Despliegue de altura en Londres para Xi Jinping

Reino Unido quiere ser el socio de China en Occidente y ayer el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente de China, Xi Jinping, se juraron amistad entre ambos países. Mientras, las protestas en la calles pasaban casi desapercibidas.

Al inicio de su visita de estado de cuatro días a Reino Unido, el mandatario chino elogió los lazos entre las dos naciones. "A pesar de que mi visita acaba de empezar, estoy profundamente impresionado por lo vivas que están las relaciones chino-británicas y la profunda amistad entre nuestros pueblos", dijo Xi ante el Parlamento británico.

Antes, la Casa Real británica desplegó toda su pompa para agasajar al presidente de China. Según palabras de Cameron se van a tratar negocios por 40.800 millones de euros. La reina Isabel II recibió al dirigente asiático y a su esposa y juntos se trasladaron en carroza hasta el Palacio de Buckingham. Con esta ofensiva de exhibición monárquica, Londres intenta atraer inversiones chinas para las maltrechas infraestructuras británicas, así como para la construcción de centrales nucleares en Reino Unido.