La industria del automóvil europeo reclama a la UE un plan más realista para la transición verde
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La automoción europea pide a Bruselas recalibrar la transición verde y advierte que los objetivos actuales ponen en riesgo la competitividad futura del sector, particularmente por el empuje de la industria china y los costes arancelarios y de producción, en un entorno en el que las ventas de eléctricos no alcanzan los volúmenes previstos.
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La industria automotriz europea ha lanzado una advertencia a Bruselas en vísperas del Diálogo Estratégico del 12 de septiembre. En una carta enviada a Ursula von der Leyen, las patronales de fabricantes (ACEA) y proveedores (CLEPA) piden “corregir el rumbo” de la transición hacia la movilidad eléctrica y reclaman un plan político integral y pragmático que tenga en cuenta la coyuntura geopolítica, económica y de mercado.
Los presidentes de ACEA, Ola Källenius, y de CLEPA, Matthias Zink -respectivamente también presidentes de Mercedes-Benz y la división de Tren Motriz y Chasis de Schaeffler-, confirman su compromiso en inversiones hacia la transición verde de aquí a 2030 de más de 250.000 millones de euros y alertan de que la UE exige al sector transformarse “con las manos atadas a la espalda”, en un contexto marcado por la dependencia "casi total de Asia en la cadena de valor de las baterías", la falta de infraestructuras de carga suficientes, los elevados costes de producción -incluidos los precios de la electricidad- y aranceles como el 15 por ciento que Estados Unidos aplica a las exportaciones europeas.
Como resultado, la cuota de mercado de los vehículos eléctricos de batería está aún muy lejos de donde debería estar: alrededor del 15 por ciento en coches, un 9 en furgonetas y un 3,5 en camiones.
La misiva advierted de que, "para que el cambio sea una opción evidente para consumidores y empresas europeas, hacen falta incentivos a la demanda mucho más ambiciosos, duraderos y consistentes: menores costes energéticos para la carga, subsidios a la compra, reducciones fiscales y acceso favorable al espacio urbano. Además, la combinación de diferentes tecnologías de propulsión acelera la aceptación del mercado y permite alcanzar objetivos de descarbonización en condiciones reales, como ya ocurre en otros mercados".
La industria insiste en que sigue comprometida con el objetivo de neutralidad climática en 2050, pero advierte de que los actuales plazos no son viables. Cumplir con los objetivos de reducción de CO2 para 2030 y la prohibición de venta de vehículos de combustión en 2035 es, según el sector, “simplemente inviable” en el mundo actual. En su lugar, propone recalibrar la estrategia europea, acelerar la renovación del parque automovilístico, reforzar los incentivos a la compra y simplificar la normativa para reducir burocracia.
El llamamiento llega en un momento delicado, con la industria golpeada por la competencia de China, los nuevos aranceles de Estados Unidos y una lenta adopción del coche eléctrico en buena parte del continente. Las patronales insisten en que sanciones y mandatos legales no bastarán para impulsar la transformación y reclaman neutralidad tecnológica, sin apostarlo todo al vehículo eléctrico.
Para ACEA y CLEPA, la reunión del próximo 12 de septiembre representa “la última oportunidad” de ajustar las políticas comunitarias a la realidad actual y evitar poner en riesgo una de las industrias más relevantes y competitivas de Europa
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