El futuro de Nervión

El urbanismo con silenciador tiene esas cosas: todo preparado en el PGOU para otra gran superficie comercial en la parcela de un barrio donde una vez se planteó el proyecto de un arquitecto inglés apellidado Stirling

La plaza del centro comercial
La plaza del centro comercial / Juan Carlos Vázquez

Sevilla/EN tiempos fue una laguna con patos que vivían felizmente en ella y que llegaron a condicionar el avance de un ambicioso proyecto urbanístico. Fue un terreno asociado a una gran recalificación, a aquel proyecto del arquitecto inglés Stirling, basado en dos rascacielos, un hotel de gran lujo, un aparcamiento y el sonajero de muchas, muchísimas zonas verdes. Un espacio ligado temporalmente a los tiempos de un escocés llamado Wallace en el banquillo del Sevilla, el extranjero con la piel de salmón cuya esposa sufrió un semaforazo en sus primeros días en la ciudad. En junio de 1990, después de tres años de tiras y aflojas, como ocurre siempre con cualquier iniciativa de peso en la ciudad, el Pleno del Ayuntamiento aprobó el plan urbanístico que nunca se llevó a cabo. Toda la ciudad estaba de cara al 92, en crecimiento por donde nunca lo había hecho, mudando de piel, activando a gran velocidad la Isla de la Cartuja, que hasta entonces había sido un páramo y para muchos sevillanos no pasaba, en el mejor de los casos, de evocar la marca de la vajilla de Nochebuena.

Nueva calificación de la plaza del CC de Nervión.
Nueva calificación de la plaza del CC de Nervión. / Dpto. Infografía

Del descampado que servía de aparcamiento para los días de partido pasó a terreno anegado por una obra varada durante años. La paralización generó una suerte de gran piscina que atraía miles de mosquitos en verano. El Ayuntamiento de Manuel del Valle exigió el cumplimiento taxativo de las zonas verdes incluidas en el proyecto. El arquitecto ingles trató de hacer pasar por jardines los previstos en altura, que eran la gran mayoría, y no en superficie, que eran los mínimos. Los técnicos de Urbanismo no tragaron con el timo.

El proyecto se desbloqueó con los años a costa de renunciar a muchos de los planteamientos iniciales. No hubo ninguna edificación de mayor altura que el estadio. Se construyó lo que ha llegado hoy a nuestros días veinte años después: el centro comercial Nervión Plaza, inaugurado en marzo de 1998 de acuerdo con un proyecto de Alberto Donaire. Stirling falleció en plena polémica con la obra paralizada.

Otra perspectiva de la plaza del centro comercial
Otra perspectiva de la plaza del centro comercial / Juan Carlos Vázquez

Ahora, tantos años después y casi en silencio, como se hacen las grandes cosas en esta ciudad, la parcela ha pasado de tener asignado el uso terciario a estar considerada como una gran superficie comercial. ¿Qué recibe la ciudad a cambio? Preparen las risas en off. La contraprestación es que la gran plaza central pasa a ser de titularidad municipal. ¡Ni que fuera la Plaza Mayor de Salamanca! Es decir, de los impuestos de los sevillanos saldrá ahora el mantenimiento y la vigilancia de un gran puñado de metros cuadrados que, al menos sobre el papel, corrían a cargo de la propiedad. Una plaza que, además, tiene un enorme uso de público los días de partido de fútbol en el Sánchez Pizjuán y en las grandes temporadas comerciales. ¿De verdad necesitaba la ciudad asumir ese coste? En Lipasam harán bien en ir preparando la cuenta.

Hasta el menos avezado puede deducir que tras esta recalificación hay un urbanismo a la carta con silenciador por no decir aquello que se decía en los años del PA y que le costó a José Núñez la retirada de la vida municipal. ¿Recuerdan lo del urbanismo bajo sospecha? Mejor no mentar la bicha. De momento.

Lo cierto es que todavía podríamos estar peor si los promotores del actual centro comercial hubieran colmatado la parcela hace veinte años, tal como les permitía el PGOU. Aunque parezca una barbaridad podían haberlo hecho con todas las bendiciones legales. Al menos nos libraron de una construcción maciza, aunque ahora nos encajan una plaza que no aporta absolutamente nada. En poco tiempo es posible que asistamos a la transformación de una zona comercial emergente, donde una única firma puede hacerse con toda la parcela.

Piensen ustedes en grandes multinacionales del sector... ¿del mueble tal vez? De lo que no cabe duda es de que no habrá tranvía porque la ampliación está descartada. Todo apunta a que la atención se centrará en dar cobertura de transporte a la futura Ciudad de la Justicia en Palmas Altas, el proyecto para el que el alcalde Espadas se entiende mejor con el gobierno del PP y Ciudadanos de la Junta que con el anterior de sus correligionarios del PSOE.

Bien haría el Ayuntamiento en no adquirir nuevas plazas en el mercado de segunda mano que le supongan costes añadidos, por mucho que con esta cesión (por así decirlo) se maquille la operación urbanística que sin duda alguna se está pergeñando. Ninguna recalificación se inspira en el altruismo.

Cada vez que arreglan las acercas y se aprovecha para su ampliación, en realidad lo que hace el Ayuntamiento es proporcionarle más espacio a un tabernero para que ponga más veladores. Ahora tenemos una plaza pública perfecta para más manteros. Con su aparcamiento subterráneo ya construido, con sus escaleras mecánicas ya instaladas, con su recalificación aprobada. Todo es tan inocente como aquellos patitos. Cua, cua.

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