Santuario de lectores avisados

Xxxi feria del libro antiguo y de ocasión El sector hace frente a la crisis con estrategias digitales

Este lunes concluirá en la Plaza Nueva una cita cultural que cada otoño, durante 20 días, atrae a sevillanos y visitantes en torno a las lecturas con solera

Libros antiguos y de ocasión, muchos de ellos en lengua inglesa, en la caseta de la librería Trueque.
Libros antiguos y de ocasión, muchos de ellos en lengua inglesa, en la caseta de la librería Trueque.
Charo Ramos / Sevilla

06 de diciembre 2008 - 05:00

"Amarillean en las librerías; se rasgan en los almacenes; se despedazan en los archivos... ¡Pero no mueren!". Tal es la vida del libro, "que prosigue en el corazón del lector", según puede leerse en el texto escrito en 1934 por J.M. Mustieles para el gremio editorial barcelonés que ha reeditado en facsímil la XXXI Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla. Esta delicia bibliográfica es una de las novedades de la cita que se clausura el próximo lunes en la Plaza Nueva, junto con Curiosidades sevillanas, de Alfonso Álvarez-Benavides, un libro que prologó el profesor Alberto Ribelot, fallecido en diciembre del año pasado, al que así se rinde homenaje.

Salvador es un politólogo que este año ha adquirido por primera vez ejemplares en la Feria del Libro Antiguo. "Fui a la Plaza Nueva a ver las esculturas de Rodin y terminé comprando media docena de clásicos de la literatura rusa", confiesa. Como él, muchos usuarios del Metrocentro o el Sevici se han asomado con curiosidad a alguna de las 24 casetas que ofrecen, desde el pasado 21 de noviembre y hasta el próximo lunes, la mejor selección de la ciudad en libros con solera.

El frío y la humedad han cubierto de guantes y bufandas el paisaje humano que ronda los puestos. Hay diez librerías sevillanas, como Trueque (que abre sus puertas en el Pasaje de Vila) o Los Terceros (en la plaza de igual nombre); otras proceden de Cádiz (caso de Raimundo, una de las más concurridas), de Santander, de Málaga (cuyos mostradores cuentan con una excelente provisión de libros ingleses) o de Valencia, como ocurre con la librería Laia, que este año debuta en la Feria. Su propietario, J. Ignacio Caballero Marzal, se muestra cauto a la hora de emitir un balance dos días antes de echar el cerrojo pero está "prácticamente seguro de volver" el año que viene. "Esta Feria tiene un ritmo traquilo y un ambiente agradable", declara. Más allá, los tres expositores de la Diputación, el Ayuntamiento y la Universidad hispalense vuelven a poner en circulación títulos como el catálogo de la exposición de Helen Lewitt que organizó la añorada Fundación Luis Cernuda.

Los libreros sevillanos se muestran más sensibles que los cántabros y valencianos a las condiciones climatológicas y achacan al frío, más que a la crisis, el descenso de ventas en horario matinal. "Por suerte este año no ha llovido apenas y este emplazamiento es mejor que el de la Plaza de San Francisco, aunque estemos sobre uno de los mayores pozos de agua no potable de la ciudad, lo que acrecienta la humedad", recuerda un cliente fiel.

Todos ellos, sin embargo, confían en despedirse con un sensible incremento de las ventas a partir de hoy y durante todo el Puente de la Inmaculada, superando las 250.000 visitas del año pasado. "El libro resiste a la crisis mucho mejor que el ladrillo", declara serenamente Milagrosa Díaz, la presidenta de la asociación organizadora de esta Feria. En su librería, Sur, la música de jazz caldea el ambiente y anima a curiosear entre anaqueles que guardan secretos como una primera edición de La oscura historia de la prima Montse con la que festejar el Premio Cervantes concedido a Juan Marsé.

"No puede hablarse de un mal año aunque la crisis se nota. Prueba de ello es que se vende mucho más la novela de mostrador que los volúmenes de estantería, donde ubicamos las ediciones más antiguas que demandan los coleccionistas", continúa Milagrosa. Pero si hay una novedad a la que todos se refieren es a la generalización de la venta de sus catálogos por internet. "La mayoría de nuestros clientes compra y nos consulta a través de la web. Aunque, cuando van a decidirse a comprar, si el libro es especialmente antiguo o singular, procuran venir a verlo para comprobar todas sus características", explican los libreros cántabros.

Para Milagrosa Díaz, es importante que los coleccionistas impulsen el despegue del portal que agrupa a la mayoría de libreros españoles (www.uniliber.com), ya que "el mercado está copado por iberlibro.com que empezó siendo de aquí pero ha sido absorbido por la multinacional Amazon".

Mañana, el grupo teatral Piratas de Alejandría ofrecerá una nueva sesión de cuentacuentos, esta vez dedicada a la Generación del 27. Y de vuelta a casa, los bibliófilos pueden seguir mimando su pasión en la web (www.libroantiguosevilla.es) de la Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla.

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