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Nocturama | crítica

Bailar sentados no es bailar

  • El festival Nocturama terminó brillantemente en la noche del sábado con un abanico sin reglas formales de músicos como Icy Amane, los Hermanos Cubero y el Grupo de Expertos Solynieve

Grupo de Expertos Solynieve con los Hermanos Cubero y María San Miguel

Grupo de Expertos Solynieve con los Hermanos Cubero y María San Miguel / Óscar Romero

Tenía razón Quique Cubero con la frase que me ha servido de titular antes de presentar Consuelo, una mazurca para violín que no pudimos bailar como se merecía, igual que ocurrió antes cuando Icy Amane nos invitó a movernos en un perreo responsable, sin levantar el culo de las sillas, con su Intergalactic Queen, y también después, cuando solamente pudimos mover los brazos al compás de Claro y meridiano, las sevillanas reconstruidas por el Grupo de Expertos Solynieve.

Los Expertos granaínos lo hicieron todo bien en la noche del sábado, despidiendo el festival Nocturama de una forma tan brillante como se ha desarrollado este. Tuvieron un sonido tan perfecto que hasta podíamos entender lo que Jota cantaba, si bien es cierto que para entenderle en La nueva Reconquista de Graná del principio y Alegato meridional había que agudizar el oído. Pero desde Viento del nogal, la adaptación que hicieron del Hickory wind de Gram Parsons entre Jota y Manuel Ferrón, esta noche cantando también y haciendo sonar maravillosamente una guitarra acústica, todo lo apreciamos con la misma total naturalidad con que ellos fundieron la tradición del flamenco y el rock de Andalucía con los clásicos del country rock americano, de lo que tuvimos más buenas muestras porque continuaron con La balada de buscando mi destino, que es una reivindicación a los Byrds de la misma forma en que lo es la que hacen de Tom T. Hall en Así llegué a Granada, donde sustituyen la Memphis original por la ciudad andaluza, para su colaboración en el disco de los Hermanos Cubero, a los que invitaron a subir de nuevo al escenario para interpretarla con ellos, en uno de los momentos mágicos de la noche.

E hicieron bien la versión del Sureños silviano, que otras veces ha hecho torcer el gesto a los puristas de nuestra ciudad, con Victor Lapido pletórico a la guitarra toda la noche, desbordado en el Déjame vivir con alegría de Vainica Doble, con el que terminaron el set y guiando la tormenta instrumental del final de Tú, misionero de Dios, con Antonio Lomas aporreando su batería sin perder su sempiterna sonrisa y Miguel López acelerando su muñeca para que su bajo no dejase de apuntalar el sonido. La Reina de Inglaterra fue una obligada improvisación porque a todos se nos hacía corto el Nocturama.

María San Miguel con Roberto y Quique Cubero María San Miguel con Roberto y Quique Cubero

María San Miguel con Roberto y Quique Cubero / Óscar Romero

Los Hermanos Cubero, Quique a la guitarra y voz y Roberto a la mandolina, apoyados por la segunda voz y el violín de María San Miguel, repasaron su actual disco doble, del que fueron alternando piezas cantadas e instrumentales, comenzando con Llama encendida, de las primeras. Entresacaron Como mis pesares, un baile agarrao de pandereta, en el que sustituyeron esta por la guitarra rítmica a lo Neil Young, salvando las distancias y mejorando lo presente, la agridulce La boda y el entierro y La rama, de tradición extremeña. Solo una canción no fue de las nuevas, la tierna y melancólica Tenerte a mi lado, del disco anterior, que Quique dedicó a la memoria de su esposa.

La mitad instrumental tuvo vals, pasacalles, fox trot, mazurca, pasodoble, jotas e incluso una canción que después de mucho estudiar e investigar se sorprendieron cuando su madre comenzó a cantarla con letra porque resultó ser el cuplé Mala entraña, que Sara Montiel cantaba en La violetera. Memorables y divertidos, como siempre.

Icy Amane y DJ Sobe Icy Amane y DJ Sobe

Icy Amane y DJ Sobe / Óscar Romero

Este es un festival sin reglas formales, y así se demostró cuando abrió la noche Icy Amane, una chica muy joven, mitad choquera, mitad japonesa, que rapeó en un perfecto inglés que incluía muchas frases en castellano y lanzó speechs con un acento tan andaluz como los vamooo y ole que intercaló entre sus piezas, muy frescas y de marcada intencionalidad: Tu novio es un parguela y tú eres una hater, si te odias a ti misma no me eches la culpa a mi.

Icy fue todo un descubrimiento; dominó de igual forma sus incursiones por el lentito cloud rap de Legend, como por el boom bap de Hellgirl y el final, Icy’s world, fue una delicia crunk en la que ella exaltó sus propios valores: Soy la chica de tus sueños, voy a por el oro, tú no tiene el flow que tengo yo, ya te lo dije, cabrón, this is Icy’s world. Y no desentona en el trap urbano ni el rap de regusto a r&b, del que nos dejó buena muestra en Daydreamer. En el OK con que abrió mostró maestría en el uso del loop y nos arañó los oídos con el scratch con micro de Godzilla. Completa y contundente, como las bases que le lanzó DJ Sobe, propias de Icy junto a algunos otros productores de Huelva como la inquieta Pirámida. Nos dejó con una clara declaración de intenciones: Vamo' a vé si te enteras, que aquí soy la reina, y yo hago lo que quiera.

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