Bonezzi, el mejor de los tiempos

Muere a los 49 años Bernardo Bonezzi, protagonista de la 'Movida' y compositor de numerosas bandas sonoras para el cine de Almodóvar, Gómez Pereira o Díaz Yanes.

El músico madrileño Bernardo Bonezzi.
El músico madrileño Bernardo Bonezzi.
Manuel J. Lombardo

31 de agosto 2012 - 05:00

Bernando Bonezzi, fallecido ayer en su casa de Madrid a los 48 años, líder y fundador del mítico grupo de la Movida Zombies y autor de canciones emblemáticas como Groenlandia o Voy a ser mamá que son hoy pasto para la nostalgia de cuarentones de media noche, trajo al cine español de los 80 y 90 un nuevo sonido acorde a los tiempos y una profesionalización insólita del compositor de bandas sonoras.

Autodidacta y multiinstrumentista, seguidor del pop-rock más vanguardista, el joven Bonezzi sumó su talento precoz al espíritu lúdico, noctámbulo y multidisciplinar de la movida liderado por los Almodóvar, McNamara, Berlanga, Alaska y compañía, con quienes colaboraría en la grabación de algunas canciones que acabarían sonando en Laberinto de pasiones. Tras este primer encuentro, Bonezzi inicia una colaboración con Almodóvar que se materializará en las bandas sonoras de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Matador y Mujeres al borde de un ataque de nervios, en las que, aprendiendo sobre la marcha, conjugó su eclecticismo y su gusto por la experimentación en una escritura que integraba numerosos estilos y referencias que iban del bolero al rock, del sonido del melodrama clásico de Hollywood al jazz, de la canción italiana al flamenco.

Tras romper con Almodóvar por desavenencias artísticas y recelos personales, Bonezzi emprende una carrera profesional en el cine español de la mano del productor Gerardo Herrero, que le ofrece trabajar con el siempre interesante Felipe Vega, para el que compondrá las bandas sonoras de Mientras haya luz (1987), uno de sus mejores trabajos, una intensa música para piano y cuarteto de cuerdas, El mejor de los tiempos (1989) y El techo del mundo (1995). También de la mano de Herrero colabora con el peruano Francisco J. Lombardi en La boca del lobo (1988), donde inicia su investigación con el folclore y los instrumentos étnicos integrados en la orquesta.

Los últimos 80 y los primeros 90 son los años felices de Bonezzi en el cine español, con títulos como Baton Rouge (1988), de Rafael Monleón, Barrios altos (1987), de José Luis Berlanga, Don Juan, mi querido fantasma (1990), de Antonio Mercero, Todo por la pasta (1991), de Enrique Urbizu, Hola, ¿Estás sola?, de Icíar Bollaín, o Morirás en Chafarinas (1995), de Pedro Olea. Es ésta la época en la que Bonezzi compone también la popular y pegadiza sintonía de la sitcomFarmacia de guardia, a la que también se suman otros trabajos televisivos como Gatos en el tejado o Canguros.

En 1994 se produce otro encuentro fundamental en su carrera. Manuel Gómez Pereira, por entonces empeñado en insuflar aires sofisticados a la comedia española, lo llama para poner música a Todos los hombres sois iguales, gran éxito de taquilla al que seguirían Boca a boca (1995), El amor perjudica seriamente la salud (1997), el thriller Entre las piernas (1999) y Desafinado (2001), sonado batacazo comercial que contó con una suntuosa banda sonora grabada, como era la moda de aquellos días de esplendor, por la Orquesta Sinfónica de Praga.

También en 1995 Agustín Díaz Yanes le ofrece hacer la música para su debut como director, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, cuya banda sonora, por la que ganó su único Goya (tuvo tres candidaturas más), está atravesada por una potente sonoridad urbana que integra guitarras y bajo eléctricos, bases programadas y una trompeta jazzística entre ritmos constantes y apuntes taurinos. Tras la experiencia americana de Tardes de Gaudí (2001), de Susan Seidelman, ambos volverían a colaborar de nuevo en Sin noticias de Dios (2001), el último trabajo para el cine de Bonezzi, quien en esta última década de su corta vida se ha dedicado a seguir componiendo y grabando discos instrumentales de reminiscencias cinematográficas (La hora del lobo, La hora azul, La hora del té) o, como ocurría recientemente, a resucitar a sus Zombies en un memorable concierto en la madrileña Sala Caracol para presentar canciones de sus dos últimos discos, El viento sopla donde quiere y La esencia de la ciencia, y agasajar a los nostálgicos con viejos éxitos de aquellos primeros 80.

stats