"Un pequeño resbalón igual a conmoción cerebral, nariz fracturada, rodilla golpeada”, ha compartido en las redes sociales Susan Sarandon junto a una aparatosa imagen de su cara, marcada por un ojo morado y una nariz con secuelas de un grave impacto.
Una de las actrices más queridas y más combativas de Hollywood ha sobresaltado por su aspecto, ajeno por completo al maquillaje de ficción, con este incidente casero vivido en su domicilio de Nueva York. La actriz tenía pendiente una reunión con un senador demócrata que tuvo que suspender por esta circunstancia.
La intérprete cumplió el pasado octubre 73 años y se encuentra activa y feliz, aunque algún avatar como este la ponga en fuera de juego durante unos días.
Su actitud libre es bien conocida por los medios y le ha dado igual lanzar una opinión en contra de Woody Allen por su comportamiento íntimo como pedir al entonces presidente Obama el indulto para Edward Snowden. Igual como le sucede a Jane Fonda en la actualidad, en su adolescencia se encadenó contra la guerra de Vietnam y pasados los 50 años, con el Oscar por Dead Man Walking ya en casa, no tuvo reparos en protestar activamente en Nueva York por la muerte de un vendedor ambulante a manos de la policía, un asunto que le llevó incluso a pasar por los calabozos.
Hace pocos años viajó a Lesbos para ayudar en la crisis de los refugiados sirios. Sarandon sabe que su voz clara le ha granjeado antipatías e incluso enemistadoes, "no le puedo gustar a todo el mundo", admite, aunque ella prefiere utilizar su carrera profesional "antes de que ella me utilice a mí".
En esa actitud rebelde, la actriz pasará a la historia del cine con su pionero papel de fugitiva en Thelma y Louise, un éxito de taquilla de los 90 que es considerada una película de culto en la lucha del feminismo.
Ella sigue manteniendo el apellido de su primer marido, Chris Sarandon, con el consiguió estrenarse como actriz siendo aún una estudiante de Literatura. Con él estuvo casada doce años, del 67 al 79; aunque su gran amor sería Tim Robbins, doce años más joven que ella con el que estuvo unida más de dos decenios y tuvo a sus dos hijos mayores.
Desde su ruptura con Robbins ha tenido otras parejas como Louis Malle o Franco Amurri. El último en ocupar su corazón fue Jonathan Bricklin, al que sacaba más de 35 años de diferencia y superó cualquier reticencia de los medios conservadores.
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