Fernández Cotta presenta su novela 'Un nombre distinto'
Carla Artés leyó de un tirón la primera novela de Charo Fernández Cotta en cuanto la recibió. Ayer, en el tren que la traía a Sevilla desde Madrid, volvió a entrar en sus páginas y se asombró de nuevo ante las "trazas de realidad" de Un nombre distinto, obra ganadora de la segunda edición del Premio Guadalquivir de Narrativa. Anoche se presentó oficialmente en el restaurante Abades-Triana, patrocinador del galardón convocado por RD Editores, en un acto al que acudieron la consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, y la propia Carla Artés, que quiso apoyar con su presencia la publicación de este libro, que "tantas similitudes" guarda desgraciadamente con su propia vida.
Porque Artés, de 35 años, no es una lectora cualquiera. Lleva audífonos en los dos oídos, consecuencia de las palizas que sufrió de pequeña primero en un opaco orfanato y después en el seno de la familia que la secuestró, encabezada por un miembro del servicio secreto argentino y de la Alianza Anticomunista Argentina, la infausta Triple A. Sitios adonde llegó en plena dictadura militar después del asesinato de su padre en Bolivia y la desaparición de su madre tras ser detenida en el mismo país, al que habían viajado ambos para apoyar una huelga de campesinos y mineros.
"Hija, te han tocado con una varita mágica", le dijo la abuela de Carla a Fernández Cotta. Le costaba creer que la historia que había leído, tras una mediación previa de la Asociación de las Abuelas de la Plaza de Mayo, no fuera real. "Yo en principio quería escribir una novela sobre la identidad, pero se fue transformando después de conocer el caso de Ernestina de Noble", explicó ayer la autora, en referencia a la investigación a la dueña del diario Clarín y de una de las mayores fortunas de Latinoamérica, cuyos hijos, sospecha la Justicia argentina, podrían ser hijos de desaparecidos durante la guerra sucia.
De ese hilo tiró en su cabeza Charo Fernández Cotta para armar una novela "de acción e intriga" que transcurre en Nueva York y que plantea qué le ocurre a una persona cuando descubre que no es quien creía ser. Una historia que aspira, según aclara la periodista y escritora, a entretener, aunque contiene algunas enseñanzas importantes, en opinión de Micaela Navarro. Por ejemplo, lo necesario que es "tener certezas sobre los orígenes de uno, aunque luego la vida nos enfrente inevitablemente a otras incertidumbres".
Y es que aunque se trate de una ficción, leyendo el libro "vienen a la cabeza muchas cosas reales" que avalan la lucha de todas las víctimas de la violencia política por "recuperar su memoria y su dignidad". A Navarro, además, le parece que esta novela llega a las librerías en "un momento muy oportuno". "Querer saber es fundamental", dijo la consejera, a quien le agradó también la manera de tratar el tema por parte de la autora, ajena por completo a la "perspectiva del rencor" y poniendo el acento en la "solidaridad".
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