Como un sol regresó la voz de Natalia Jiménez a Sevilla

Conciertos

La cantante Natalia Jiménez en una imagen de archivo
La cantante Natalia Jiménez en una imagen de archivo / Carlos Ortega -Efe-
Gonzalo Gragera

24 de noviembre 2023 - 00:56

La música se parece a la fotografía: ambas son canales que desembocan en nostalgias, recuerdos. Con la diferencia de que la música tiene algo de imagen sin imagen sobre la que cada uno construye su historia.

Memoria, recuerdos e historia -personal- fueron las tres palabras que definieron el inicio del concierto de Natalia Jiménez. La cantante celebró en Sevilla sus veinte años de carrera. La fiesta comenzó con un vídeo en el que veíamos a la intérprete en sus comienzos, tocando en el metro de Madrid, en los bares de la capital, en conciertos casi amateur. Pero sin mucha demora, se abandonó ese tono melancólico, sosegado, del tiempo que pasó, y surgió la energía y la fuerza. Natalia Jiménez salió al escenario. Vestida con una capa negra. Arrolladora. Vibrante. Fue ese carácter que todos evocamos de la cultura popular mexicana, de esas canciones que tienen algo de marea indómita y de intensa emoción. Aplausos y el primer exitazo coreado: Que te quería.

La voz de Natalia Jiménez, que sin duda era ese sol que regresa, iluminaba cada esquina del patio de butacas del Cartuja Center.

El tema de "La Quinta Estación" -grupo del que fue vocalista Natalia Jiménez hasta que este se disolvió, en 2010- nos llevó a aquellos años de la primera década de los dos mil. Aún sin crisis económica, sin WhatsApp en los móviles, sin Netflix en las televisiones, sin Amazon, sin la posverdad ni la resiliencia ni la transformación social, con unas incipientes redes sociales -bueno, una: Tuenti- usadas tan sólo por adolescentes. Una España que suena a otro siglo, pero por la que apenas han pasado unos quince años.

Siguió Natalia Jiménez con Perdición, de un corte melódico, y después con Tu peor error, más acusada de ritmos y de registros festivos. En este instante del concierto -aprovechando el ambiente que se generó- la fiesta se vino arribísima y la cantante regaló un disco al público. Entusiasmos, algún que otro grito, bulla frente al escenario. Un paulatino revuelo a medida que Natalia Jiménez enseñaba el disco. La afortunada fue una joven de las primeras filas, que celebró el premio como si se tratara de una victoria trascendental.

A este concierto han acudido padres que eran estudiantes de la ESO cuando "La Quinta Estación" triunfó en las radios y las discotecas de este país.

Daría fue otro tema recibido con ganas por el público. La voz de Natalia Jiménez, que sin duda era ese sol que regresa, iluminaba cada esquina del patio de butacas del Cartuja Center. Seguidores en pie. El concierto empieza a animarse -aún más-. Es ahora ese momento en el que la reunión coge confianza y se olvida ese horror de las relaciones sociales que se llama compostura. Se abandonó al fin el corsé incómodo y cada cual se mostró sin timideces. Natalia Jiménez se tomó un breve descanso, aunque antes arrojó un manojo de claveles al público. Primero un disco, después unos claveles. Todo se daba aquí.

Lo próximo que se dio fue la canción Me muero. Exitazo de "La Quinta Estación" -al cantarla Natalia Jiménez daba la sensación de que no había pasado el tiempo-. “Me muero por besarte, / dormirme en tu boca. / Me muero por decirte / que el mundo se equivoca”. Letra que fue el nick en el Messenger de más de un millennial. A este concierto han acudido padres que eran estudiantes de la ESO cuando "La Quinta Estación" triunfó en las radios y las discotecas de este país.

Tras una breve pausa, volvió a aparecer Natalia Jiménez. Cambio de vestuario. Del negro al blanco. Y a las raíces de la canción mexicana con Si quieres, de Juan Gabriel. Trompeta y una voz colosal, que sonaba al D.F., mezcal, al Zócalo, a Chavela Vargas, a juerga en el Tenampa. Siguió la cantante sentada en el taburete, junto a sus músicos. Fue esta parte del espectáculo un recital más íntimo, más de concierto para los amigos. Algo así como la fiesta que surge dentro de las fiestas -habitualmente en la cocina-.

Pero el tranquileo no duró demasiado. Creo en mí resucitó los ánimos. Mientras una lluvia de confetis se dispersaba entre el público. Luces que parpadean, aplausos, público en pie. Despedida de Natalia Jiménez. Pero los músicos siguieron con su recital -destacó la batería- y aquí nadie se marchó. Los fans pidieron más tras una hora y cuarto de concierto. Tras el disco de regalo, tras los claveles, tras los temazos de la época. Y así fue: más se dio. Aparecieron en el escenario los mariachis. Y apareció Natalia Jiménez, de rojo vestida, del color de los sentidos. Tributo a México: La gata bajo la lluvia, Ya lo sé que tú te vas, Amor eterno.

Natalia Jiménez cumplió sus veinte años de trayectoria. Aunque tuviésemos la impresión de que el tiempo no ha cumplido con su trabajo. Porque al escuchar la voz de la cantante hemos sido aquellos adolescentes, aquellos más jóvenes, que aún ignoraban el carácter nostálgico de la música. Esa fotografía sin más imagen que la que uno quiera poner en el marco.

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