Entre el lirismo, los himnos vitalistas y algo de intrascendencia

Alejandro Sanz | Crónica

El cantante presentó su nueva propuesta en el estadio Benito Villamarín. La noche contó con invitados de lujo como Pastora Soler, Antonio Carmona o Rosario Flores, entre otros

Alejandro Sanz anoche en el Benito Villamarín.
Alejandro Sanz anoche en el Benito Villamarín. / Antonio Pizarro

Alejandro Sanz dio el pistoletazo de salida a La Gira en el día más caluroso de lo que llevamos de año en Sevilla. Con las entradas agotadas desde hace semanas, el estadio Benito Villamarín lució abarrotado para saludar al recientemente nombrado Hijo Adoptivo de Sevilla, condición de la que vaciló el artista en algún momento de la noche. El cantante desgranó el contenido de El Disco, su flamante álbum de nuevas composiciones, y repasó sus grandes éxitos. La fórmula elegida fue: una canción de repertorio, que la gente coreaba entregada, facilitando el trabajo vocal del intérprete, y a continuación un tema nuevo. Canciones como Yo no tengo nada, que es ya un himno oficioso de los tiesos, que interpretó junto a Pastora Soler y ya se ha convertido en uno de esas descargas vitales características de Sanz, que son lo mejor de su cancionero. Menos interesante resulta cuando se adentra en terrenos ajenos, sea el pseudo-funk de Azúcar en un bowl o los ritmos urbanos latinos de Back in the city: para eso me quedo con Te canto un son, un territorio que Sanz sí domina, y que cantó con algunos guiños flamencos, merced a la colaboración de Antonio Carmona.

El cantante melódico hizo las delicias de sus fans desarrollando esas largas parrafadas de autoafirmación –con las que cualquiera se puede identificar– que son sus letras, y que le dan un soporte rítmico y literario a sus canciones, alcanzando el paroxismo, anoche, en Los lugares, una de las entregas más interesantes del nuevo disco, que contó con un artista invitado virtual, Residente, pero tanto da. Melodías y estribillos pegadizos y mucha complicidad con un público que lo adora hasta el punto de llevar varios días haciendo cola a las puertas del Benito Villamarín para conseguir un lugar cerca del escenario y poder ver a su ídolo de cerca. El concierto se lo dedicó a José Antonio Reyes, conmocionado como estaba Sanz –como toda la ciudad– con la noticia del repentino fallecimiento del futbolista. Quizá esa fue la razón de que abriera su concierto con Si tú no estás, uno de los éxitos de un repertorio que cuenta con más de cien títulos, entre los que escogió temas como Hoy llueve, hoy duele, Capitán Tapón, de los discos más recientes, o Aquello que me diste, Ella, A la primera persona, Amiga mía, Corazón partío o Quisiera ser, que interpretó junto a Rosario Flores, del repertorio más clásico. Y no faltaron, como decíamos, esos himnos vitales como Mi marciana, que son sin duda lo mejor de Sanz. Otro de los momentos emotivos de la noche fue cuando interpretó Sevilla junto a Arturo Pareja Obregón y La Flaka. El cantante demostró que se encuentra en un gran estado de forma, que su voz no sólo continúa trasmitiendo lo que se propone a su público, sino que además está coronada de la solidez y madurez que dan los años trascurridos desde que se iniciara en el mundo de la música.La banda, estrictamente paritaria, estuvo bien empastada toda la noche, sobre todo después de los primeros temas, cuando el sonido se ajustó. También en lo coreográfico el conjunto mostró complicidad a raudales. Una banda de distintas procedencias: norteamericana, caribeña, española..., y que aporta diversidad sonora y étnica a la propuesta. La componían Karina Paisan y Txell Sust a los coros, Vic Miralles al saxo, piano y guitarra, Carlos Martín a los vientos, Crystal Torres a la trompeta latina, Chris Hierro y Glenda del E a los teclados, Pau Figueres a la guitarra, Brigitte Sosa al bajo, Helen de la Rosa a la batería, Alfonso Pérez al piano y Michael Ciro como guitarra y director musical. 45.000 personas corearon los éxitos de Sanz, bailaron y saltaron al ritmo que imponía el grupo y disfrutaron del espectáculo visual que ofreció el cantante. Un público variopinto, aunque dominado por la franja de edad de los 40 y 50, es decir, que se aficionó a la música de Sanz en su adolescencia y juventud y que ha ido madurando conforme lo hacía la música del artista. No obstante, también se veían familias completas y público juvenil. Fue por tanto un recorrido por la docena de discos publicados por Alejandro Sanz a lo largo de estos años en los que ha evolucionado de ídolo para adolescentes a autor de sentimentales melodías desgarradas, de amores contrariados o celebraciones vitales. Treinta años de carrera resumidos en dos horas y pico de un concierto que abre una gira que lo llevará a grandes escenarios de España y América. Todas sus épocas, todos los estados de ánimo de un artista que siempre estuvo ahí, que forma parte de nuestra memoria sonora, estuvieron representados en el concierto.

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