Los italianos acuden a votar en medio del desconcierto político y económico

Beppe Grillo y el Movimiento 5 Estrellas cobran fuerza entre los desencantados

El líder del Movimiento 5 Estrellas, Beppe Grillo, en un mitin en Roma.
M. Arcos · M. Tori Roma

24 de febrero 2013 - 05:03

Los ciudadanos de la península italiana escogen hoy, y hasta mañana al mediodía, al próximo mandatario de su poder ejecutivo. El derecho al voto será la respuesta definitiva a las diferentes propuestas políticas de los partidos que se presentan. Italia es una nación que está acostumbrada a una alta participación electoral y, aun experimentando una importante incertidumbre social y económica, esto no le impide decidir acerca de su propio futuro en un contexto de crisis económica europea y mundial.

Pierluigi Bersani, de 62 años, es el favorito en las encuestas de intención de voto. Esto supondría la victoria del Partido Democrático (PD), una agrupación política basada en el equilibrio de las cuentas públicas, en el empleo y la reducción de impuestos a los trabajadores y las pymes. Manteniendo además una política activa en material social, debilitada en los meses de presidencia Monti, según Bersani. Sobrio, progresista y comprometido, es la garantía del centro-izquierda italiano.

El presidente del gobierno en funciones Mario Monti será clave en estos comicios, ya que su solidez en términos electorales favorecería la estabilidad de una legislatura de cinco años. La austeridad, la reducción del déficit, la reforma de las pensiones y el control de la prima de riesgo, son los ejes de la Agenda Monti.

Por otro lado, Silvio Berlusconi, continúa proponiéndose como candidato, optando esta vez a la cartera de Economía bajo el sello del Partido de la Libertad (PDL). Su programa se basa en superar la política de austeridad evitando una coalición política de izquierda, una circunstancia perfecta, según muchos, para posponer sus citas judiciales. Con una carta enviada a millones de italianos también ha prometido devolver el IMU (el equivalente al IBI español) pagado en el 2012 y no cobrar el del 2013.

El fenómeno social y mediático de estas elecciones tiene nombre y apellido: Beppe Grillo. La actitud crítica y populista del cómico y bloguero, le ha permitido una entrada rápida en el mundo de la política. El objetivo de su Movimiento 5 Estrellas es desestabilizar el statu quo del que disfruta la clase dirigente en Roma, de hecho ni siquiera se presenta como jefe del gobierno aunque en sus listas los candidatos sí lo hagan como parlamentarios. Desde el inicio de su masiva y particular campaña electoral celebrada de plaza en plaza, ha ido consolidando un concepto nuevo de antipolítica que no deja de pronunciarse en la calle y en los medios de comunicación italianos. Muestra de ello es el número récord de seguidores en su cuenta de Twitter, que utiliza como plataforma para su programa político: oposición a Berlusconi, salida del euro y la reducción del número y sueldo de los parlamentarios asentados en la capital romana. Se autodefine como el representante del electorado desencantado con la clase política. Monti, que lo considera un peligro electoral comenta: "No sólo protestas, sino también propuestas".

Desde el extranjero, Italia se contempla como una gran incertidumbre política que podría derivar en una inestabilidad económica si el ejecutivo y el legislativo no dan muestras de solidez. Por otro lado, los recientes escándalos y la personalidad de Berlusconi hacen que Europa apunte más a un tándem político entre Bersani y Monti.

Según los últimos sondeos, los electores se decantarían en primer lugar por el reformismo social del Partido Democrático (33%) seguido del PDL de Berlusconi (28%). Monti y Grillo obtendrían el 16% de los votos respectivamente. Nadie quiere admitir la posibilidad de coaliciones, pero en un marco político donde ningún partido superaría un tercio de los asientos parlamentarios, es una alternativa más que necesaria. Según los analistas la única opción plausible es la unión Bersani-Monti, aunque ambos no lo reconozcan. Así Bersani consolidaría su mayoría y Monti continuaría su programa de reformas prescindiendo de la mala imagen de Berlusconi.

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