Rafael Amargo | Bailaor

“En el flamenco hay mucho acomplejado”

  • El artista expone durante cuatro días en el Cartuja Center su baile más ‘Íntimo’, en un espectáculo “en el que siento que Sevilla me pone a prueba porque me exige bailar a pulmón”

El bailaor flamenco actuará los días 4, 5, 12 y 13 de julio en el Cartuja Center.

El bailaor flamenco actuará los días 4, 5, 12 y 13 de julio en el Cartuja Center. / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

En su conversación acelerada, Rafael Amargo intercala sin complejo alguno y con el mismo énfasis su opinión sobre la participación de Isabel Pantoja en Supervivientes y la crítica a la gestión de los ballets públicos. Por un lado, porque el artista hace tiempo que cruzó los márgenes de lo políticamente correcto y, por otro, porque sabe que su tendencia a la polémica, su versatilidad y sus inquietudes les sirven para llenar los teatros.

Su arte, dice, lo demuestra en escenarios como el del Cartuja Center donde el coreógrafo granadino estará los días 4, 5, 12 y 13 de julio con su lado más Íntimo.      

–En plena gira de su ambicioso espectáculo ‘Dionisio’, que lleva al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, recala en Sevilla con la esencia de su baile, ¿a qué se debe este impás?

–En este caso el proyecto ha sido un encargo, pero es verdad que me apetece mucho porque aquí no hay trampa ni cartón. Es cante, guitarra y baile. 

–Y a alguien tan dado a los grandes montajes ¿le asusta esta exposición?

–Mucho, porque no soy un bailaor como Farruquito, que baila por derecho. Yo necesito contar una historia y ajustarme a un personaje por eso estas propuestas me cuestan más, porque no son mi fuerte. Estoy acostumbrado a rodearme de otros artistas y apoyarme en recursos escénicos. En el Festival de Mérida, por ejemplo, tendré la suerte de contar como invitado en Dionisio con el reconocido pianista y cantante israelí Idan Raichel y llevo un montaje increíble porque sé que es una responsabilidad enorme, más siendo la primera vez que apuestan por un espectáculo que no es estreno. Pero, como digo, me asusta más lo del Cartuja Center porque me exige bailar a pulmón, de verdad. Siento que me ponen a prueba en Sevilla.

–En este sentido, ¿se identifica con la definición de bailarín, bailaor o artista?

–Me gusta más la de artista, lo que pasa es que puede quedar prepotente reconocerse así porque se ve como algo muy grande. Aunque a veces también se usa como algo peyorativo, cuando te dicen mira éste, que baila, pinta, diseña... pues sí, mira, resulta que lo hago todo.

–Porque el ser polifacético y mediático, ¿le ha castigado profesionalmente?

–Es que nunca he echado cuenta a estas críticas porque he entendido que los palos son una cosa normal. Eso sí, a veces me freno. Mi ropa, por ejemplo, sólo la vendo en Italia y no aquí porque sé que dirían, venga, lo que le faltaba.

–¿Siente que la cultura enfrenta el prestigio y la fama?

–Si es así tendrán que acostumbrarse a lo contrario. En otros países las estrellas de primer nivel participan en los realities y aquí ya ha empezado la Pantoja, muy dignamente. Seamos realistas, yo sé que me llenan los teatros por lo mediático que soy. La gente no paga una entrada por los premios que tengas.

"Lleno los teatros por lo mediático que soy. Nadie paga una entrada por los premios que tengas"

–En cierto modo es de los primeros flamencos que trabajó su marca personal, ¿hemos aprendido a hacer espectáculo de lo jondo?

–Al flamenco no le hace falta hacer nada más, es un arte noble que se vale por sí mismo. Pero, claro, yo llegué en la época de Joaquín Cortés, que entró de lleno en la moda, salió con Naomi Campbell...Y entonces recurrí a las artes plásticas. En mi primera rueda de prensa estuvieron Luis Gordillo, Rafael Canogar, Esperanza D’ors... los pintores y escultores que me interesaban. Algo más lento, pero más solemne. Luego ya me puse más farandulero y he sido un adelantado para muchas cosas que han sido criticadas y que luego han querido hacer otros.

–¿Para usted es posible hacer ahora un flamenco que se mire sólo a sí mismo?

–A ver, el flamenco ha evolucionado porque ahora se documenta y delega. Se llama a un escenógrafo, a un director artístico... y eso me encanta porque así surgen las cosas bonitas. Lo que pasa es que el flamenco termina por soportarlo todo, pero para mí lo maravilloso es cuando se juntan el talento, las ideas y la constancia. Ver al que ha leído y le suenan los pies. Como decía, sé que mi fuerte no es bailar por alegrías pero sí crear desde el baile.  

"El flamenco lo soporta todo, pero lo maravilloso es cuando se junta el talento, las ideas y la constancia. Mi fuerte no es bailar por derecho, sino crear"

–Luego está el negocio, ¿cuesta mucho rentabilizar el arte?

–Cuando tenía 18 años me tomaban por loco y desconfiaban de que pudiera llegar a algo y ahora consideran que no me hace falta ayuda. El caso es que no he trincado nunca porque de chico era un enterao y ahora creen que me sobra. Parece que sólo hay para los pobreticos y estoy harto de pobreticos.

–Precisamente, en estos momentos el Ballet Flamenco de Andalucía vive una absoluta indefinición desde la marcha de Estévez y Paños...

–Estas cosas me duelen porque si te dan esa oportunidad y esa responsabilidad tienes que ser un señor hasta el final. No entiendo que te den un cargo público y te vayas antes de tiempo. Y otra cosa que me duele mucho es que el dinero público se dé por perdido, porque de lo que se trata es de que eso revierta en positivo, que dé más ingresos y beneficios. Cuando me dieron el Generalife de Granada metí 43.000 espectadores e hice 700.000 euros en taquilla, la mitad beneficios. Ese año las ayudas al baile de la Junta de Andalucía se pagaron con mis tacones y jamás me llamaron para darme las gracias ni para ofrecerme nada. Los políticos llaman para la foto y para que hables, no para la subvención.  

"Me gustaría volver a mi tierra y hacerlo con la seguridad que merezco a estas alturas. Creo que podría aportarle mucho a la cantera joven de bailaores y hacer mucho por Andalucía"

–¿Qué le parece el nombramiento de Rubén Olmo como director del Ballet Nacional?

–Lo va a hacer muy bien porque es un caballero. Nosotros trabajamos juntos y él me ayudó mucho. Aunque ya no pone en el currículo que trabajó conmigo, igual le da vergüenza. En el flamenco hay mucho acomplejado y muchos prejuicios. En los conciertos de Alejandro Sanz o Manuel Carrasco es normal que colaboren otros cantantes y hagan cosas juntos, aquí no pasa.

–Mirando hacia adelante, ¿a dónde le gustaría llegar?

–Me gustaría tener la posibilidad de volver a la tierra donde nací y hacerlo con la seguridad que me merezco a estas alturas. Creo que podría aportarle mucho a la cantera joven de bailaores y hacer mucho por Andalucía. 

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