Editorial: Canciller alemana, líder europea

23 de septiembre 2013 - 01:00

DOCE años. Angela Merkel se aseguró ayer de forma casi apabullante un tercer mandato al frente de la República Federal de Alemania. Con esta victoria, la jefa de la Unión Cristianodemócrata (CDU) proporciona a su partido el mejor resultado en las urnas desde 1957. Y no hay duda -si es que aún quedaban- de que la mujer que se convirtió en canciller alemana en 2005 refuerza con los resultados electorales de ayer su etiqueta de indiscutible líder europea. Pocas campañas alemanas habían suscitado más allá de las fronteras germanas tanto interés y expectación como ésta de 2013. Siendo transcendental -obviamente, y en primer lugar- para los alemanes, el balance de las urnas incide de una manera fundamental, clave, en el futuro de la Unión Europea. Ahora, más que nunca. Apenas quedará rastro de los euroescépticos en el Bundestag. Puede que ninguno, pues las primeras proyecciones apuntaban a su desaparición del Parlamento. Merkel también ha barrido a los liberales, a quienes ha rebañado una buena porción de votos. El europeísmo del gigante germano no se resentirá, al contrario. Tampoco le conviene: con un Producto Interior Bruto (PIB) que depende en un 40% de las exportaciones, el futuro Gobierno que Merkel forme tras su inapelable victoria tendrá que ser sensible a la situación de los socios de la UE, destinatarios del 57% de las ventas totales en el extranjero. Pero cifras aparte, es palmaria la contundencia del triunfo de la canciller, que gana en fortaleza, blinda aún más su poder y emerge con las manos mucho más libres que antaño para reemprender una tarea que va bastante más allá del horizonte que pueda otear desde Berlín, el de la culminación de la Europa política y el de la Eurozona, sin esa emisión de deuda conjunta europea de la que abomina -"mientras yo viva no habrá eurobonos"- y desde el precepto de que "la estabilidad de Europa es esencial para el bienestar de Alemania". Es en algunos de los aspectos más importantes en el desempeño de esta labor, como líder europea, donde Merkel cosecha más recriminaciones y reproches, en especial por el ralentí al que tiene sometidas las medidas bendecidas el pasado año por los máximos dirigentes continentales: el presidente del Consejo, el de la Comisión, el del Parlamento y el del Eurogrupo. ¿Y España y Merkel? Rajoy la llamó para felicitarla y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, no ocultó su satisfacción. Cuestión de mera sintonía política. La canciller ya expresó su respaldo a las reformas del Ejecutivo Rajoy, que presume de tener una aliada en la dirigente alemana pero que no debe olvidar que Angie es una férrea partidaria de que la solidaridad debe pagársela cada uno.

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