Una covacha dentro del Ayuntamiento

Las ventanas abiertas de una Sevilla solo para sevillanos permiten admirar determinadas estancias, como las del grupo Adelante Sevilla, donde se combinan la bandera republicana, el lazo amarillo y proclamas propias de la izquierda radical que afean el edificio

Bandera republicana en los despachos de Adelante Sevilla en el Ayuntamiento
Bandera republicana en los despachos de Adelante Sevilla en el Ayuntamiento / M. G.

Sevilla/PASEAR por esta Sevilla exclusiva para sevillanos por imperativos de la pandemia es toda una aventura. Puede elegir la ruta del colesterol a la verita del río o marcarse su propio itinerario por el centro y las barriadas. No se aburrirá a poco que preste atención a muchos detalles. Descubrirá fachadas en las que nunca se había fijado por culpa del ajetreo del tráfico, edificios de calles estrechas imposibles de contemplar con perspectiva en condiciones normales, e incluso interiores de casas que ahora tienen las ventanas abiertas porque se han relajado las medidas de discreción en este encierro interminable.

No se libra del interés del paseo el propio edificio del Ayuntamiento, donde puede toparse con algún concejal fumando en el andén, con sus guantes puestos y la mascarilla caída. Y si se acerca a la fachada más próxima al Laredo tendrá la oportunidad de comprobar cómo están afeados los ventanales de las dependencias del grupo Adelante Sevilla.

El lazo amarillo en los despachos del grupo Adelante Sevilla
El lazo amarillo en los despachos del grupo Adelante Sevilla / M. G.

Qué forma de maltratar la estética de un edificio de alto valor histórico-artístico, catalogado y con todas las bendiciones de los expertos en patrimonio. La semana pasada mandaron quitar la bandera nacional con luto al Grupo Popular, que vivaquea en las estancias conocidas como el palomar, con el precioso ojo de buey que mira hacia la Avenida. La derecha, que está educada en carísimos colegios privados (como siempre decía Antonio Rodrigo Torrijos) retiró de inmediato la enseña. Son obedientes. El gobierno dictó por escrito que la bandera está ya en el mástil principal y que, además, no se puede hacer un uso partidista de ella.

En la misma orden se hacía referencia a la prohibición de ondear otras banderas o símbolos tanto en las fachadas como “en las dependencias administrativas”, a excepción de los reposteros que se colocan con motivo de las solemnidades, acontecimientos o conmemoraciones.

Una de las ventanas de las dependencias del grupo Adelante Sevilla
Una de las ventanas de las dependencias del grupo Adelante Sevilla / M. G.

Los ventanales de los despachos de Adelante Sevilla están afeados con carteles y proclamas. Gracias a que uno de ellos estaba abierto de par en par pudimos contemplar que el interior parece una covacha dentro de un edificio monumental. Las casetas de distrito de la Feria tienen mejor decoración y, por supuesto, mucho más orden. Hay un clásico como es la bandera republicana, de la que siempre nos ha parecido preciosa la franja morada, aunque es un color que tiende a degradarse con facilidad. Allí está la bandera que no puede faltar como no lo hacían el tío del monociclo o el que iba subido a los zancos en las manifestaciones contra las bases militares de los domingos por la mañana de aquellos años noventa. Eran muy entretenidas.

Ese ventanal abierto nos marcó el paseo. ¡Qué entretenido ver los despachos por dentro! Qué nos gusta en esta ciudad descorrer las cortinas. Se ve hasta un pedazo de lazo.. amarillo. ¿Será por lo de Cataluña? ¡No pensemos mal! Será el pañuelo de un boy scout que alguien lo ha colocado para recordar su juventud. Vamos a contar mentiras, tralará...

Las dependencias de Adelante Sevilla tienen más cachivaches que el Garlochí. ¡El trabajo que tendrá la señora de la limpieza con tanto souvenir! Había un catedrático de Derecho Civil que comentaba que hay lugares que pueden ser bellos, pero que si están recargados o desordenados “hieren a los sentidos”.

Estos concejales de la izquierda más a la izquierda son en el fondo bastante barrocos. Hay que reconocerles la huida del minimalismo imperante, pero te montan una barraca en cuanto se les deja un metro de ventaja. A ver si el alcalde les manda la cartita para que retiren los símbolos. A ver, a ver mi Juan... Ahí quiero verlo.

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