MOZARTIADA | CRÍTICA

Feliz aniversario, Wolfgang

Retrato póstumo de Mozart por Barbara Krafft.

Retrato póstumo de Mozart por Barbara Krafft. / DS

El 27 de enero de 1756 nacía en Salzburgo quien sería bautizado como Johannes Chrysostomus Wolgangus Theophilus Mozart. Boca de oro (Chrysostomus) y Amado de Dios (Theophilus). Buenas premoniciones para quien de verdad mostró ser amado por los dioses, que le otorgaron el don de que todo lo que saliera de su mente creadora se convirtiera en oro puro. Para una ciudad como Sevilla que le debe a Mozart el entrar en el Olimpo de la Ópera debería ser una obligación el celebrar cada año su cumpleaños mediante un maratón musical.

Ha tenido que ser (¡una vez más!) una iniciativa particular la que de manera desinteresada y a costa de su propio bolsillo nos regalase la posibilidad de escuchar lo más selecto de la música de cámara de Mozart. Y, además, de la mano de un plantel de excelentes intérpretes internacionales y nacionales, como es la filosofía artística de Andalucía Clásica.

Siranossian mostró su impecable técnica y su afinidad estilística en todas la obras en las que intervino, con su sonido matizado y su articulación capaz de ofrecer soluciones nuevas a pasajes mil veces escuchados (inicio del K 136, Menuetto del K 581). Sólido también Bustamante y estupendas ambas violas, sobre todo en el quinteto K 515, acompañadas del sobrio y eficaz chelo de Gnocchi.

Más afín al estilo Tsoy que un Kolesnikov de fraseo algo blando. Ruibérriz logró un bello y matizado sonido, con pinceladas ornamentales de gran gusto. Y soberbio Ramos con su poético legato.

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