Los que tienen la penúltima palabra

Moragas (PP), Cepeda (PSOE), Villegas (C's) y Errejón (Podemos) son la sombra de los candidatos

Pedro Ingelmo

04 de diciembre 2015 - 06:37

Un diplomático, un sociólogo, un politólogo y un experto en Derecho fiscal son el cuarteto que ejerce de sombra de los cabezas de cartel en estas elecciones. Son los que tienen la penúltima palabra de todo lo que hace el candidato, son aquellos en los que el candidato tiene fe ciega. En dos casos son viejos amigos, muy cercanos. Es el caso de Íñigo Errejón con Pablo Iglesias y José Cepeda con Pedro Sánchez. Otro es el mentor de su candidato, casi su padre político. Es el caso de José Manuel Villegas con Albert Rivera. Y, por último, está el discípulo heredado, el discípulo que Mariano Rajoy heredó de José María Aznar: Jorge Moragas. Ellos no se tienen que exponer como se expone el producto que vende cada partido, no tienen que bailar ni jugar al futbolín, ni al ping pong. Pero su opinión pesa mucho para que sus candidatos lo hagan. Los cuatro se estrenan en el puesto de jefes de campaña (José Cepeda es el que más experiencia tiene) y tres de ellos comparten generación y la idea de que los mensajes en política tienen que quitarse los corsés. El cuarto, Errejón, es bastante más joven, pero ya veterano comunicador.

Jorge Moragas es conocido por su melena y por su casco de motorista. Así es como lleva yendo al Congreso desde los tiempos de Aznar, cuando era un jovencito brillante. Ahora tiene casi 50 años, aunque no los aparenta. Será un cincuentón resultón, de permanente sonrisa y cara de travieso. Podría haber hecho carrera diplomática, porque era brillante y tenía padrinos, pero él siempre ha reconocido que le mordió la política y en la política se quedó. Su primer trabajo fue en Protocolo de La Moncloa con veintipocos años y en él se fijó la mano derecha de Aznar, Javier Zarzalejos. Hoy Moragas es el Zarzalejos de Rajoy. Ha pasado la durísima legislatura protegido, pero con rango de secretario de Estado. Siendo tan locuaz y tan hábil a la hora de manejar la comunicación -es una de las caras más amables del PP-, es curioso que como director de gabinete él fuera responsable del hombre del plasma que tanto se le va a echar en cara a Rajoy en la campaña. Pero Moragas es de los que cree que ya que su jefe le protegía, él también tenía que proteger a su jefe.

"El PSOE no es un partido asambleario; hemos tenido primarias pero no vamos a estar todo el día de consultas. A partir de ahora el PSOE tiene que dejar de mirarse el ombligo y mirar hacia los problemas del país. Habrá primarias si nos conviene estratégicamente, si no, no". No hubo primarias, no fue necesario. La estrategia mandaba. Esas palabras con las que José Cepeda se despachaba poco después de haber conseguido que su jefe, Pedro Sánchez, derrotara a Eduardo Madina en la batalla por la Secretaría General del PSOE, el verano de 2014. Cepeda, senador en esta legislatura, es de los que habla claro y un auténtico animal de la comunicación. En 2013 fue galardonado por los profesionales de la radio con la Antena de Plata al mejor comunicador político, es decir, al mejor tertuliano, por sus participaciones en Onda Cero. Lleva haciendo campañas, como sociólogo que es, desde el año 2000, pero nunca había asumido tanta responsabilidad como en estas elecciones y el reto no es menor que cuando consiguió que prácticamente un desconocido liderara el partido.

Sánchez tiene tanta fe ciega en su estratega como Albert Rivera la tiene en el suyo, José Manuel Villegas, un experto en Derecho fiscal, lo que no ha impedido que Hacienda le esté mirando con lupa, que le ha acompañado en toda su singladura política, desde los tiempos en que se desnudó en un cartel electoral para llamar la atención e incluso desde antes, cuando la formación naranja era un embrión. Es más, si Rivera es líder de Ciudadanos lo es por una estrategia -otro estratega- de Villegas. También se considera a Villegas como el cerebro gris que se fijó en Inés Arrimadas, una jerezana, como una joya en bruto de gran tirón electoral. Acertó y le entregó el éxito a Rivera.

El cuarto hombre en la sombra es el más conocido de todos. Íñigo Errejón entró en un restaurante de Córdoba durante la campaña andaluza y cuatro niños se fueron a por él a hacerse selfies. Él lleva mal la fama, pero han sido sus intervenciones en debates de La Sexta y Cuatro las que, en buena medida, convirtieron a Podemos en lo que es hoy. Este joven politólogo, hijo de un ex hippie de los 80 y activista ecologista, tiene en el trato corto unas maneras exquisitas. Se le nota haber recibido una cuidada educación. Pablo Iglesias valora de él su chispa, su rapidez de pensamiento. En el primer debate de la campaña, en El País, Iglesias tenía el móvil conectado con el de Errejón. Los whatshapp de su jefe de campaña, dicen algunos en Podemos, le hicieron ganar el debate.

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