El nuevo valor del Mazda CX7

En un entorno de cuento, donde los "picos de las montañas parecen azúcar", pudimos disfrutar de la conducción del Mazda CX-7, uno de los primeros SUV de producción del mundo que combina el diseño y la experiencia de conducción de un deportivo con el carácter práctico y el espacio de un SUV clásico. Desde su lanzamiento en 2006, este todocamino deportivo ha ganado una popularidad creciente en todo el mundo. Según la marca nipona, sus ventas han alcanzado las 190.000 unidades y ha ganado 15 premios de automoción.

En Europa se han registrado más de 30.000 matriculaciones en el segmento de SUV compactos no premium en menos de dos años. No cabe duda de que al cliente europeo le atrae el diseño deportivo del vehículo, la dosis de diversión al volante que ofrece, su carácter práctico para la vida diaria y su amplio espacio y calidad de acabados. Todo ello, y mucho más, pudo probarse en la localidad de Kitzbuehel, uno de los lugares más importantes de turismo invernal de los Alpes austriacos.

NOVEDADES

Lo cierto y verdad es que la nueva versión ha refinado con más acierto sus atributos y se ha convertido en un vehículo más sofisticado, sostenible y "emocionalmente atractivo". Aunque conserva intacto -incluso se acentúa-, el carácter deportivo del modelo original, mejora el confort de marcha y la estabilidad de conducción produciendo, en consecuencia, más placer al volante.

Además, se han reducido los niveles de sonoridad en el habitáculo, creando con ello un ambiente interior más sofisticado. También -y esta novedad es verdaderamente importante- es más sostenible, gracias a un nuevo motor diésel más limpio, que ofrece una gran entrega de potencia y par, bajos consumos y conformidad con la normativa Euro V.

MOTORIZACIONES

Antes de detenernos en este tema, es interesante destacar que el renovado Mazda CX-7 se presenta a los clientes europeos en dos motorizaciones entre las que elegir, ambas con tracción a las cuatro ruedas. La novedad es el motor turbodiésel de inyección common-rail (con una presión de 2.000 bares) de 2,2 litros de última generación, una unidad que ofrece alta potencia y generación de par, con consumos ajustados y bajo nivel de emisiones. Se mantiene el motor de gasolina de 2,3 litros e inyección directa, turboalimentado y extremadamente deportivo. Precisamente, en la anterior motorización, desde Mazda se ha mejorado el filtro de partículas diésel (DPF) de nuevo desarrollo. Esta salida del escape microcerámico es un filtro mucho más eficiente que retiene mayor cantidad de partículas sólidas.

Por otro lado, también hay que mencionar las sondas lamba a ambos lados del escape que controlan los gases emitidos previos a la recirculación e inyectan la cantidad de aire justa que se necesita para que el CO2 sea reducido.

Además, se añade el nuevo sistema de reducción catalítica selectiva (SCR), un filtro que reduce los gases nitrosos (NOx). Éste tiene un inyector que continuamente está produciendo un producto compuesto de urea que Mazda denomina AdBlue (marca registrada de VDA). El vehículo lleva un depósito de 15,5 litros. Su función consiste en inyectar en el reductor este compuesto, produciendo una reacción con los óxidos nitrosos cuyo resultado es agua, evitando de esta manera los gases tóxicos y consiguiendo un motor mucho más limpio. El depósito tendrá que recargarse a partir de los 20.000 km en los concesionarios de Mazda.

En suma, todo lo explicado, junto con los inyectores piezoeléctricos -que otorgan una respuesta muy rápida en cuanto al cierre y la apertura y permiten hacer hasta cinco inyecciones por ciclo-, da lugar a un motor de tecnología punta y mucho más limpio y ecológico.