Adiós al padre del gaviero
El escritor colombiano Álvaro Mutis, alma del realismo mágico, fallece a los 90 años en México. Recibió todos los grandes premios de la literatura en español, incluido el Cervantes.
"Mutis". Con esta palabra escrita en su twitter a las 10 de la mañana de ayer, García Márquez despedía a su gran amigo. La familia del Cervantes, el galardón más importante de las letras castellanas, tiene desde la noche del domingo un miembro menos, el que correspondía al año 2001. Esa noche se apagó la voz de un inclasificable poeta que hizo magia de la prosa. En la noche del domingo, en un hospital de México Distrito Federal, murió a los 90 años Álvaro Mutis, alma de una generación de escritores que detonarían el boom de la literatura latinoamericana en los años 60 del pasado siglo, abanderando lo que los críticos bautizarían como realismo mágico.
Si la importancia de un escritor se midiera por los premios que ha ganado en su vida, la de Álvaro Mutis sería máxima: tan sólo en España mereció el Cervantes, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Príncipe de Asturias de las Letras. No le faltó ninguno de los grandes. Estos premios rendían homenaje a su gran creación, Maqroll el Gaviero, el tripulante errante y rebelde en el que Mutis se miraba, su alter ego, aunque él dijera lo contrario, porque alter ego tiene que ser Maqroll cuando nace en un poema de los años 50 y convive con Mutis durante más de cuarenta años, a lo largo de siete novelas, con su desilusión por un mundo que no se corresponde con el de sus sueños.
Maqroll tiene algo de sangre española, como reconoció Mutis en vida, que viajó a España en numerosas ocasiones: "Yo he vivido con los ojos puestos en España y en la literatura española", dijo en 1992. De hecho, a Mutis le hizo especial ilusión recibir el Cervantes porque siempre sintió "una gran veneración" por el manco de Lepanto, cuya vida fue para él "una lección, un entrañable y conmovedor ejemplo de lo que es el destino humano, porque, a pesar de que vivió situaciones terribles, creó una obra espléndida y siempre moderna".
También tiene un gen gaditano este Maqroll. Mutis era descendiente del célebre botánico José Celestino Mutis y en 2001, el año de Cervantes, viajó a la ciudad para convertirse en hijo adoptivo de esa provincia.
Nacido en 1923 en Bogotá, Mutis era hijo de diplomático, lo que explicaría su espíritu viajero. Se quedó huérfano en Bruselas, estudió en los jesuitas y tuvo en la universidad de Rosario al poeta Eduardo Carranza como profesor de literatura, un integrante del grupo Piedra y cielo, pura lírica juanramoniana.
Pero ni Carranza hizo titular a Mutis, que se ganó la vida como relacionista de empresas petroleras. Más viajes con Esso y Standard Oil. Y, entretanto, en 1953, Los elementos del desastre son los poemas que alumbran a Maqroll. Fue por entonces cuando algo sucedió con el dinero de la petrolera Esso, algo que posiblemente sólo sabe Mutis y que tiene que ver con su disposición aventurera y jaranera. El pequeño escándalo da con los huesos de Mutis en México D.F., ciudad que adoptaría como residencia. No escaparía Mutis, por entonces y por mediación de Luis Buñuel vendedor de publiciad televisiva, de la larga mano de la Interpol, que lo enchironaría en el palacio negro, que era como se conocía la cárcel de Lecumberri. Hay tremebundos encierros que nos entregan gozosos momentos. Aquella estancia en prisión devolvió otro Mutis al mundo y lo plasmó en Diario de Lecumberri, que fue un primer paso para la gloria, que obtendría con el Premio Nacional de las Letras de Colombia, pero no para la popularidad, que no le llegaría hasta bien entrados los años 80 y, por supuesto, no con la poesía, sino con la primera novela de Maqroll, La nieve del almirante.
Pero la locura, el gran momento Mutis, es cuando Mondadori publica en España Ilona llega con la lluvia, que se convierte en un auténtico acontecimiento literario. Desde ese instante, Mutis se desliza por el éxito con sobriedad y maestría mientras sigue construyendo su compleja obra que tripula el inseparable Maqroll. Es Siruela la primera editorial en dar forma a una antología de sus novelas del gaviero, al publicarlas en dos volúmenes bajo el nombre de Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero. Alfaguara va más allá en 1996 y recoge esas siete novelas en un solo libro de tapas azules que forma parte ya de la decoración de las estanterías que se precien y que se lee con inusitada agilidad.
Como su Maqroll, Mutis era pesimista. No tenía esperanzas de que el hombre pudiera sobrevivir a su propia miseria. "Estoy decepcionado de la humanidad, no hay un solo paso, decisión o acto que no sea absolutamente demente", llegó a asegurar Mutis. Y así, el gaviero, por un fallo respiratorio, se fue sin creer en el ser humano.
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