El G-7 celebrará una cumbre en Bruselas sin Rusia

El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se reúne con su homólogo ucraniano y resta importancia a la decisión adoptada por un "club informal".

Efe

La haya, 24 de marzo 2014 - 22:35

Los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 y los representantes de la Unión Europea (UE) escenificaron este lunes la ruptura del diálogo con Rusia e intensificaron la presión internacional sobre Moscú al decidir celebrar una cumbre en Bruselas en junio en lugar de la del G-8 prevista ese mes en Rusia. "Suspendemos nuestra participación en el G-8 hasta que Rusia cambie el rumbo y las cosas vuelvan al punto en el que se pueda tener una discusión significativa. Nos reuniremos en junio de 2014 en Bruselas en el formato de G-7", anunció hoy ese grupo de países en la que llamaron Declaración de La Haya. "No participaremos en la prevista cumbre de Sochi" del 4 y 5 de junio en el formato G-8, decidieron los líderes occidentales. Por su parte, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha considerado que la posibilidad de que Rusia deje de formar parte del G-8 tras la anexión de la república autónoma de Crimea no es "un gran problema" para su país.

Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Japón, que integran el G-7 o el club de los países más ricos y poderosos del mundo, se reunieron en La Haya para decidir los siguientes pasos con los que intensificar la presión sobre Moscú por haberse anexionado la república autónoma ucraniana de Crimea. En la reunión también participaron, en representación de la UE, los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea (CE), Herman Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso, respectivamente.

El G-7, convocado por el presidente de EEUU, Barack Obama, en los márgenes de la Cumbre de Seguridad Nuclear, señaló que tendrán una amplia agenda que tratar en la reunión de junio, para la que no especificaron una fecha. También decidieron cancelar la reunión de ministros de Asuntos Exteriores prevista para abril en Moscú, en el ámbito del G8, y que haya un encuentro de ministros de Energía en el que se aborden las maneras de "reforzar la seguridad energética colectiva". A las potencias occidentales les preocupan los movimientos de tropas rusas en la frontera este y sur de la Federación Rusa con Ucrania, y consideran que Moscú tiene que reducir el nivel de la tensión.

El consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo a la prensa que se quiere enviar "el claro mensaje de que estamos preparados para avanzar en nuestra respuesta a Rusia y en imponerle un coste a ese tipo de actividades". A su llegada a Holanda, el presidente de EEUU ya había señalado que Rusia deberá "pagar un precio" por la anexión de Crimea. Rhodes subrayó por su parte que "si hubiera un aumento de las tensiones, tenemos la capacidad con nuestros socios europeos y del resto del mundo" para intensificar las sanciones a Moscú.

Los líderes también "reafirmaron su apoyo a la soberanía, integridad territorial e independencia de Ucrania". "La ley internacional prohíbe la adquisición de parte o la totalidad del territorio de otro Estado a través de la coacción o la fuerza", declararon, al tiempo que subrayaron que tal supuesto viola el sistema internacional. En ese contexto, condenaron el "referendo ilegal" celebrado en Crimea hace una semana en contra de la Constitución ucraniana, y condenaron "enérgicamente" el "intento ilegal de Rusia de anexionarse Crimea" dejando claro que "no reconocen" ninguno de esos dos episodios. "Reafirmamos que las acciones de Rusia tendrán consecuencias significativas", enfatizaron, y añadieron que "esta clara violación de la ley internacional es un grave desafío al estado de derecho en todo el mundo y debería ser motivo de preocupación para todas las naciones". En esa línea, recordaron que de forma individual o colectiva han adoptado sanciones contra Rusia y aquellas personas o entidades responsables, y dijeron estar "dispuestos a intensificar las acciones incluyendo sanciones sectoriales que tendrán un impacto cada vez más significativo en la economía rusa". Este nuevo paso se tomaría en el caso de que Moscú "continúe la escalada" de tensión. Por ello, animaron a Rusia a avanzar por la vía diplomática y a abrir el diálogo con Kiev, y mostraron su buena acogida a que Moscú apoye el despliegue de una misión de observación de la OSCE en Ucrania. Igualmente, aseguraron que se mantienen firmes en su apoyo al pueblo ucraniano, y elogiaron la "ambiciosa" agenda de reformas de sus autoridades. Por último, calificaron de "central" el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI) para liderar los esfuerzos internacionales en apoyo de la debilitada economía ucraniana.

Lavrov no ve un "gran problema" en la exclusión

"No creemos que sea un gran problema" que Rusia deje de pertenecer al G-8, el club que además de a Moscú reúne a Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Estados Unidos, Canadá y Japón, dijo Lavrov en una rueda de prensa en los márgenes de la III Conferencia de Seguridad Nuclear. El ministro ruso indicó que el G-8 es un "club informal" en el que "no se puede sacar a nadie por defecto". Recordó también que Rusia participa en otros formatos de reuniones internacionales como el G-20 (que agrupa a los países más industrializados y emergentes), el Cuarteto para Oriente Medio (ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia) o el Grupo 5+1 para negociar con Irán sobre su programa nuclear (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, además de Alemania). "El G-8 solía ser una plataforma de diálogo entre Occidente y Rusia", comentó Lavrov, quien añadió: "Si nuestros socios occidentales creen que no debe mantenerse, no hay problema si no se reúne".

El jefe de la diplomacia rusa también confirmó que mantuvo en el marco de la Cumbre de Seguridad Nuclear la primera reunión con su homólogo ucraniano, Andréi Deschitsa. Sin entrar a detallar el encuentro, Lavrov recordó que su país ya planteó "hace semanas" mantener contactos "con miembros en funciones de la Rada" (el legislativo ucraniano). "No sé cuál de los contactos ha sido el más fructífero", apuntó.

Lavrov también hizo referencia a la entrevista mantenida este lunes en La Haya con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ante quien defendió el respeto por el resultado del referendo sobre la anexión de Crimea a Rusia -considerado ilegal por Estados Unidos y la Unión Europea-, así como "la necesidad de evitar las atrocidades de los radicales" en la zona. "Vemos la necesidad de proteger a los rusos que viven ahí desde hace cientos de años", dijo, a la vez que comparó la situación de Crimea con la de Kosovo, antigua provincia serbia que declaró unilateralmente su independencia.

Preguntado por la firma de los capítulos políticos del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Ucrania, Lavrov indicó que sólo representa "una vigésima parte" del total del acuerdo ofrecido por Bruselas a Kiev, que en su versión completa incluye un tratado de libre comercio. "No tengo muy clara la esencia de esto", dijo sobre la firma, estampada por los jefes de Estado y Gobierno de los Veintiocho y el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, el pasado viernes en Bruselas. Lavrov sí consideró "una sorpresa" que la UE haya decidido firmar el documento con las autoridades interinas de Ucrania, antes de que se hayan celebrado elecciones en ese país (previstas para mayo) y de que se haya cerrado una reforma constitucional.

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