Sin un destinatario, sostiene María González, directora del Mes de Danza, el acto creativo se hace estéril. Un coreógrafo necesita que el movimiento encuentre un eco en quien lo observa: que éste baile por dentro, quese emocione. Por eso, y porque esta manifestación artística "no tiene un público mayoritario, pero sí fiel, quien se engancha a la danza ya es para toda la vida", el Mes de Danza dedica a los espectadores su edición número 22, que se celebra del próximo jueves al 8 de noviembre.

Una convocatoria que entre otros espacios singulares incorpora el Monasterio de San Jerónimo, el Centro Cerámica Triana o el tablao El Patio Sevillano, y que inaugurará este jueves la uruguaya Tamara Cubas en el primer trabajo que presenta en España. Multitud, que interpretará en la Plaza de San Francisco, ilustra su reflexión sobre los conceptos de masa y multitud con la participación de 50 estudiantes de la Escuela Superior de Arte Dramático.

La alianza con la ESAD es la primera de las colaboraciones de un Mes de Danza en el que abundan, como es habitual ya en la cita, las sinergias. Carta blanca, un ciclo que empieza este año, quiere "crear puentes" con iniciativas de otras comunidades autónomas y ha encargado al centro L'animal a l'esquena, fundado por María Muñoz y Pep Ramis, que plantee una pequeña programación dentro de la cita. Marta Izquierdo (el martes 3 de noviembre en el Quintero con Admirando la cheikha), Albert Quesada (el sábado 7 en La Fundición con Solos Bach and Gould), Olatz de Andrés (en las setas y en el Metro de Puerta de Jerez, el 30 y el 31 de este mes) están entre los atractivos de esa oferta en la que destaca la propia María Muñoz y su compañía Malpelo, que en Siete lunas (Maestranza, 4 y 5 de noviembre) propone un diálogo entre la coreógrafa y el cantaor Niño de Elche, cada vez más integrado en el lenguaje de la danza contemporánea.

Otra contribución destacable es la de la Red de Espacios A Cielo Abierto, que promueve la danza en espacios no convencionales y que contempla las piezas de Lali Ayguade (San Jerónimo, día 1; Polígono San Pablo, Plaza Amanecer, lunes 2); La Kor'sia (también en la Plaza Amanecer el 2) y Physical Momentum Project (Torre de los Perdigones, 31; San Jerónimo, día 1). Dos propuestas llaman la atención en este apartado: la presencia del Premio Nacional Daniel Abreu (en la Universidad, el 30, y en la Puerta de Jerez, el 31; esa noche, el coreógrafo también presentará su espectáculo Silencio en La Fundición) y la experiencia social que se ha desarrollado en el Polígono de San Pablo, donde vecinas del barrio han grabado un entrañable vídeo en el que interpretan una coreografía.

La programación en teatros contempla, entre otros espectáculos, el estreno de Surrender (La Fundición, días 4 y 5), un solo de Rocío Guzmán del que ya esbozó algunas claves el año pasado, cuando se mostró en Creaciones en proceso -esta edición serán Natalia Jiménez y Jorge Gallardo, con La obra vacía, y Melisa Calero con Nostalgia, un principio sin final quienes compartan su work in progress-. Junto a Guzmán, entre los coreógrafos andaluces destaca Raquel Madrid, que celebra los diez años de su compañía, 2Proposiciones, con Hay cuerpos que se olvidan, un montaje que se representará en el Maestranza (29 y 30 de octubre) y para el que se ha apoyado en la dramaturgia de José Francisco Ortuño. Además, entre otras citas, las Hermanas Gestring, el dúo formado por Laura Morales y Greta García, darán rienda suelta a su humor desenfadado en Ese de ahí te va a matar, que interpretan el lunes 2 en el tablao El patio sevillano; y Álvaro Frutos reúne en Mirra (Teatro Central, 3 y 4) a tres bailarines, él entre ellos, para ahondar en la fallida, pero también gozosa, naturaleza humana.

El nuevo Mes de Danza,que no renuncia ni a su vertiente formativa -desarrolla cuatro talleres- ni a dirigirse a los espectadores más pequeños -lo hace con ¿Cuál es mi nombre?, de Date Danza, en el Teatro Alameda del 29 al 1-, se cerrará con ¡Ahora bailo yo!, una fiesta que promueven, el domingo 8 en el Quintero, Juan Luis Matilla y el dúo Los Voluble. El propósito, "aprender a bailar todos los bailes del mundo" junto a ese público fiel que cada año cierra el Mes de Danza sumándose a las coreografías.