Arte

Colectivas para una nueva normalidad

  • En el inicio del curso, varias muestras acercan el trabajo en los estudios de los artistas durante el confinamiento

Fragmento de 'The modernists', una obra sobre papel de José Miguel Pereñíguez.

Fragmento de 'The modernists', una obra sobre papel de José Miguel Pereñíguez. / D. S.

La temporada artística sevillana ha empezado como si nada, con muchas ganas de olvidarse de pandemias y restricciones para afrontar nuevos retos, aunque estos son los de siempre: conquistar al público y al escaso y reticente mercado contemporáneo local.

Entre las propuestas aparecen nombres consolidados como los de Chema Cobo (Weber-Lutgen), Carlos Montaño (Birimbao) o el fotógrafo granadino José Guerrero (Alarcón Criado). La apuesta institucional está representada por Cristóbal Aguilar, miembro de Estampa Popular (Casa de la Provincia) y Nazario (CAAC), mientras aparecen espacios nuevos (galería Magasé) o el pie.fmc (plataforma independiente de estudios flamencos modernos y contemporáneos) y se relanzan otros (Zunino, César Sastre o el salón de arte Crisol). La más veterana y prestigiosa de las galerías sevillanas, Rafael Ortiz, presenta una colectiva de cuatro artistas, mientras los responsables de Di Gallery, una de las más recientes, se embarcan en una subasta solidaria.

Me detengo en estas dos últimas exposiciones porque la variedad de artistas que exhiben puede ofrecer un panorama más amplio de lo que se ha estado haciendo en los estudios de los artistas en el tiempo del confinamiento.

'La rama', obra de Javier Parrilla en la muestra benéfica en Santa Clara. 'La rama', obra de Javier Parrilla en la muestra benéfica en Santa Clara.

'La rama', obra de Javier Parrilla en la muestra benéfica en Santa Clara. / D. S.

Así, en la colectiva que se exhibe en el Espacio Santa Clara, El tiempo entre las hojas, la heterogeneidad de nombres, formatos y procedimientos es el único factor común; tiene el inconveniente de la ausencia del comisario que racionalice el discurso y ofrezca un relato coherente. Pero también tiene ventajas: esa misma inmediatez en la que cada artista elige la obra que lo representa otorga frescura y cierto descaro a la muestra, que nos permite tomar desde un ángulo diferente el pulso a lo que se ha pintado en Sevilla durante el confinamiento, sobre todo en lo que respecta a los más jóvenes y menos conocidos. Por otro lado, también se incentiva el mercado con la modalidad de la subasta online. Y finalmente es una actividad a beneficio de la obra social del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, algo a los que los artistas sevillanos siempre se han prestado, aun cuando casi todos ellos están también necesitados de ayudas. Las subastas tienen tradición incluso en el galerismo sevillano: Juana de Aizpuru comenzó su andadura, antes de abrir su galería en la calle Canalejas, como organizadora de subastas para ayudar a finales de los años 60 a la entonces deprimida barriada La Liebre de Alcalá de Guadaíra, donde hoy tiene una calle.

La lista de artistas es tan heterogénea como corresponde, desde la presencia tutelar de Luis Gordillo y artistas reconocidos como Dionisio González, Rubén Guerrero, Miki Leal, Santiago Ydañez, Fer Clemente o Javier Parrilla, hasta los jóvenes de la ultima promoción aparecida en Sevilla justo antes del confinamiento, buena parte de los cuales se dieron a conocer en la muestra Los viejos-nuevos pulsos de la pintura en Sevilla, especie de actualización en 2018 del Plan Renove, comisariado por Sema D’Acosta y Patricia Bueno.

'Y el melocotón gigante', de Rosa Aguilar. 'Y el melocotón gigante', de Rosa Aguilar.

'Y el melocotón gigante', de Rosa Aguilar. / D. S.

El susurro del papel, la exposición de la galería Rafael Ortiz, es de naturaleza muy diferente. Rubén Guerrero, Miki Leal y José Miguel Pereñíguez son tres de los artistas que más prestigio han dado, a la vez que ellos se prestigiaban, a la galería en los últimos años. Aquí se acompañan de Jorge Thuillier un artista más joven y que debuta en la galería, aunque lo presentara virtualmente en el último ARCO. Cada uno está bien representado con obras sobre papel como excusa y línea argumental que unifica la exposición, cuando en realidad se trata de cuatro pequeñas exposiciones individuales. En esta ocasión, el papel sirve de campo de experimentación. No tanto en el caso de Leal, ya que es el soporte usual de su pintura, que alterna últimamente con la cerámica.

Moviéndose entre la figuración y la abstracción, Miki Leal despliega una elegancia compositiva y un sentido de la armonía y el ritmo que ningún momento resulta monótono ni aburrido; su concepto de la obra como ornamento huye de todo dogmatismo programático para extender una suerte de alegría de vivir a nuestro alrededor.

Rubén Guerrero afirma en el texto promocional que en su pintura “el pensamiento antecede a la ejecución, en el dibujo es simultáneo”. Pero no son dibujos, quizás tampoco pintura o ambas cosas a la vez y algo más, también collage y hasta bajorrelieve. Tampoco importa esto mucho: son ejercicios logrados, ni bocetos ni apuntes, encuentros o tropiezos con la imagen y su imposibilidad de mostrarse, juegos de descubrir y ocultar a la vez en un proceso que tiene autonomía propia.

Obra sin título de Rubén Guerrero. Obra sin título de Rubén Guerrero.

Obra sin título de Rubén Guerrero. / D. S.

José Miguel Pereñíguez se reencuentra con el cartón que tantas satisfacciones nos produjo en años anteriores. Como entonces, aparecen ecos muy velados de contenidos y referencias culturales, preferentemente de mitos y ritos clásicos, pero no son ilustraciones, sólo añaden una nota más a una forma de entender la producción artística. Obras en las que las capas de significados e incidentes producen una especie de conspiración nostálgica de la imagen como forma significativa hundida o suspendida, esta vez, nuevamente, en la durable fragilidad del papel.

Jorge Thuillier pertenece a una generación posterior a ellos tres y en su caso el papel es un campo de expresión más libre y arriesgado que el lienzo. En estas obras parece centrado en definir una identidad en medio de las grandes preguntas sobre la existencia, y curiosamente lo hace desde planteamientos más cercanos a una generación anterior a la de los pintores con los que ahora expone, y muy particularmente a la obra de Curro González; buen ojo en elegir esa referencia si es cierta esa afinidad que encuentro en sus obras.

Estamos en marcha, la temporada ha comenzado con ofertas muy variadas. Ahora que por fin se puede, por favor, pasen y vean.

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