El Teatro Central recibe el alegato contra los purismos de Akram Khan
El creador británico de origen bengalí regresa por tercera vez al escenario de la Isla de la Cartuja con su último trabajo coreográfico, 'Vertical Road' · En esta pieza, el autor retorna a la danza sin narraciones
Akram Kham, la joven promesa de la danza internacional que llegaba por primera vez al Teatro Central de Sevilla en diciembre de 2004, para presentar su trabajo Ma, regresa convertido en uno de los creadores más aclamados de la actualidad. Como otros artistas treintañeros del momento -Sidi Larbi Cherkaoui o Rachid Ouramdane, entre otros-, Khan ha tenido la suerte de crecer a caballo entre culturas muy diferentes. En su caso, entre las corrientes occidentales más underground que se dan cita en su Londres natal y las tradiciones culturales y, sobre todo, musicales y dancísticas, de su familia bengalí.
Sus inicios, con tan solo 7 años, en la danza kathak, su intervención siendo aún adolescente en la pieza teatral El Mahabharata de Peter Brook, uno de los grandes monumentos teatrales de los últimos tiempos, o su paso por la escuela P.A.R.T.S. que dirige en Bruselas Anne Teresa de Keersmaeker (directora de la compañía Rosas) no son más que algunos aspectos de su trayectoria que pueden hacernos comprender su perfil como creador: riguroso, respetuoso del clasicismo, pero sin prejuicio alguno a la hora de indagar en las diferentes culturas y de buscar la colaboración con otras manifestaciones artísticas. Al fin y al cabo él, como otros mestizos de la danza o del teatro-danza contemporáneos, tiene muy claro que la pureza en las artes no es más que un concepto vacío de auténtico contenido, como demuestran las numerosas contaminaciones que presentan las músicas y, sobre todo, las danzas llamadas clásicas de los distintos países, entre las cuales se encuentra el flamenco.
Este espíritu que ahora se denomina intercultural ha llevado a Akram Khan a acometer los trabajos más diferentes. Entre éstos destacan algunos dúos, como el que formó con la bailarina Sylvie Guillem; el que lo unió a la carismática actriz Juliette Binoche -con la que ha recorrido numerosos teatros de todo el mundo- y el premiado Zero degrees, un original trabajo compartido con Sidi Larbi Cherkaoui, bailarín y coreógrafo belga de origen marroquí al que hemos podido ver en la última Bienal de Flamenco, bailando junto a la bailaora María Pagés.
En un formato más amplio, Khan se ha atrevido a coreografiar para formaciones tan emblemáticas como el Ballet Nacional de China, cuyo trabajo, Bahok, se pudo ver también en Sevilla en marzo de 2008, mientras sigue reuniendo en su propia compañía, nacida en 2000, artistas procedentes de todos los puntos del planeta.
Vertical Road, la pieza que llega esta noche al Central tras su paso por el Mercat de les Flors, sutiene de nuevo a la danza como centro absoluto, dejando un poco de lado los textos y los diálogos, a veces puras onomatopeyas rítmicas, que suele incluir en sus propuestas. Con bailarines de países tan distintos como Egipto, Taiwán, Corea del Sur, Grecia o España -con la catalana Eulàlia Ayguadé-, Khan ha intentado, según sus palabras, "abandonar esa corriente horizontal que a menudo me arrastra y en la que el tiempo pasa tan rápido que los seres humanos tenemos incluso que acelerar la respiración para poder sobrevivir". Y lo hace para iniciar, como los ángeles, una ascensión, un Camino vertical común a casi todas las religiones, que eleva al hombre a la espiritualidad.
Como en otras ocasiones, Akram Khan ha contado también en esta ocasión con la música original de Nitin Sawhney, uno de los Dj, compositores y productores más cotizados del momento.
Teatro Central. Vertical Road (El camino vertical). Días 25 y 26 de marzo. 21:00 horas. 15 Euros.
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