El lado oscuro del milagro alemán

La campaña saca a la luz otras cifras económicas de las que no se presume

Almudena De Cabo (Dpa) Berlín

19 de septiembre 2013 - 05:03

En plena campaña electoral en Alemania, el lado oscuro del milagro económico alemán vuelve a salir a la luz para dejar patente que no es oro todo lo que reluce en la mayor economía de Europa. El "niño enfermo de Europa" fue curado con un medicamento con fuertes efectos secundarios.

Las "excelentes" cifras económicas a las que una y otra vez hace mención la canciller Angela Merkel, como una tasa de desempleo del 6,7%, la más baja desde la reunificación alemana, esconden otras menos conocidas.

Alemania, el país que ha conseguido mantenerse a flote mientras sus vecinos se ahogaban, es también el país donde siete millones de personas tienen un miniempleo, 6,1 millones son receptores de ayuda social, 900.000 tienen un trabajo temporal y ocho millones de trabajadores apenas pueden vivir de su sueldo.

"Trabajo para todos debe ser siempre nuestro objetivo", aseguró Merkel durante su intervención en un programa de la televisión pública, en el que contestó a las preguntas de los presentes. "¿Trabajo a cualquier precio?", le preguntaron desde el público. "No. Las personas que trabajan jornada completa deben poder vivir de sus salarios", aseguró.

Sin embargo, el sueño está lejos de cumplirse. Según un estudio del Instituto de Trabajo y Cualificación (IAQ), existen ocho millones de personas en Alemania con un salario bajo, de las cuales más de un millón reciben menos de cinco euros brutos a la hora.

Cada año, el Estado destina 11.000 millones de euros para subvencionar a trabajadores que no pueden vivir de sus sueldos.

Desde hace años, 1,3 millones de trabajadores tienen salarios inferiores a la ayuda social alemana, conocida como Hartz IV. Entre ellos, 300.000 tienen un contrato de jornada completa y un cuarto trabajan más de 50 horas a la semana. Estas cifras han dado lugar a una nueva clase: the working poor (los trabajadores pobres).

"Hace diez años éramos el niño enfermo de Europa", recordó Merkel sobre los beneficios de las reformas emprendidas por el Partido Socialdemócrata en su famosa Agenda 2010. "Bajos costes para aumentar la competitividad", resumen desde la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de Alemania. Pero la Agenda 2010 tuvo también fuertes efectos secundarios en el mercado laboral.

"Soy trabajador temporal de una fábrica desde hace diez años. ¿Qué piensa hacer para controlar el abuso de los contratos temporales?", le preguntó un joven del Este de Alemania a Merkel.

"¿Diez años? ¿Sin ningún tipo de pausa entre medias?", se sorprendió Merkel. "Es un caso extremo. Nunca había escuchado algo similar y me gustaría ocuparme de su caso. Alguien no puede estar diez años así", agregó indignada.

La realidad es que ese caso no es un hecho aislado. En 2012, 820.000 personas tenían un contrato temporal en Alemania. Mientras, hace diez años, antes del inicio del considerado como "milagro alemán", eran sólo 310.000. Además, sólo la mitad de los nuevos contratos temporales eran realmente nuevos puestos de trabajo, los otros remplazaron puestos fijos, de acuerdo a un estudio de la Agencia Federal de Empleo.

Los miniempleos, de un máximo de 450 euros, los trabajadores temporales o de media jornada entran así dentro de las exitosas listas de empleo de Alemania y se alzan como supuestos beneficiarios del medicamento Agenda 2010.

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