Los vecinos olvidados de la frontera

La localidad sevillana de El Cuervo tiene una calle cuyos habitantes votan en Jerez

Chaboleo en la parte final de la calle que Jerez tiene en El Cuervo.
Pedro Ingelmo

12 de mayo 2011 - 01:00

Huerto del Juncal es una calle muy larga. Empieza en la provincia de Sevilla y acaba en Jerez, aunque bien es cierto que Jerez está a 28 kilómetros de aquí.

Esta calle es tan larga que, según avanzas por ella, según doblas por la avenida de Cádiz de la localidad fronteriza de El Cuervo, cambia su fisonomía. Empieza bien, con aseadas fachadas, algún jardín cuidado, sombras, aceras cómodas y asfalto fresco; continúa con viviendas más modestas de estrechas puertas y acerado desaliñado; la tercera fase de la calle, y ya habremos recorrido sus 200 metros largos, son patios traseros que acumulan materiales de construcción, una valla levantada con viejas traviesas de tren y viviendas con frágiles puertas metálicas a los lados de un vial de arena donde la ropa se seca en tendederos. Y llegamos al fin, a la colina en la que desemboca: un poblado de chabolas, sin luz ni alcantarillado, un viaje en el tiempo de décadas, un lugar en el que un ensordecedor vocerío de gallos reclama atención. Aquí acaba Huerto del Juncal. Ningún alcalde de Jerez ha venido nunca por aquí a hablar con la gente de la frontera, ningún alcalde de Jerez ha visto crecer este sarpullido urbano.

"Que lo tiren todo, que lo quemen. Esto no tiene arreglo", grita un hombre desde una camioneta. Es la camioneta que hemos visto repostando gasolina en la puerta de una casa en el tramo de la calle en el que el deterioro ya va avisando del final. Observa desde una puerta un adolescente en edad escolar que no está en la escuela y que sostiene un gallo de pelea entre sus brazos. Habíamos pensado en preguntar cómo pagan sus impuestos y cómo votan, pero no parece que aquí haga nadie ni una cosa ni otra.

Volvemos sobre nuestros pasos con cuidado de no salirnos de Jerez, lo que sucede en torno al número veintitantos de la calle, que es donde se encuentra la casa en la que un matrimonio tiene el privilegio de comer frente a frente en diferentes provincias. Ella come en Sevilla y él come en Cádiz, siempre juntos.

Juan Mateos, un jubilado que se acerca a los 70 años, es un buen ejemplo de este dislate fronterizo. Tiene dos casas en El Cuervo, una en el término de Jerez y otra "dentro de Sevilla". Por la primera, de unos 200 metros cuadrados, paga una contribución de 650 euros; por la segunda, de unos 150 metros, paga 300. "El IBI de Jerez es el de una gran ciudad, pero yo no tengo los servicios de una gran ciudad y, además, tenemos eso al fondo -en referencia a las chabolas- por lo que nadie se preocupa". Además, Juan está censado en Jerez, por lo que a él le corresponde votar por las ofertas electorales de Jerez, que ni siquiera conoce muy bien porque, al fin y al cabo, nadie hace campaña para unos 300 vecinos de El Cuervo que tienen su colegio electoral a 16 kilómetros, en la barriada rural jerezana de Gibalbín. "Antes ponían autocares para que fuéramos a votar, pero ya ni eso. No creo que vaya mucha gente a votar. Total, para el caso que nos hacen". Con Juan está un amigo que no quiere decir su nombre, lo que aprovecha para lanzar una andanada de cuidado contra la alcaldesa de Jerez, "que si no quiere esto, que se lo dé a El Cuervo".

No es tan sencillo. Curro Cordero, eterno número 5 de la candidatura de IU en El Cuervo, es uno de los personajes más populares de este pueblo de casi 9.000 almas (contando los de Jerez) porque es el que se encarga de organizar carnavales, romerías y ferias. Compatibiliza el puesto de delegado de Fiestas y Seguridad con su trabajo en una fábrica de escayola de la cercana Lebrija. "El Cuervo se independizó de Lebrija en el año 92 y eso fue más sencillo que conseguir que la calle de Jerez pase a formar parte del pueblo. Eso, sencillamente, no se puede hacer". Para dar servicio a esos vecinos se ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Jerez. Consiste en lo siguiente: los vecinos pagan su contribución en Jerez y, en compensación, entrega a El Cuervo una cantidad por la seguridad, limpieza y agua de Huerto del Juncal. "Pero vamos, que aquí conocemos a Pilar Sánchez por la televisión. Jamás nos ha recibido, nos atiende su secretaria, y lo peor es que hace mucho tiempo que no paga. Hace unos meses la deuda ascendía a 120.000 euros. No sé por dónde irá ahora" . Aunque adentrarse en la calle de Jerez de El Cuervo produce respeto, Cordero afirma que "no es conflictiva, pero si lo fuera ahí estaríamos. Nosotros no vamos a dejar a esos vecinos tirados. Son de El Cuervo". "Aunque no les puedan votar". "Aunque no nos puedan votar".

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