fue un símbolo de cambio y de aires nuevos y de unas libertades que no habían llegado aún.
Decía al comienzo de estas líneas que la campaña electoral tiene una dimensión poliédrica con aspectos humanos diametralmente opuestos al socorrido uso del ventilador. Ayer mismo, el secretario general del PSOE de Málaga, Miguel Ángel Heredia, vivió uno de ellos, que definió como "el momento más emotivo desde que soy secretario general". Estuvo presente, junto con el candidato de su partido a la Alcaldía de Ronda, Antonio Marín Lara, en el acto de afiliación al PSOE de Pedro Pimentel, un rondeño de 97 años, del que su nuevo jefe de fila destacó que "es un mayor que se indigna contra quienes quieren acabar con el estado del bienestar". Heredia aprovechó su presencia en la Ciudad de Tajo para insistir en el argumento central de su campaña que persigue lograr la movilización de un electorado, que sobre todo, en los principales núcleos de población aparece desmotivado y ajeno a la contienda en las urnas. El responsable del PSOE dejó este mensaje "el partido se juega en nuestras plazas y calles, no en Madrid. Si la izquierda no vota, gana siempre la derecha. No nos arrepintamos de que gane la derecha". Heredia dixit.
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