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Libros

Premios Ateneo de Sevilla: reformulaciones históricas en clave de 'thriller'

  • La editorial Algaida presenta las novelas de Ignacio del Valle, ganador de la edición de este año con 'Cuando giran los muertos', y de Guillem Santacruz, vencedor en la modalidad Joven con 'La conjetura de Reiner'

El escritor Ignacio del Valle, este jueves en el Ateneo de Sevilla.

El escritor Ignacio del Valle, este jueves en el Ateneo de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Un año más, y ya van 53, el Ateneo de Sevilla mantiene su compromiso con la literatura, con la narrativa más concretamente, con el fallo y publicación, a través de la editorial Algaida y con la colaboración de la Fundación Unicaja y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, de los premios de Novela Ateneo de Sevilla y Ateneo Joven. Unos veteranos galardones que este año han recaído en Ignacio del Valle, por Cuando giran los muertos, y Guillem Santacruz, por La conjetura de Reiner.

En su sede de la calle Orfila, el presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero, ha presentado presentado este jueves las obras ganadoras. El editor de Algaida, Miguel Ángel Matellanes, recordó que la colaboración entre la editorial y el Ateneo "se remonta a 1996, y desde entonces se concede el Ateneo Joven, que tantos nuevos autores nos ha permitido conocer y descubrir". Con respecto a las obras ganadoras de esta edición, Matellanes señaló que, "como viene siendo habitual, son novelas muy diferentes". Precisando que, por un lado, Del Valle "ha convertido la posguerra en materia novelesca, con una visión nueva" y que Santacruz ofrece "una obra donde Europa y la muerte son las grandes protagonistas".

Los títulos en este 2021 transitan por el mismo lugar por el que lo hace el gusto de buena parte de los lectores. Es decir, el thriller, el suspense, el misterio, el género negro, en definitiva, entendido ampliamente, como un cóctel en el que caben, administrados convenientemente, mil y un ingredientes. Como “cóctel narrativo” se puede clasificar la novela de Ignacio del Valle, Cuando giran los muertos. El asturiano afincado en Madrid, autor de amplia y reputada trayectoria, recupera –por sexta vez– a su personaje fetiche, el capitán Arturo Andrade, un ser "cruel, sensible y contradictorio al mismo tiempo", según el propio autor, así como a su fiel camarada, Manolete, en una historia en la que se entremezclan el exilio, espías y traficantes, el Caribe y mercenarios, política e intelectualidad, en un México que es "una forma de locura".

Guillem Santacruz, en la sede del Ateneo de Sevilla. Guillem Santacruz, en la sede del Ateneo de Sevilla.

Guillem Santacruz, en la sede del Ateneo de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Para Del Valle, que con anterioridad ha abordado en las novelas protagonizadas por Andrade "episodios muy importantes de la historia reciente española que, sin embargo, son muy desconocidos, como el traslado del Museo del Prado durante la guerra civil, la División Azul o los casos de bebés robados", en Cuando giran los muertos rescata las denominadas "expediciones culturales de 1949, que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Franco organizó para tratar de ofrecer otra imagen de España, y para ello fichan a una serie de escritores, como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Agustín de Foxá". Precisamente a partir de este último, Del Valle crea "al diplomático y escritor Félix Arcadia, que no deja de ser Foxá, un autor que siempre me ha interesado, y muy especialmente el personaje". Arcadia es secuestrado por republicanos españoles "y partir de ahí se inicia una persecución por buena parte de México, un país que me atrapó desde mi anterior novela, Coronado", explica el novelista.

Por su parte, Guillem Santacruz articula en La conjetura de Reiner una trama en la que la ciencia y la historia se funden en la reconstrucción de una teoría matemática que puede deparar cambios sustanciales en la sociedad. Miembro de la decimosexta promoción de la cordobesa Fundación Antonio Gala, Santacruz concede una especial importancia al trazado de los personajes, entre los que destaca Boris Keller, sobre el que se vertebra toda la narración. En La conjura de Reiner encontramos una lucha entre el amor, el horror y la muerte. Para el joven autor catalán, "el tema de la muerte tiene otra cara, que es la vida, que reivindico en mi novela, así como el conocimiento, el poder de las palabras y de la poesía o los valores democráticos".

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