La zona cero de la burbuja

A la localidad sevillana de Huévar le estalló en la cara el ladrillo y acude a las elecciones en un clima endiablado

Pedro Ingelmo / Sevilla

10 de mayo 2011 - 01:00

Quizá a los estudiantes de primero de Bachillerato habría que llevarles de excursión a Huévar del Aljarafe. Si algún día aparece en los libros de texto qué fue aquello de la burbuja inmobiliaria, no servirá de nada contárselo desde una tarima. Deberían acotar las urbanizaciones comprimidas en mitad del campo de Huévar y decirles: fue esto. Pasear por centenares de unifamiliares vacíos, algunos de ellos a mitad de su construcción, recorrer el perímetro de lo que es un inmenso polígono comercial terminado en el que la única nave ocupada es un distribuidor de Coca-Cola, contemplar un gran complejo deportivo en cuyos corchos figuran decenas de actividades pero que transpira soledad o retratar anuncios de promociones y banderolas desgarradas por el viento es la imagen congelada de un estallido. Y a la pequeña localidad de Huévar del Aljarafe, con menos de 3.000 habitantes, a 26 kilómetros de Sevilla, en la carretera de Huelva, ese estallido le pegó en toda la cara.

Ese símbolo del desastre, esa zona cero de una riqueza de humo, puede seguirse a través de la actividad política que se desarrolla un par de kilómetros al sur, en Huévar pueblo, de aroma agrícola, con tractores en los garajes y vírgenes de la Soledad colgando de los balcones a la que se le pide que ruegue por nosotros. La localidad es tranquila, agradable en su exterior, modesta, pero como si se tratara de la película Terciopelo azul algo existe en sus subterráneos. Está emponzoñada por la política. Para explorar esa zona subterránea hay que acudir a la red, allí está todo.

Hay pasión en Huévar por internet. La historia se puede seguir ordenando las entradas en Google cuando se pincha Huévar y se desgranan 300.000 resultados. Es preciso empezar por la campaña electoral de hace cuatro años. Su alcalde, Rafael Moreno, es muy popular desde que dio una cena gratis a todo el pueblo y contrató a Los Morancos para amenizarla. Menos de un año después, aparece la lista electoral socialista con cada uno de los candidatos bajo un fondo digitalizado de una ciudad del futuro. Hablan del progreso y de la futura riqueza que acompañará al primer paso dado con la instalación en el término del centro logístico de Mercadona. La narración sigue con la denuncia del PP de que el alcalde ha profesionalizado la política al punto que todos los concejales (siete, mayoría absoluta) cobran sueldos que se mueven entre los 1.700 euros en catorce pagas y los 2.000 y pico del alcalde. Pero es que existía el convencimiento de que Huévar iba a ser un municipio muy rico. En 2007 nada había estallado, en 2009, cuando se paralizan los trabajos en los Jardines del Guadiamar, la macrourbanización dormida, sí.

Llegan entonces los problemas. Rafael Moreno se defiende desde su blog personal y cuenta los logros en el pueblo, que la oposición define como clientelismo. Acusan al alcalde de utilizar los fondos de emergencia social para comprar coches o pagar facturas del teléfono. El dinero no es eterno y en 2010 los 150 empleados municipales de un pueblo que no llega a 3.000 habitantes dejan de cobrar sus nóminas. El sueño se ha acabado, pero aun así el alcalde reacciona desde su blog anunciando que a cuatro de sus concejales se les retira el sueldo como ejemplo de austeridad. Se puede poner punto final a esta historia, por cerrarla de algún modo, en el momento en que en Nochebuena Moreno cuelga en su blog un vídeo felicitando la Navidad a los vecinos. Es un mensaje institucional, deseando un buen 2011, como los que hace el Rey, pero en el salón de su casa de Huévar, que tiene decoración rústica.

Comprobamos en el pueblo que, pese a la ferocidad internauta, la gente no es dada a hablar de política. El propietario del bar El Gallego, con excelentes tapas, nos cuenta cómo llegó de Galicia pensando en poner un restaurante en el polígono fantasma. "Era un lugar estupendo, cerca de Huelva, Portugal y Sevilla. Tenía buen color, pero pasó lo que pasó y me vine al pueblo a montar un bar de pueblo". Vamos a la plaza central, donde suelen estar los ayuntamientos. Nos indican que no está allí, que el Ayuntamiento lo trasladaron hace un año. Está en los límites del pueblo, un edificio de arquitectura cuadrada e insípida. Por dentro todo reluce. El alcalde no está. Al día siguiente está ocupado. En su blog ha colgado un post al que ha llamado Motivos para vivir en Huévar.

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