Betis-Barcelona | La crónica

Al Betis no le basta la estrella de Isco (2-4)

  • El equipo de Pellegrini pierde ante el Barça su primer partido como local en la Liga

  • Tras igualar un 0-2 con dos tantos del malagueño, encajó dos goles en la ruleta rusa final

  • Los verdiblancos caen a la novena plaza

Isco trata de zafarse de Lamine Yamal.

Isco trata de zafarse de Lamine Yamal. / Juan Carlos Muñoz

Entre errores en la planificación deportiva y una inmisericorde plaga de lesiones, el Betis actual ha menguado tanto, que ni siquiera contar con un futbolista top de verdad, como es Isco Alarcón, le valió para seguir guareciendo el Villamarín ante el Barcelona (2-4). Al final pesaron más las grietas en el sistema de contención verdiblanco que la loable reacción de la segunda parte, con Fekir ejerciendo de Cid Campeador y dos goles del genio malagueño en apenas tres minutos, 56 y 59, para igualar un 0-2. Esa encomiable respuesta, que despertó a un aletargado e incluso protestón Benito Villamarín (recados a Willian José, Abner y Borja, sobre todo) se esfumó por dos flechazos de Joao Félix y Ferran Torres muy al final, cuando el partido era una ruleta rusa y cualquiera pudo quedar seco en el suelo. Fue el Betis, un equipo hoy con mucha más entrega que competitividad... a no ser que intervenga Isco.

Con doce bajas afrontaba el Betis la complicada empresa. Doce que bien podrían tomarse por trece, como las barras del escudo, habida cuenta de la ausencia de Willian José sobre la hierba. Y ese hándicap pesó sobremanera cuando el balón echó a rodar y la vulgaridad presidió las acciones de los anfitriones. Sólo Isco, el de siempre, arrojó luz a cuentagotas. El resto, ramplonería. Sin mordiente siquiera.

Ante un centro del campo con Gündogan, Frenkie de Jong y Pedri, el canario escalonado más arriba, hay que morder sin desmayo para hacer que estos exquisitos le cojan asco al partido. Y lejos de ello, el alemán, el neerlandés y el español se enseñorearon del juego con mucha más placidez de la que esperaban.Debutó Johnny Cardoso como acompañante de Marc Roca en la sala de máquinas y el americano mostró más empeño que competencia a la hora de darle equilibrio al equipo, cortar el juego con alguna falta táctica, apoyar alrededor. Lo que suele hacer Guido Rodríguez, vamos.

Con todo, el guion del encuentro pudo cambiar a lo dos minutos si Luiz Henrique es más sutil al elevar por encima del portero Iñaki Peña el balón que le sirvió, picado y manso, Isco en la primera ocasión en que se asomó al balcón del área (4’). Ese gol pudo enardecer a los béticos y desestabilizar a un equipo, el Barcelona de Xavi, que no anda sobrado de moral y firmeza. Pero en esa llegada se encapsuló el peligro franco del Betis en la primera parte.

De lado azulgrana, o mejor dicho amarillo, todo rezumaba mala idea. Sobre todo si recibía la pelota ese látigo que atiende por Lamine Yamal. El prodigioso extremo arrancó la moto varias veces con una calidad desbordante. Y una rapidez asombrosa en la ejecución. Así dibujó su primer eslalon en el minuto 2 y ya no paró de incordiar.

Fue clave para que el Barcelona asumiera las riendas que Frenkie de Jong viera el fútbol de cara con tiempo y metros. Así, puso a Pedri ante Rui Silva a los catorce minutos, pero el canario elevó demasiado la pelota por encima de la portería. El talentoso medio, aun bajo de forma como está, es un jugador muy difícil de detectar con su astucia para descolgarse al área. Así, con la fortuna de su parte, se encontró con el balón en el área después de que un cambio de orientación de Gündogan impactara en un defensor. No tuvo más que asistir a Ferran a su izquierda. Por poco estaba habilitado, ligeramente por detrás del cuero (21’).

No tuvo capacidad de respuesta el Betis arriba. Assane Diao anduvo desmañado por la izquierda, ni Marc Roca ni el debutante Cardoso dieron el aso adelante para buscar a Isco y Willian José volvió a ser un espectro, como en sus recientes partidos.

Todo era Isco: una dejada a Marc Roca que resolvió éste con un flojo y centro tiro con su pierna mala, la derecha (18’), otro tiro blando del malagueño en el 37. Y ya en una decepcionante primera mitad en la que lo mejor fue irse a la caseta sólo un gol abajo.

Pudieron ser dos si el tiro de Lamine Yamal rebota apenas un centímetro más adentro en el palo derecho de Rui Silva (38’) o si el VAR no revela que había fuera de juego en esa acción final entre Lewandowski y Ferrán.

Manuel Pellegrini sabía que algo había que hacer y no lo dudó: al campo Fekir por Assane, isco algo más volcado a la izquierda, y Borja por un inoperante Willian José.

Los estímulos béticos debieron redoblarse al principio de la segunda mitad, cuando Lamine Yamal se volvió a colar hasta la línea de fondo ante Abner y soltó un centro-chut que repelió el poste izquierdo. La pelota le cayó a Ferran, que no perdonó con un zapatazo más duro que colocado (49’).

Y ahí el partido dio un súbito e inesperado giro. Fekir, que no está para arrancar y conducir pero sí para soltar su mágica zurda, metió en el lío a su equipo asociándose con Isco y el Barcelona perdió metros, confiado en la solvencia que hasta entonces había mostrado el trío Koundé-Araujo-Cubarsí (vaya proyecto de central, hoy cumple 17 años). A Isco, con su nivel de fútbol, sólo le hace falta que la pelota circule cerca del área contraria para aparecer. Y eso hizo con un tiro a bote pronto tras un mal despeje de puños de Iñaki Peña y, tres minutos después, al irrumpir al remate y desviar con la punta del pie derecho un centro desde la derecha. El VAR confirmó que estaba habilitado por Frenkie de Jong y el beticismo se terminó de encender para impulsar a los suyos.

Nadie daba por bueno el empate. Altimira entró por Cardoso, Joao Félix entró por un dolorido Cubarsí y el balón viajaba de un área a otra. La tuvo Luiz Henrique en un tiro ajustado, pero decidió la calidad de Joao Félix y de Ferran Torres en dos contras letales ante un Betis que nunca se sintió firme atrás. La enorme estrella de Isco no bastó esta vez y el Betis cae a la novena plaza.

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